Prádanos, Juan de. Logroño (La Rioja), 1529 – Valladolid, 1597. Jesuita (SI), confesor y director de santa Teresa de Jesús.
Empezó sus estudios de Latinidad en Logroño. Siguió después Filosofía y Teología en Alcalá y Salamanca.
Fue admitido como novicio de la Compañía de Jesús en mayo de 1551, y al año siguiente fue enviado por san Francisco de Borja al Colegio de Ávila con oficio de predicador y confesor. Aquí permaneció tres años largos, de mayo de 1555 a finales de 1558, en cuyo tiempo fue confesor y director espiritual de santa Teresa de Jesús. Posteriormente fue destinado a Medina del Campo, al nuevo Colegio de Logroño y a Plasencia. Y desde 1564 hasta su muerte (1597), a Valladolid, por espacio de treinta y tres años.
Santa Teresa, monja profesa de la Encarnación de Ávila, alcanzaba sus cuarenta años y llevaba muchos intentando desasirse de las criaturas y entregarse por entero a Dios, sin conseguir apenas resultados. Su director de entonces, el eminente sacerdote Gaspar Daza, le había trazado un duro plan de vida. Teresa de Jesús residía a la sazón en casa de su amiga Guiomar de Ulloa, reponiéndose de su enfermedad. Fue esta noble dama la que aconsejó a su amiga confesarse y dirigirse con los jesuitas y en concreto con el padre Juan de Prádanos, joven de veintiséis años, quien cambió de estrategia. “Con harta maña y blandura me dijo —confiesa la santa— que lo encomendase a Dios unos días y rezase el himno, veni creator, porque me diese luz de cuál era lo mejor”. Santo remedio. La luz vino a raudales y en un momento. “Comencé el himno —dice la santa en el capítulo 24 de su Vida—, y estándole diciendo, vínome un arrebatamiento tan súbito que casi me sacó de mí... Fue la primera vez que el Señor me hizo esta merced de arrobamientos.
Entendí estas palabras: —ya no quiero que tengas conversación con hombres, sino con ángeles—... En un punto me dio la libertad”.
Desde aquel momento cambió la estructura íntima de la madre Teresa. Había recibido el primer arrobamiento o éxtasis, junto con la gracia del desasimiento humano y del desposorio místico. El lugar del venturoso lance fue el palacio de doña Guiomar y la fecha, al parecer, las Pascuas de Pentecostés de 1556, recién cumplidos los cuarenta y un años de edad. De ahí en adelante, bajo la dirección del padre Prádanos, Teresa de Jesús alcanzaba para siempre un admirable progreso espiritual.
En el otoño de 1557 Juan de Prádanos contrajo una enfermedad preocupante. La altura de Ávila le había afectado el corazón. Las primeras en alarmarse fueron sin duda Guiomar y santa Teresa. Con el debido permiso de los superiores jesuitas, trasladaron al padre Prádanos a la Aldea del Palo (Zamora), donde Guiomar tenía una finca, en una ladera del pueblo. Ella misma y su amiga Teresa fueron las enfermeras solícitas de su confesor al que, después de Dios, tanto debían.
Santa Teresa no olvidó nunca al padre Prádanos; lo recomendaba a cuantos buscaban dirección espiritual en Valladolid, de lo que se conservan valiosos testimonios en sus cartas.
Bibl.: C. Dalmases, “Santa Teresa y los Jesuitas”, en Archivum Historicum SI, vol. 35 (1996), con las 29 respuestas que el propio Prádanos dio al cuestionario que le presentó su superior en Medina del Campo en enero-febrero de 1562, que se conservan autógrafas; Efrén de la Madre de Dios (OCD) y O. Steggink (O. Carm.), Tiempo y Vida de Santa Teresa, Madrid, La Editorial Católica, 1977 (2.ª ed. rev. y aum.) (col. Biblioteca de Autores Cristianos, 283); Santa Teresa de Jesús, Obras completas, transcr., introds. y notas de Efrén de la Madre de Dios (OCD) y O. Stenggink (O. Carm.), Madrid, Edica, 1979 (6.ª ed. rev.) (col. Biblioteca de Autores Cristianos, 212); F. Abad León, “Santa Teresa de Jesús bajo la dirección del padre Juan de Prádanos”, en Santa Teresa de Jesús y La Rioja, Logroño, Editorial Ochoa, 1982, cap. I, págs. 17-18.
Felipe Abad León