Ferrer, Gerónimo. Génova (Italia), ú. t. s. xvi – ?, p. m. s. xvii. Ceramista.
Se le cita por primera vez en Zaragoza en 1631, presentándose como “oficial de Talavera, natural de Génova”. En esta fecha firmaba una capitulación y concordia con el escultor Raimundo Senz, por la que se comprometía a trabajar en su casa a lo largo de los cuatro años siguientes en su “oficio de Talavera”, ajustándose una indemnización de 2.000 sueldos jaqueses en caso de ser despedido sin causa justa. Senz se obligaba a avanzarle cuantos materiales y dinero necesitara para su trabajo, hasta que obtuviese beneficios de él, momento en el que Ferrer le devolvería cuanto le hubiere adelantado, repartiéndose a partir de entonces las ganancias. El documento preveía que la sociedad pudiera tener una duración temporal mayor, pues se pactaba que —en el caso de que el genovés no pudiera quedarse en Zaragoza más tiempo del inicialmente fijado— enviaría en su lugar a otro “oficial perito desde Génova”. Por su parte, el escultor Raimundo Senz habría de trabajar poco después en el convento de San Agustín de Zaragoza (1634-1645), donde debió de coincidir con el vajillero albisolense Juan Baptista Conrado, que —tal como consta en la documentación— también recibió algún encargo de cerámica para el recinto conventual.
Otras noticias de archivo parecen corroborar la continuidad de este obrador por medio de otros miembros de la familia Ferrer llegados desde la Liguria, pues en los libros parroquiales de las iglesias de la Magdalena y de San Miguel de los Navarros aparecen reseñados algunos bautizados con este apellido que cuentan entre sus padrinos con otros italianos. Así, en la primera iglesia citada recibía las aguas bautismales, en 1633, “Vicente Ferrer, hijo de Vicente Ferrer y Catalina Romanos”, contando como madrina a “Gerónima Gentigroz (o G. Gentil Grosso) y a Pedro Sanz de Villanueva”, en tanto que en la segunda era bautizada, en 1636, “Catalina, hija de Juan Ferrer y Catalina Aissa”, repitiendo la madrina anterior y teniendo como padrino a Julián Corrales (seguramente por Conrado)”.
Gerónimo Ferrer forma parte, pues, del grupo de ceramistas italianos (los Conrado, Espotorno, Forzán, Grosso, Isola, Magenta, Michela, Minardo, Morraglia, Odón y Picón) procedentes de la Liguria (Albisola, Génova y Savona) que se establecieron en Aragón a partir de fines del primer cuarto del Seiscientos, aprovechando la falta de alfareros en sus obradores por la expulsión de los moriscos que habían monopolizado este oficio hasta 1610. Usó, como todos ellos, el apelativo de “maestro de hacer vajilla de Talavera”, que aludía a su dominio de la técnica de la loza fina, produciendo en la capital aragonesa la misma vajilla que antes había obrado en Génova. Su producción influyó en los alfares aragoneses, que adoptaron las series ligures introducidas por todos estos alfareros italianos (motivos chinescos y temas historiados).
Bibl.: M.ª I. Álvaro Zamora, “Sobre la influencia de la cerámica italiana en la loza decorada aragonesa del siglo xviii”, en Seminario de Arte Aragonés (Institución Fernando el Católico, Diputación Provincial de Zaragoza), XXXVIII (1983), págs. 63-81; “Sobre los modos de irradiación de la cerámica ligur y la presencia de ceramistas de esta procedencia en la Zaragoza del siglo xvii”, en Artigrama (Departamento de Historia del Arte, Universidad de Zaragoza), 4 (1987), págs. 137-156; F. Marzinot, Ceramica e ceramista di Liguria, Genova, Sagep Editrice, 1987; M.ª I. Álvaro Zamora, “La penetración de la moda cerámica ligur en los alfares peninsulares de los siglos xvii y xviii: el caso de Aragón”, en Actas de las XV Jornades d’Estudis Històrics Locals: Transferències i comerç de ceràmica a l’Europa mediterrània (segles xiv-xvii), Palma, 1996, Palma, Gobierno Balear, 1997, págs. 185-213; “La emigración de ceramistas ligures a Aragón (España) en el siglo xvii y la influencia de sus repertorios decorativos en la producción de los alfares locales”, en Atti XXXI Convengo Internazionale della Ceramica, Albisola, 1998, Albisola, Centro Ligure per la Storia della Ceramica, 1999, págs. 151-169; Cerámica aragonesa, Zaragoza, Ibercaja, 2002, vol. I, págs. 52-53, 161, 122-123, 135 y 199- 207, y vol. II, págs. 55-73.
María Isabel Álvaro Zamora