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Félix Ramón Lemaur de la Muraire

Biografía

Lemaur de la Muraire, Félix Ramón. Bembibre (León), 30.VIII.1767 – ?, p. t. s. XIX. Ingeniero militar.

Hijo de Carlos Lemaur Burriel, ingeniero militar francés al servicio de la Corona española, y de Juana de Lamurere Colart, estudió Ingeniería, como hicieron también sus hermanos: Manuel, Francisco y Carlos.

Su trayectoria profesional comenzó en 1774, colaborando con su padre en la “apertura del camino entre La Carolina y Sta. Cruz de Mudela, por el escabroso paso de Despeñaperros”, así como en el megalómano proyecto del conducto que enlazaría “la sierra de Guadarrama con el océano”, desde 1785 a 1793.

El día 13 de agosto del último año citado, se trasladó a Cuba para dirigir la reparación de la línea de salvaguardia del fondeadero de Jagua, asociándose para ello con su hermano Francisco. Trabajaron, también, en un canal navegable y de irrigación que atravesaría la isla desde el puerto de La Habana al “surgidero de Batabanó y de otro para llevar las aguas del río Mayabeque a La Habana, Plano del codo del Canal de la bahia de Jagua, delante de la puerta de Pasacaballos en La Habana. Aunque estos proyectos no llegaran a realizarse, el estudio topográfico y los extraordinarios mapas sirvieron en 1837 para que se diseñara el primer ferrocarril de Hispanoamérica desde La Habana a Bejucal.

En el siglo XVIII se realizaron grandes expediciones científicas y la nueva dinastía en España no podía dar la espalda al espíritu que signaba la centuria. La Corona española nombró por Real Orden del 31 de julio de 1796 una comisión presidida por el Mariscal de Campo y Subinspector General de las tropas de Cuba, Joaquín de Santa Cruz y Cárdenas, Conde de Santa Cruz de Mopox, conocida como Expedición del Conde de Mopox o por Real Comisión de Guantánamo, que arribó a Santiago de Cuba el 3 de febrero de 1797. Su misión era la de reconocer numerosos lugares y fundar poblaciones, entre otros objetivos, y además, según el gobernador: averiguar las tierras realengas existentes en la jurisdicción y particularmente en la bahía de Guantánamo para donarlas a los primeros pobladores que debían establecerse en esa zona. Su resultado se plasmaba en 1802, en trece cuadernos manuscritos remitidos a la metrópoli. Entre los participantes destacaron por sus trabajos geográficos y cartográficos Juan Tirry (capitán de fragata), Antonio López Gómez, y los hermanos Francisco y Félix Lemaur, entre otros, de cuyas comisiones emergieron más de cien mapas y planos.

En reconocimiento a los servicios prestados, el 3 de julio de 1802 se le concedió el grado de teniente coronel (los oficiales de Ingenieros y Artillería podían ascender en tres escalas: la de su Cuerpo, por antigüedad, y por méritos en las de Grado del Ejército, y efectivo en el mismo).

La firma del tratado de San Ildefonso (Segovia) por Francia y España, el 16 de agosto de 1796, desencadenó un conflicto armado con Gran Bretaña que se prolongaría durante cinco años, y en el que Félix tomó parte activa. Su meritoria intervención hizo que fuera propuesto para coronel el 17 de julio de 1804.

En 1813 se le encomendó que cartografiase el área de crecimiento urbanístico situada a extramuros de La Habana y que acometiese la mejora de sus defensas “desde rio de Jaruco al puerto de Bahia-Honda”.

