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José Ortiz Echagüe

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Biografía

Ortiz Echagüe, José. Guadalajara, 21.VIII.1886 – Madrid, 7.IX.1980. Empresario, ingeniero militar, fotógrafo y piloto de aviación.

Nació en el seno de una familia de ingenieros militares.

Su padre, Antonio Ortiz Puertas, había luchado contra el Carlismo en las filas del Ejército liberal. A la familia de su madre, Dolores Echagüe, pertenecieron notables personalidades del Ejército, como el general Echagüe, conde de Serrallo, que luchó en la Guerra de África en 1860, y el general jefe de la Aeronáutica Militar Española entre 1914 y 1918, Francisco Echagüe, ayudante personal de Alfonso XIII.

José Ortiz Echagüe fue el quinto de ocho hermanos.

Pasó su infancia en Logroño, ciudad a la que fue destinado su padre y donde cursó los estudios elementales y el bachillerato. Allí despuntaron dos de sus grandes aficiones que marcaron toda su actividad profesional: la ingeniería aeronáutica y la fotografía.

En 1903 ingresó en la Academia de Ingenieros Militares de Guadalajara. Sus primeros destinos militares lo condujeron primero a San Sebastián y después a Melilla. Ortiz Echagüe llegó al norte de África como parte del contingente que se envió para recuperar el territorio perdido después de la tragedia del Barrancodel Lobo. En diciembre de 1909, se le destinó al Servicio de Aerostación como responsable del servicio de fotografía aérea a bordo de un globo. Para entonces, sus aptitudes como fotógrafo eran ya bien conocidas y entre sus retratos más famosos se contaba el del rey Alfonso XIII. Dos años después, en 1911, formó parte de la primera promoción española de pilotos de aviación, seleccionada entre ingenieros militares pilotos de globo libre.

A finales de 1912, marchó a Buenos Aires, donde trabajó como ingeniero del Ayuntamiento y trabó amistad con Jorge Newberry, uno de los pioneros de la aeronáutica en Argentina. La estancia porteña de Ortiz Echagüe se vio interrumpida por el recrudecimiento de la Guerra en Marruecos y por su deseo de incorporarse al frente. El conde de Artal, presidente del Banco Español de Buenos Aires, financió los tres aviones que José Ortiz Echagüe adquirió en París para trasladar al aeródromo de Tetuán. A bordo de uno de ellos, sufrió un aparatoso accidente que dejó inservible el aparato y que le animó a montar, en tierras africanas, un taller para reconstruirlo. Así inició sus actividades industriales: al poco tiempo de llegar a Tetuán, contaba ya con una pequeña escuadrilla de tres monoplanos, los dos comprados y el reconstruido, con los que tomó parte en numerosas acciones de reconocimiento y bombardeo.

En 1914 se convirtió, junto al también capitán Herrera, en el primer piloto que sobrevoló el estrecho de Gibraltar en un trayecto Tetuán-Sevilla, por el que recibió la felicitación de Alfonso XIII, así como el nombramiento de gentilhombre de Cámara con Ejercicio.

En enero de 1915, abandonó Tetuán y se incorporó al aeródromo de Cuatro Vientos en Madrid, en el que organizó unos talleres de entretenimiento de aviones que fueron el origen de las maestranzas aéreas. Corrían los años de la Gran Guerra en Europa. La escasez de material aeronáutico impulsó a Ortiz Echagüe a solicitar una contrata por parte del Ejército para construir aviones en los talleres zaragozanos de Cardé y Escoriaza, cuya actividad se había limitado, hasta entonces, a la fabricación de material ferroviario. Entre 1915 y 1918, se montaron en los citados talleres cerca de cuarenta aviones copiando los Maurice Farman del aeródromo de Cuatro Vientos y el Flecha ideado por el capitán Barrón.

El año 1916 marcó para José Ortiz Echagüe su dedicación definitiva a la actividad industrial y empresarial y su abandono del Ejército como piloto en activo.

