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Alfonso Álvarez de Toledo

Biografía

Álvarez de Toledo, Alfonso. Madrid o Toledo, f. s. xiv – Madrid, 1457. Contador mayor y consejero regio de Juan II de Castilla y del príncipe Enrique.

Este personaje responde al perfil del nuevo caballero, cortesano y humanista, protagonista de muchos de los sucesos políticos de la primera mitad del siglo xv en Castilla y que consigue cierta preeminencia social gracias a sus servicios al Rey. De origen judeoconverso, no se sabe con exactitud si nace en Madrid o en Toledo a finales del siglo xiv. El apellido Toledo le emparenta directamente con una rama de los condes de Alba de Liste, futura Casa de Alba. Hijo de García Fernández de Toledo, señor de Casasbuenas, y de Mayor Fernández de Toledo, su prima hermana; es, a su vez, nieto de Fernán Álvarez de Toledo y biznieto de García Álvarez de Toledo, I señor de Higares y Valdecorneja y maestre de Santiago.

Vecino de Toledo, fue nombrado regidor de esta ciudad por Juan II en 1428, figurando precisamente como tal en la nómina de regidores toledanos entre 1444 y 1456. A partir de este momento, comienza su ascenso político y social, figurando como escribano de Cámara, consejero real y contador mayor, primero del rey Juan II y más tarde de su hijo; primero como príncipe de Asturias, cuando en 1440 el Rey establece por primera vez este título para los primogénitos herederos, así como una Casa propia del príncipe con funcionarios de su Corte, y después ya como Rey, procediendo a la confirmación de su nombramiento como contador mayor en 1454. Es precisamente junto a don Enrique cuando se le ve intervenir activamente en la política de su tiempo, convirtiéndose en un cortesano itinerante, gracias a la dispensa que Juan II le hizo de su oficio de regidor en Toledo.

Es un protagonista más de los vaivenes políticos de su tiempo entre el Rey, Álvaro de Luna, el príncipe y los infantes de Aragón. Juan II en 1439 le había hecho entrega de la custodia y defensa de la fortaleza de Alcaraz, en nombre del príncipe; de modo que siempre al lado de éste y como miembro de su Casa, participa en varios eventos: en 1443, junto al obispo Lope de Barrientos, como negociador en la llamada Concordia de Rámaga entre el príncipe y el condestable Álvaro de Luna para conseguir la liberación de Juan II, que permanecía cautivo en el castillo de Portillo (Valladolid) por sus primos los infantes de Aragón.

Al año siguiente, en 1444, conspira, en nombre también del príncipe, junto a Lope de Barrientos y a Juan Pacheco, marqués de Villena, con el rey de Navarra para conseguir la caída de Álvaro de Luna. En 1445, concluida la batalla de Olmedo y derrotados los infantes de Aragón, será uno de los protagonistas, siempre en nombre y representación del príncipe, de varios encuentros con Juan II y Álvaro de Luna, cuyo objetivo es conseguir una reconciliación filial, necesaria para la estabilidad política del reino. Primero será un acercamiento a su padre, el Rey, en Burgos y más tarde al propio condestable en el monasterio de Pelayos, cerca de San Martín de Valdeiglesias. En 1446 vuelve a producirse una nueva Concordia, la de Astudillo, en la que, una vez más, aparecen en escena el príncipe, Juan II y el poderoso e influyente Álvaro de Luna, siendo Alfonso Álvarez de Toledo uno de los intermediarios.

Fue objeto de diversas distinciones y privilegios reales.

El Rey le nombra caballero de la Banda, una de las órdenes militares más prestigiosas del momento, y le otorga escudo de armas. También en 1429 hace exentos a sus criados, paniaguados, renteros, quinteros y demás de todo impuesto, derrama y contribución y en 1432 y 1434 respectivamente, establece que sus casas de Madrid y Guadalajara fuesen libres de huéspedes durante la estancia de la Corte. En 1445 ordena al concejo de Madrid que, aun sin ser regidor de la villa, le admitiese en su regimiento con voz y voto, ocupando un lugar preeminente.

Fue un gran benefactor, fundando dos capellanías, una en la parroquia de Santiago de Madrid, en donde tenía sus casas principales, y otra en el monasterio cisterciense de San Bernardo de Toledo, conocido como de Monte Sión, en donde al final fue enterrado. Su esposa en 1460 fundó, a su vez, el monasterio de Santa Clara de Madrid, muy cerca de las casas principales de la collación de Santiago, donde ella misma fue enterrada, así como su primogénito Pedro Núñez de Toledo, disponiendo que en adelante la familia se fuese enterrando alternativamente en uno y otro sitio, es decir, Toledo y Madrid. Dotó de numerosas limosnas al monasterio de San Benito de Valladolid y edificó un claustro con representación de su escudo de armas en el monasterio de Santo Domingo el Real de Madrid.

También instituyó en la parroquia de Santiago de la villa las fiestas de la Asunción, San Bartolomé y Todos los Santos. Destacó por su afición a la poesía, y se conserva un documento en el que mantiene una larga plática en verso sobre la visión del Apocalipsis de san Juan con un tal fray Pedro Imperial, el cual le define como sabio poeta y caballero.