Prosiguiendo con el relato cronológico de los acontecimientos, se sabe que en 1817 fue destinado a la rada de Mariel, trazando en el bienio posterior el mapa topográfico del lugar y de su entorno más inmediato. En ese sentido, en 1819 levantaba los planos: Plano del puerto de Mariel, de los terrenos que lo circundan y del interior de la isla al sur de él, hasta el camino real de San Marcos, en 3 hojas; Plano de la población proyectada para el puerto de Mariel, situada en la parte este de su entrada, en 2 hojas; Plano hidrográfico del puerto de Mariel, en 2 hojas; Plano del pueblo de Mariel y del terreno inmediato hasta donde puede extenderse entre la villa del mar y el pie de la loma de la Vigía; Plano topográfico de las inmediaciones de Mariel que comprende la costa a su entrada hasta Cerro Guajabén y Costa de Dominica al Oeste, cuya extensión es de cuarenta leguas en los pueblos, haciendas, ríos, caminos y demás accidentes notables del terreno, manifestando la población y baterías proyectadas y el camino que se dirigirá a La Habana.

Por comisión del capitán general de Cuba, Nicolás Mahy, en 1821 viajó a Nueva España (México) para fijar los límites fronterizos con Estados Unidos, revisión territorial que finalmente no pudo llevarse a cabo al triunfar el 27 de septiembre el movimiento de emancipación de este virreinato.

Su carrera como dirigente comenzó el 20 de marzo de 1825, cuando el nuevo capitán general de Cuba, Francisco Dionisio Vives y Planes, lo nombró gobernador político y militar interino de la ciudad de Trinidad y de las villas anejas, cargo que, a tenor de las fuentes escritas, desempeñó con “prudencia, juicio y acierto”. Idéntico criterio cabe argumentar sobre su proceder en la colonia Fernandina de Jagua. Félix estuvo vinculado al proceso de modernización de Cuba, pues en 1829 y 1834 trazó el plano de la isla y el de su capital, La Habana: Plano de la plaza de La Habana en que se señalan las obras de fortificación existentes, edificios militares y civiles de las cercanías de la misma, y ejecutó diferentes comisiones y obras entre los años 1835 y 1837. De igual forma, en esa época, Félix realizaba un estudio para la “Zanja Real de La Habana”, acueducto trazado para conducir el agua a la capital de la isla, que sufría un grave deterioro. Aportaba un nuevo proyecto de gran extensión, exhaustivo, con análisis de todos los problemas, limpieza de fondos, origen de filtraciones, etc., con un cálculo del coste de los trabajos, alcanzando unos 23.000 pesos. Resultaba un trabajo de once planos sobre los distintos aspectos de la totalidad de la Zanja Real, tanto de la embocadura, su represa y toma de agua, como de compuertas giratorias, planta de desagüe, estacadas para detener riadas, malecones y detalles varios.

El 26 de julio de 1834 solicitó a la reina Isabel II (1833-1868) el ascenso a brigadier.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General Militar (Segovia), Secc. 1.ª, leg. L-577.

H. Capel et al., Los Ingenieros Militares en España. Siglo XVIII. Repertorio biográfico e inventario de su labor científica y espacial, Barcelona, Publicaciones y Ediciones de la Universidad, 1983; De Palas a Minerva, Barcelona, Serbal - Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), 1988; J. López Muiños, Algunos aspectos de la Ingeniería Militar española y el Cuerpo Técnico, Madrid, Ministerio de Defensa, 1993; M. G. Cano Révora, Cádiz y el Real Cuerpo de Ingenieros Militares (1697-1847). Utilidad y Firmeza, Cádiz, Servicio de Publicaciones de la Universidad, 1994; M. I. Olano Pastor, Carlos Lemaur y sus proyectos de renovación tecnológica de la siderurgia en el Bierzo (1764-1778), Bembibre, 2006 (inéd.); I. Balboa Navarro y G. Cabrera Prieto, “Descubrir y usurpar. La otra cara de la Expedición de Mompox”, en Millars: Espai i historia, 31 (2008), págs. 49-63; C. Laorden Ramos, Obra Civil en Ultramar del Real Cuerpo de Ingenieros, Madrid, Ministerio de Defensa, 2008, 2 vols.; J. Macle Cruz, “El eco de cartas y mapas en los caminos de la memoria”, en Terra Brasilis, 4 (2015).

 

Manuel I. Olano Pastor