El 16 de marzo contrajo matrimonio con Carmen Rubio Sandoval, nacida en Almería en 1895. Carmen fue la “entrañable compañera”, en palabras del propio Ortiz Echagüe, que le acompañó durante sesenta y cuatro años y con la que tuvo ocho hijos. Dos accidentes aéreos en los meses siguientes a su boda hicieron que, tanto Carmen como su suegro, César Rubio, insistieran, con éxito, para que José Ortiz Echagüe abandonara sus actividades en el aire. César Rubio, ingeniero de minas, convenció a un amigo francés, de apellido Massenet, para que incluyera a su yerno como ingeniero en la Sociedad de Construcciones Electromecánicas de Córdoba, que iniciaba en aquel momento su andadura. Este trabajo requería unas prácticas en la empresa francesa Schneider, que tenía sus establecimientos de fabricaciones eléctricas en Champagne, ciudad a la que se trasladó José Ortiz Echagüe con su mujer y su primer hijo.

La familia Ortiz Echagüe permaneció en Francia hasta mayo de 1918, cuando, por razones de seguridad, regresaron a España. Massenet había abandonado la Electromecánica de Córdoba para montar una acería en Madrid, en el Cerro de la Plata. Ortiz Echagüe zanjó su compromiso con la Electromecánica de Córdoba y propuso a Massenet fundar un taller mecánico próximo a su acería. Los inicios del taller resultaron muy difíciles por la escasez de pedidos.

En 1921, el desastre africano de Annual trajo un momento de respiro al taller del Cerro de la Plata al ganar, junto a la empresa Marconi y la Sociedad de Patricio Echevarría, un concurso para la fabricación de bombas para aviones.

Mientras continuaba con el trabajo del taller, Ortiz Echagüe inició gestiones para crear una empresa de construcción aeronáutica. El 2 de marzo de 1923 nació, con un capital de un millón y medio de pesetas, Construcciones Aeronáuticas S.A., conocida como CASA. Ortiz Echagüe buscó la colaboración financiera del conde de Tartiere, presidente del Banco Asturiano de la Industria y del Comercio y consejero del Banco de Crédito Industrial, y la del Banco de Bilbao. En el aspecto técnico se puso de acuerdo con Louis Breguet para fabricar en España un prototipo premiado en un concurso convocado por la Aviación Militar Española, ideado por el citado Breguet. La fabricación de sesquiplanos Breguet se inició en un nuevo establecimiento situado en Getafe (Madrid), adonde se trasladaron en 1924 los operarios y la maquinaria del Cerro de la Plata. En aquel mismo año, Ortiz Echagüe fue nombrado consejero delegado de la empresa y director gerente de su factoría. El fundador de CASA poseía también algunas acciones de la Sociedad aunque su participación en el capital fue muy pequeña.

El primer avión de CASA, primer prototipo metálico construido en España, fue entregado en 1926.

Ortiz Echagüe firmó también entonces un contrato con la Sociedad Dornier para la fabricación de hidroaviones.

Meses después, CASA amplió su capital para financiar las obras de una nueva factoría de hidroaviones en Cádiz, dando entrada en su capital a la Sociedad Española de Construcción Naval y a su socio inglés, la Vickers Ltd.

En los siguientes años, continuaron los pedidos y se diversificó la producción. CASA se introdujo en la fabricación de aviones militares y construyó dos aviones Gran Raid preparados para largas travesías. Uno de ellos llegó desde Sevilla hasta Nazirya, en Mesopotamia y el otro hasta Camagüey (Cuba).

Durante la etapa de la República, 1931-1936, el descenso del presupuesto en material de guerra paralizó los pedidos de material aeronáutico y la empresa de Ortiz Echagüe inició la fabricación de material ferroviario como alternativa para asegurar su supervivencia.

A partir de 1934, se produjo una cierta recuperación de la Sociedad merced a los pedidos de aviones Hawker y Martin Bomber que quedaron truncados con el estallido de la Guerra Civil Española.

El inicio de la gestión de Ortiz Echagüe al frente de CASA fue acompañado por una intensa actividad en el terreno de la fotografía, que ocupó buena parte de su tiempo libre. En estos años anteriores a la Guerra Civil, recibió el primer reconocimiento del exterior con el premio de la Frederick and Nelson Competition de Washington, al que siguieron otros en Nueva York y Austria. Sus fotografías se expusieron en Londres, París, Berlín y Bruselas. Publicó además sus dos primeros libros de fotografías, uno de ellos, España Tipos y Trajes (1933), prologado por José Ortega y Gasset.

