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Martín Ponce Pérez

Biografía

Ponce Pérez, Martín. ¿Calatayud (Zaragoza)?, p. m. s. XIV – Monasterio de Piedra (Nuévalos), c. 1411. Monje cisterciense (OCist.), XXX abad del Monasterio de Piedra, consejero de Pedro IV, Juan I, Martín I y Benedicto XIII.

El abad Martín Ponce debió de nacer en algún lugar cercano a Calatayud, en fecha ignota de la primera mitad del siglo XIV. Se le cita en los documentos de modo indistinto como Martín Pons, Martín Ponce, Martín Ponç, Martinus Pontii, Martín Ponz y Martín de Poncio. Consta que fue hijo de Pascual Ponçe de Épila y de María Pérez Rufas.

Después de haber profesado como monje cisterciense en el Real Monasterio de Santa María de Piedra, hacia mediados del siglo XIV, fue nombrado prior de Santa María de Cilleruelos en Peralejos (Teruel) hasta su elección como abad en fecha incierta de los tres primeros años de la década de 1370. Aunque en los abadologios antiguos del Monasterio de Piedra se le computa como XX, XXVI o XXIX abad, recientes investigaciones han demostrado que fue, en realidad, el XXX abad de Piedra. Hasta hace poco tiempo, se creía que Ponce gobernó Piedra por espacio aproximado de dieciséis años, entre 1390 y 1409. Aunque no se ha podido precisar cuándo fue electo como abad perpetuo, consta documentalmente que lo era ya en 1373 y que hubo de morir en fecha posterior a 1411, de modo que ha de ser considerado uno de los abades más longevos de Piedra, pues gobernó el monasterio durante treinta y ocho años consecutivos y aún puede que lo fuera por más tiempo dado que no consta exactamente cuándo tomó posesión del abadiato y se ignora la fecha exacta de muerte.

La tábula abacial de Piedra le asocia a la fecha de 1361 sin que se sepa por qué. En 1373, a solicitud de Pedro IV el Ceremonioso, el abad Ponce envió una mula a Barcelona, para que formara parte del séquito que había de llevar al primogénito (futuro Juan I) a contraer matrimonio en Perpiñán con Matea de Armagnaque.

Consta que Martín Ponce fue representante en las Cortes de 1377 por el brazo clerical de Aragón y consejero de Pedro IV y de Juan I. En 1392 logró que el obispo de Tarazona diera orden de restituir al Monasterio de Piedra cuantos bienes le hubieran sido injustamente arrebatados sopena de excomunión y censuras. El obispo de Valencia, en 1399, a instancias de Ponce, delegó su jurisdicción y nombró jueces subconservadores del Monasterio de Piedra al abad de Monte Aragón, a los priores de la Basílica del Pilar en Zaragoza, de la iglesia del Santo Sepulcro en Calatayud (que lo era por entonces fray Martín de Alpartir) y de la iglesia de San Benito de Calatayud.

El Papa Luna había dado al Monasterio de Piedra, a instancias del rey Martín I el Humano, la rectoría de la iglesia parroquial de Baguena, que había sido detentada por Berengario Morandelo desde hacía veinte años sin residir en la parroquia, que era mal atendida por un vicario conductivo. Esta situación provocó un pleito que concluyó con la emisión de tres sentencias.

La última, dada por Benedicto XIII el 28 de febrero de 1398, desposeía a Berengario de la rectoría y la daba al Monasterio de Piedra, cuyo abad Ponce tomó posesión personalmente de la silla rectora el 11 de mayo de 1409. En el último período de su prelacía, el abad Ponce fue consejero de Martín I y se convirtió en uno de los más importantes colaboradores de Benedicto XIII, el Papa Luna. Tras su muerte, fue enterrado en la sala capitular del Monasterio de Piedra.

Se tiene noticias de algunos de los posibles familiares laicos del abad Ponce. En 1405, María Pérez de Rufas, viuda de Pascual Pons, posible hermano del abad Ponce, domiciliada en Calatayud, compró una tumba en el Monasterio de Piedra e hizo testamento a favor de Piedra, razón por la cual, se considera al abad Martín Ponce natural de Calatayud, ciudad donde estaba domiciliado el notario Juan Ponce o Poncio, que escrituraba muchos de los documentos de fe pública de Piedra en aquellos años, posiblemente familiar del abad.