Casó dos veces. La primera en Cuenca, con Aldonza Fernández de Valera, cuyos hijos fueron: Juan Álvarez de Toledo, señor de Cervera y Villanueva del Palomar; Alfonso Álvarez de Toledo, regidor de Cuenca; García Álvarez de Toledo, tesorero de Cuenca, consejero real, abad de Santa María de Atocha y obispo de Astorga; Aldonza Álvarez de Toledo, casada con Juan de Cervantes, veinticuatro de Sevilla; Mayor Álvarez de Toledo, con Diego Fernández de Molina, vecino de Cuenca, guarda y vasallo del Rey; y María de Toledo, con Juan de Sandobal, doncel real. De su segundo matrimonio con Catalina Núñez de Toledo nacieron Pedro Núñez de Toledo, señor de Cubas y Griñón, contador mayor y consejero de Enrique IV, el cual tuvo después un acentuado protagonismo en la época de los Reyes Católicos; Mencía de Toledo, casada con Pedro Ruiz de Alarcón, señor de Buenache; e Isabel Álvarez de Toledo, con Alonso Fernández de Valladolid.

Esto le permitió instituir dos mayorazgos. El primero a favor de Juan Álvarez de Toledo, su primer hijo, con las villas y lugares de Cervera, Villanueva del Palomar, La Cañada, el Manzano y Olivares y casas principales en Cuenca. El segundo, en 1451 a favor del primogénito de su segundo matrimonio, Pedro Núñez de Toledo, con los lugares de Cubas y Griñón, Villafranca del Castillo y Casasbuenas, cuya jurisdicción el Rey le había confirmado en 1448, con licencia para poder edificar una casa fuerte. Además, este mayorazgo contaba con heredamientos diversos, tanto inmuebles como raíces, en tierras de Toledo y de Madrid, estando las casas principales conjuntamente en Toledo, en la collación de Santo Tomé, cerca de la judería, en el solar donde luego se edificaría el monasterio de San Juan de los Reyes, y en Madrid, en la collación de Santiago. Es en estas casas madrileñas en donde en 1435 se recoge la noticia del nacimiento del hijo de Álvaro de Luna, de su bautizo y de las fiestas y refrigerio que los reyes con tal motivo celebraron. Mantuvo un proceso judicial con el concejo de Madrid que se oponía a la señorialización de Cubas y Griñón, que previamente había comprado a Luis de la Cerda, oficial del cuchillo de Juan II y consejero regio. Según los cronistas antiguos, se le conocen unas trescientas ochenta casas en los principales lugares de Castilla y, al parecer, poseyó aproximadamente doscientas ochenta y seis yuntas de tierras, cuatro dehesas, tres mil viñas, treinta huertas, mil olivos, cinco molinos y unos 67.425 maravedíes de juros perpetuos.

Muere en Madrid en 1457, siendo llevado a enterrar, según había consignado en su testamento, al monasterio de San Bernardo de Toledo, en donde, como se dijo, había fundado capellanía.

 

Bibl.: A. de León Pinelo, Anales de Madrid: desde el año 447 al de 1658, Madrid, Instituto de Estudios Madrileños, 1971; J. A. Álvarez de Baena, Hijos de Madrid, ilustres en santidad, dignidades, armas, ciencias y artes. Diccionario histórico, Madrid, Atlas, 1973 (ed. facs.); D. Yáñez Neira, “El monasterio de Monte Sión, cuna de la congregación de Castilla”, en Anales Toledanos, n.º IX (1974), págs. 203-287; J. de la Quintana, A la muy antigua, noble y coronada villa de Madrid: historia de su antigüedad, nobleza y grandeza, Madrid, Ábaco, 1980 (ed. facs.), 2 vols.; M. P. Rábade Obradó, Una elite de poder en la corte de los Reyes Católicos: los judeoconversos, Madrid, Sigilo, 1993; R. Pérez-Bustamante y A. Rodríguez Adrados, Los registros notariales de Madrid (1441-1445), Madrid, Fundación Matritense del Notariado, 1995; M. A. Ladero Quesada, Legislación hacendística de la Corona de Castilla en la Baja Edad Media, Madrid, Real Academia de la Historia, 1999; T. Puñal Fernández, Los artesanos de Madrid en la Edad Media (1200-1474), Madrid, Universidad Nacional de Educación a Distancia, 2000;J. R. Palencia Herrejón, Ciudad y oligarquía de Toledo a fines del Medievo (1422-1522), tesis doctoral, Madrid, Universidad Complutense de Madrid, 2003; M. Montero Vallejo, “Propiedad, alquiler y especulación en Madrid a mediados del siglo xv: Alfonso Álvarez de Toledo”, en Anales del Instituto de Estudios Madrileños, n.º X (2005); T. Puñal Fernández, El registro de la documentación notarial del concejo de la villa y tierra de Madrid (1449-1462), Madrid, Comunidad de Madrid-Dirección General de Archivos, Museos y Bibliotecas, 2005.

 

Tomás Puñal Fernández

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