La Guerra Civil sorprendió a José Ortiz Echagüe en San Sebastián, donde permaneció oculto hasta que las tropas de Franco tomaron la ciudad. Se incorporó entonces al Ejército como enlace permanente entre la Jefatura del Aire y la Jefatura de Movilización de Industrias Civiles para todos los asuntos relacionados con la aviación. Durante la guerra, dirigió la reconstrucción de una nueva fábrica de CASA en Sevilla, puesto que la de Getafe había sido desmantelada y su maquinaria desperdigada por Cataluña. El consejo de administración de la empresa le entregó poderes para ejecutar, por sí solo, todos los compromisos que creyera convenientes y para ostentar la representación jurídica y la dirección de la empresa. Ortiz Echagüe viajó a Alemania, donde firmó varios acuerdos y compró maquinaria para CASA.

La Guerra Civil marcó trágicamente la vida familiar de Ortiz Echagüe, ya que, en el año 1938, perdió a sus dos hijos mayores en el hundimiento del buque Baleares.

Al terminar el conflicto la familia Ortiz Echagüe regresó a Madrid. Las autoridades militares acordaron que el cabeza de familia, por entonces habilitado para teniente coronel, continuara dedicado por entero a la construcción aeronáutica como consejero delegado de CASA, y se le concedió el pase a la situación de supernumerario, eximiéndole del servicio en activo.

En el año 1941, el Gobierno español decidió por ley la creación de una empresa mixta de aviones de bombardeo que adoptaría la forma de sociedad anónima y en la que el Estado actuaría como accionista minoritario, aunque con amplias potestades de vigilancia.

CASA se presentó en solitario a un concurso que hizo de ella la primera sociedad aeronáutica que participó en una empresa mixta en España.

En 1943 el Instituto Nacional de Industria (INI) se hizo cargo de la participación del Estado en CASA y, tras una ampliación de capital, esta empresa pasó a formar parte del grupo INI. Ortiz Echagüe fue confirmado al frente de la sociedad y, a partir de entonces, toda su actividad profesional se desarrolló vinculada al recién creado INI.

En 1950, José Ortiz Echagüe fue nombrado presidente de la Sociedad Española de Automóviles de Turismos (SEAT). De esta forma, Ortiz Echagüe se convirtió, a los sesenta y cuatro años, en presidente de dos de las empresas señeras del INI y permaneció al frente de ambas hasta una edad poco habitual: cesó como presidente de la SEAT en 1967, a los ochenta y un años, y aún estuvo tres años más dirigiendo CASA. José Antonio Vidal-Quadras, profundo conocedor y biógrafo de Ortiz Echagüe, lo describe como un trabajador infatigable a la vez que un hombre muy familiar, con espíritu siempre juvenil, modesto y sobrio, de una sencillez ejemplar y dotado de un profundo sentido del humor.

Como presidente de SEAT, José Ortiz Echagüe lanzó el primer vehículo de la empresa, el 1400, al que siguieron el 600, el 1500 y el 850, todos ellos con patente de la italiana FIAT. Cuando abandonó la SEAT, se acababa de firmar con la FIAT un acuerdo para la fabricación del modelo 124. Este acuerdo otorgaba a la SEAT libertad de exportación de coches y recambios y libertad en la elección de los modelos de la FIAT que se construirían en el futuro. La SEAT contaba entonces con más de catorce mil trabajadores y una producción anual superior a las cien mil unidades.

José Ortiz Echagüe fue nombrado presidente de honor de la empresa, a perpetuidad, y permaneció en ella como consejero hasta 1976.

Desde la presidencia de CASA, Ortiz Echagüe fue testigo de excepción en los contratos para el mantenimiento de bimotores C-47 de la United States Air Force (USAF) en Europa, que se firmaron en 1954. Tres años después, la empresa ganó el concurso internacional el mantenimiento de los F-100 de la USAF. A bordo de uno de ellos, José Ortiz Echagüe traspasó la barrera del sonido en el año 1959 en el curso de unas pruebas aéreas.