Durante su prelacía, se documentan algunas obras importantes en el refectorio y en el dormitorio común del Monasterio de Piedra, consecuencia probable de la necesaria reconstrucción del edificio (que debió de quedar muy deteriorado después de la Guerra de los dos Pedros) y de la generosidad del Papa Luna (que dio a los cistercienses de Piedra importantes cantidades de dinero en 1411, figurando los escudos de ambos prelados en ciertas partes del edificio).

En el año 1390, bajo la prelacía del abad Ponce, se consagró el retablo relicario que guardaba el Sacro Dubio de Cimballa, la más importante de las reliquias que hubo en el Monasterio de Piedra, cuyo mueble en forma de tríptico relicario se guarda hoy en la Real Academia de la Historia y se atribuye a los pintores y entalladores Juan y a Guillén de Leví. Su escudo muestra sobre esmalte azul o rojo, en dorado, tres peras de agua, asociadas a un báculo abacial terminado en una flor de lis, que no corresponde a su linaje como miembro de la familia Pons, sino a su condición de prior de Santa María de Cilleruelos en Peralejos (Teruel).

 

Bibl.: J. Zurita, Anales de la Corona de Aragón, t. II, Zaragoza, Simón de Portonariis, 1585, lib. 10, cap. 16; J. Finestres y de Monsalvo, Historia del Real Monasterio de Poblet [...] su autor el R. P. M. D [...], t. II, Cervera y Barcelona, José Ph. Barber, 1752, pág. 149; L. López Ballesteros, Discurso leído a la Real Academia de la Historia por su Director al concluir el trienio de su dirección en 1852, Madrid, Real Academia de la Historia, 1859, pág. 42; V. de la Fuente, España Sagrada. Las Santas Iglesias de Tarazona y Tudela, t. L, Madrid, José Rodríguez, 1866, cap. XXV, págs. 255-257; J. A. de los Ríos y Padilla, “Gran Tríptico-relicario del Monasterio de Piedra en Aragón”, en Museo de Antigüedades, vol. VI, Madrid, José Gil Dorregaray, 1875, págs. 307-351; “Tríptico relicario del Monasterio de Piedra en Aragón”, en Monumentos arquitectónicos de España, Madrid, José Gil Dorregaray, 1877; V. Balaguer, El Monasterio de Piedra: su historia, sus valles, sus cascadas, sus grutas, sus tradiciones y leyendas, Barcelona, Librería de Juan y Antonio Bastinos, 1882, pág. 24; D. Yáñez Neira, “Piedra” (monasterio), en Q. Aldea Vaquero, T. Marín Martínez y J. Vives Gatell (dirs.), Diccionario de la Historia Eclesiástica de España, vol. III, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Enrique Flórez, 1973, pág. 1621; O. Cuella Esteban, “El Arcedianado de Calatayud durante la titularidad de Pedro de Luna”, en VV. AA., Simposio Nacional de ciudades episcopales. 1982, Tarazona, 1987; C. de la Fuente Cobos, La vida económica del Monasterio de Piedra en la primera mitad del siglo XIV, tesis doctoral, Universidad Complutense de Madrid, 1993 (inéd.); A. I. Lapeña Paúl, “Pedro Martínez de Luna y los monasterios Aragoneses”, VI Centenario del Papa Luna 1394-1994. Jornadas de Estudio del Centro de estudios Bilbilitanos, Calatayud, Centro de Estudios Bilbilitanos-Institución Fernando el Católico, 1996, págs. 45-77; A. I. Pétriz Aso y A. Sanmiguel Mateo, “Las armas de Benedicto XIII en el Monasterio de Piedra”, en VV. AA., VI Centenario del Papa Luna. 1394- 1994, Calatayud, Centro de Estudios Bilbilitanos-Institución Fernando el Católico, 1996, págs. 263-277; A. Sanmiguel Mateo, Torres de ascendencia islámica en las comarcas de Calatayud y Daroca, Calatayud, Centro de Estudios Bilbilitanos- Institución Fernando el Católico, 1998, pág. 461; J. M. Pita Andrade, “Tríptico relicario del Monasterio de Piedra”, en Tesoros de la Real Academia de la Historia, Madrid, Real Academia de la Historia, 2001, págs. 78-88 y 251-252; O. Cuella Esteban, Bulario Aragonés de Benedicto XIII. La curia de Avigñon (1394-1403), Zaragoza, Instituto Fernando el Católico, 2003, pág. 253; J. Eiroa Rodríguez, Real Academia de la Historia. Catálogo del Gabinete de Antigüedades. Antigüedades Medievales, Madrid, Real Academia de la Historia, 2006, págs. 165-168.

 

Herbert González Zymla

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