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Juan Bautista Conrado (o Corrado)

Biografía

Conrado (o Corrado), Juan Bautista. Albisola (Italia), ú. t. s. xvi – Zaragoza, 1645. Ceramista.

También Conrrado o Corrado, Joan Baptista, “maestro de hacer vajilla de Talavera”, natural de Albisola (Italia), que aparece documentado en Zaragoza entre 1625 y 1645. Se instaló en la parroquia de la Magdalena, en la calle del Palomar, lugar donde a su llegada alquiló unas casas por diez años y por la cantidad de 800 sueldos jaqueses anuales, en las que construiría un horno poco después (1626). Estaba casado con Gentil Grosso, que llegó de Italia con él, al igual que algunos de sus hijos: Julián, Juan Francisco, Gerónima, Juan Antonio, Juan Baptista y Ángela María. De éstos, al menos los tres últimos, nacieron en la capital aragonesa, siendo bautizados en la citada iglesia parroquial, en cuyos libros de bautismo aparecen reseñados: Juan Antonio, que tuvo por padrinos a “Francisco Michela y Gerónima Gros” (1625, 20 de enero), Juan Baptista, que fue apadrinado por “Juan Antonio Gros y María Conrado” (1626, 5 de octubre), y Ángela María, que lo era por “el licenciado Juan Maymón y Gerónima Gros” (1629, 21 de enero). Estos datos muestran las estrechas relaciones entre los emigrantes italianos establecidos en Zaragoza, algunos —como los Conrado y los Grosso (también Gros)— miembros de conocidas familias de ceramistas ligures, así como su vinculación con otros vecinos de la ciudad que, como Juan Maymón, pudieron estar emparentados con otros alfareros zaragozanos (como los vajilleros de Muel, Francisco, Cristóbal y Manuel Maymón, los dos primeros poseedores de casas en Zaragoza), o vivían en la misma parroquia que ellos (como Juan Pérez y Francisca Menaria, de cuyo hijo serían padrinos Juan Baptista Conrado y Gentil Grosso, en 1627). En 1645, su viuda e hijo Julián cobraban cierta cantidad de dinero que les adeudaba el convento zaragozano de San Agustín, de manos de su prior-procurador. Esta noticia nos permite suponer que Juan Baptista Conrado intervino en la fábrica de los azulejos encargados con motivo de las obras efectuadas en el recinto, en 1642, aunque también pudiera tratarse del pago de vajilla, que podría corresponder con algunas piezas halladas en la excavación de su solar.

Continuaría su oficio uno de sus hijos, Julián Conrado (documentado entre 1632 y 1674), que vivió primero en el domicilio familiar, en la parroquia de La Magdalena, y, después de su matrimonio con María de Odón (también ligur), en la parroquia de San Miguel de los Navarros, dedicándose —al igual que otros italianos— al comercio cerámico, asociado con los mercaderes Francisco Lorente y Bernardo Odón.

Con ellos firmaría con los “Vajilleros de la villa de Muel y Hermandad de la Cofradía de San Hipólito” un acuerdo para comercializar en monopolio la vajilla que producían, avanzándoles a cambio algunas materias primas básicas y ciertas cantidades de dinero.

Casó en segundas nupcias con Gracia Morales, natural de Pamplona, y comerció igualmente con los olleros de Almonacid de la Sierra (Zaragoza), alcanzando una desahogada posición y llegando a ser nombrado “infanzón”.

Otros miembros de la familia instalados en Zaragoza fueron Ángel o Juan Ángel y María Conrado, probablemente hermanos de Juan Baptista, documentados entre 1626 y 1638.

Los Conrado forman parte de las familias de ceramistas italianos (Espotorno, Ferrer, Forzán, Grosso, Isola, Magenta, Michela, Minardo, Morraglia, Odón y Picón) procedentes de la Liguria (Albisola, Génova y Savona) que se establecieron en Aragón a partir de fines del primer cuarto del seiscientos, aprovechando la falta de alfareros en sus obradores por la expulsión de los moriscos que habían monopolizado este oficio hasta 1610. Usaron el apelativo de “maestros de hacer vajilla de Talavera” —con el que expresaban su dominio de la técnica de la loza fina—, produjeron en Zaragoza la misma cerámica que se fabricaba en sus obradores de procedencia e introdujeron en los alfares aragoneses las series cerámicas ligures (motivos chinescos y temas historiados), que serían reinterpretadas por sus alfareros en las personales versiones que ornamentaron buena parte de la producción de vajilla y azulejería de Muel, Teruel y Villafeliche de los siglos xvii y xviii.

 

Obras de ~: Piezas de vajilla y azulejería conservadas en los almacenes del Ayuntamiento, Zaragoza —procedentes de la excavación del solar del antiguo convento de San Agustín—, c. 1625-1650.

 

Bibl.: M.ª I. Álvaro Zamora, “Sobre la influencia de la cerámica italiana en la loza decorada aragonesa del siglo xviii”, en Seminario de Arte Aragonés (Institución Fernando el Católico, Diputación Provincial de Zaragoza), XXXVIII (1983), págs. 63-81; F. Marzinot, Ceramica e ceramista di Liguria, Genova, Sagep Editrice, 1987; M.ª I. Álvaro Zamora, “Sobre los modos de irradiación de la cerámica ligur y la presencia de ceramistas de esta procedencia en la Zaragoza del siglo xvii”, en Artigrama (Departamento de Historia del Arte, Universidad de Zaragoza), 4 (1987), págs. 137-156; “La penetración de la moda cerámica ligur en los alfares peninsulares de los siglos xvii y xviii: el caso de Aragón”, en VV. AA., Actas de las XV Jornades d’Estudis Històrics Locals: Transferències i comerç de ceràmica a l’Europa mediterrània (segles xiv-xvii). Palma, 1996, Palma, Gobierno Balear, 1997, págs. 185-213; M.ª I. Álvaro Zamora, “La emigración de ceramistas ligures a Aragón (España) en el siglo xvii y la influencia de sus repertorios decorativos en la producción de los alfares locales”, en VV. AA., Atti XXXI Convengo Internazionale della Ceramica, Albisola, 1998, Albisola, Centro Ligure per la Storia della Ceramica, 1999, págs. 151-169; M.ª I. Álvaro Zamora, Cerámica aragonesa, vols. I y II, Zaragoza, Ibercaja, 2002, págs. 52-53, 161, 122- 123, 135 y 199-207 y págs. 55-73, respect.

 

María Isabel Álvaro Zamora

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