Tenía entonces setenta y tres años. Los contratos de CASA con los Estados Unidos resultaron esenciales para la revitalización financiera de la sociedad que había atravesado momentos difíciles por la escasez de pedidos del Ministerio del Aire español. Ortiz Echagüe no abandonó, sin embargo, los proyectos de fabricación de prototipos nacionales. Entre otros aviones, CASA diseñó el C-212, un aviocar con el que obtuvo un rotundo éxito comercial. El proyecto del aviocar se presentó en 1964 y el primer vuelo del nuevo aparato se hizo un año después de la dimisión de Ortiz Echagüe.

El fundador de CASA también fue nombrado entonces presidente de honor vitalicio de la empresa y asesor de su consejo de administración y de su dirección.

Esta larga y fecunda trayectoria profesional de José Ortiz Echagüe fue paralela a sus éxitos como fotógrafo.

Le interesaron sobre todo las imágenes vinculadas a la cultura rural española. Retrató los trajes, el folclore, las fiestas, los paisajes y los castillos de España, es decir, “la forma profunda—en sus propias palabras—que adopta la personalidad de un pueblo”.

Publicó cuatro series fotográficas, aunadas por temas, que alcanzaron un gran éxito editorial: España, tipos y trajesEspaña, pueblos y paisajesEspaña mística España, castillos y alcázares. A estas series hay que añadir las que recogieron imágenes del Norte de África y los retratos familiares. La mayor parte de sus fotografías están realizadas con el procedimiento del carbón directo sobre papel Fresson, que otorga a sus obras un aspecto eminentemente artístico. Un material del que acabó comprando la patente a la muerte de su fabricante, para asegurarse el suministro, llamándolo a partir de entonces Carbondir. Las fotografías de José Ortiz Echagüe han sido expuestas en salones y museos de todo el mundo y han cosechado numerosos galardones, entre los que destacan siete primeros premios en concursos en Europa, América y Sudáfrica y dos segundos premios en certámenes también internacionales.

La mayor parte de su obra está reunida en el Legado Ortiz Echagüe, que custodia la Universidad de Navarra en Pamplona (España) y que recoge aproximadamente mil quinientos positivos originales, veintiocho mil negativos, interpositivos, contratipos, además de equipos fotográficos y material diverso. Se completa, además, con una biblioteca especializada, documentación diversa y su colección personal de fotografías de otros autores.

José Ortiz Echagüe falleció en Madrid, el 7 de septiembre de 1980, a la edad de noventa y cuatro años, rodeado de su familia, y apenas un mes después de perder a su esposa.

 

Obras de ~: España, tipos y trajes, San Sebastián, Editora Internacional, 1933; España, pueblos y paisajes, San Sebastián, Editora Internacional, 1939; España mística, San Sebastián, Bolaños y Aguilar, 1943; Castillos y alcázares, Madrid, Ortiz Echagüe, 1956.

 

Bibl.: J. Salas Larrazábal, De la tela al titanio: el ayer y hoy de la creatividad aeronáutica en España, Madrid, Espasa Calpe, 1983; Instituto de Historia y Cultura Aeronáutica (ed.), Historia de la Aviación española, Madrid, Instituto de Historia y Cultura Aérea, 1988; J. A. Vidal-Quadras, José Ortiz Echagüe, fotógrafo (1886-1980), tesis doctoral, Pamplona, Universidad de Navarra, 1991 (inéd.); B. Pecker y C. Pérez Grange, Crónica de la Aviación Española, Madrid, Sílex, 1998; J. M.ª Román y Arroyo, Los primeros 75 años. 1923-1998, Barcelona, CASA-SEPI, 1998; VV. AA., Ortiz Echagüe, catálogo de exposición (Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, 13 de julio-13 de septiembre de 1999), Madrid, La Fábrica, 1999; A. Domeño Martínez de Morentin, La fotografía de José Ortiz-Echagüe: técnica, estética y temática, Pamplona, Dirección General de Cultura-Institución Príncipe Viana, 2000; E. San Román, “José Ortiz Echagüe”, en E. Torres (dir.), Los cien empresarios españoles del siglo XX, Madrid, Lid Editorial Empresarial, 2000, págs. 308-312.

 

Elena San Román López