Vilaplana i de Berenguer, Antoni de. Lérida, s. XVII – XVIII. Juez de la Real Audiencia de Cataluña.
Procedía de una familia de reconocidos juristas que destacaron al servicio de la Corona. Su abuelo, el doctor Lluís Vilaplana, fue juez de apelaciones de las causas de los jueces de tabla de la ciudad y veguería de Lérida mediante un real privilegio que le fue otorgado en Monzón a finales de 1585. El doctor Josep Vilaplana, su padre, fue nombrado visitador del General de Cataluña. El doctor Antoni de Vilaplana y de Berenguer se casó con Caterina Portas y Torró, la cual implicaba que Francesc Comes y Torró, regente del Consejo de Aragón, era cuñado suyo. Su proceso de ennoblecimiento fue imparable. Si en 1670 había conseguido la condición de caballero, en marzo de 1694 alcanzaba la de noble. Su proyección social era muy satisfactoria al comienzo del reinado de Felipe V. Y su hijo, Manel de Vilaplana i Portas, fue un protagonista relevante en las Cortes de 1701 y 1705.
Ocupó la cátedra de Prima de la Universidad de Lérida y sus cualidades profesionales se consolidaron cuando consiguió el oficio de asesor de la Diputación y posteriormente el oficio de juez de reclamos. Se sabe que fue baile y veguer de Barcelona. Y en 1679, cuando aún le faltaba una década para acceder a la Real Audiencia, publicó un escrito titulado Proposiciones cristianas y políticas. También escribió un tratado titulado De brachio militari et pristina nobilitate Gotholanorum en 1684. Comentó la obra de Lluís de Peguera sobre los luismos con el título Illustrationes feudales et emphiteuticales; y además anotó el Ordus judicarius de A. de Ripoll.
El doctor Antoni de Vilaplana y de Berenguer tuvo un cómodo acceso a la Real Audiencia, ya que en la consulta previa a su nombramiento de juez de lo penal consiguió encabezar las ternas elaboradas por las tres salas de la Real Audiencia, por el virrey, marqués de Leganés, y por el Consejo de Aragón. No siempre sucedía que un organismo, como el Consejo citado, elaborara una terna mimética a las anteriores. Distintas fueron las circunstancias que rodearon su elección para la plaza de oidor de la sala del regente. En esta ocasión ni las tres salas de la Real Audiencia ni el virrey, duque de Medina Sidonia, le incluyeron en sus propuestas. Ante este hecho, el Consejo de Aragón se esforzó en justificar su argumentación que se basaba en la necesidad de promocionar a los jueces de lo penal. Además, el Consejo está muy satisfecho de la actividad profesional del doctor Antoni de Vilaplana y de Berenguer. Hacia 1691, cuando ya llevaba cuatro años como juez de lo penal, elaboró un interesante memorial en que relataba muchas de las dificultades vividas por la Real Audiencia, incluyendo la problemática vivida por la revuelta campesina de los Gorretes. Comportamiento que de una forma u otra debía estar influenciado por el regente Francesc Comes y Torró, cuñado del doctor Antoni de Vilaplana y de Berenguer. Ante los acontecimientos que vivía el Principado a principios del siglo XVIII y que conducirían a la Guerra de Sucesión, optó por defender la causa austracista, lo cual le enfrentó, como otros colegas suyos, con las autoridades borbónicas catalanas.
Fuentes y bibl.: Archivo Histórico de Protocolos de Barcelona, Francisco Torres (mayor), Liber primus capitulorum matrimonialium, 1662-1670: capítulo matrimonial, sin fecha, fol. 64; Liber primus testamentorum, 1702-26: testamento (19 de diciembre de 1705), fol. 56; Archivo de la Corona de Aragón, Consejo de Aragón, leg. 226, doc. nº 41; leg. 226, doc. nº 1.
M. González Fernández, “Barcelona i la vint-i-quatrena de corts a les corts de montsó de 1598”, en Pedralbes: Revista d'historia moderna, 13, 1 (1993), págs. 299-308.
Miguel Ángel Martínez Rodríguez