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José María Beltrán Ausejo

Biografía

Beltrán Ausejo, José María. Zaragoza, 3.VI.1898 – 22.I.1962. Operador de fotografía y director cinematográfico.

Hijo de fotógrafo, aprendió en el estudio de su progenitor los secretos de la fotografía. Estudió ciencias físico-químicas en la Universidad de Zaragoza.

En 1921 realizó una serie de cortometrajes científicos con el doctor Rocasolano. Siguió unos cursos de Bellas Artes. Asistente en la Facultad de Química de la Universidad de zaragoza. Primer realizador en España de microfilms. Especialista en metalografía en la empresa Hispano-Suiza, de Barcelona.

En Madrid, en 1924, donde fijó su residencia, estudió pintura con el célebre y popular artista Julio Romero de Torres. Debutó como director de fotografía en la película de cine mudo José, de Manuel Noriega (1925). Su elevada preparación le permitió trabajar con los más acreditados realizadores en la etapa final del cine silente: El bandido de la sierra, de Eusebio Fernández Ardavín (1926); La hermana San Sulpicio, de Florián Rey (1927); Sortilegio, de Agustín de Figueroa (1927); Estudiantes y modistillas, de J. A. Cabero (1927) y El sexto sentido, de N. M. Sobrevila (1929).

En los años de la Segunda República mantuvo su prestigio, en películas como: El agua en el suelo, de E. Fernández Ardavín y La Dolorosa, de Jean Gremillón (1934); Don Quintín el amargao, de Luis Marquina (1935), en una etapa en la que fue contratado por Luis Buñuel, responsable de los estudios Filmófono; La hija de Juan Simón, de Sáenz de Heredia y Nemesio M. Sobrevila (1935) y ¡Centinela, alerta!, de J. Gremillón (1936). Trabajó asimismo en documentales, a las órdenes de los directores Carlos Velo y Fernando G. Matilla: Felipe II y El Escorial y La ciudad y el campo (1933); Almadrabas (1934) y Castillos en Castilla (1935). También como realizador y operador, simultáneamente, en: Cuenca y Siembra (1935) y Nuevas rutas (1936). Durante la guerra civil rodó la toma de Ifni por las tropas del coronel Capaz (filme que lamentablemente se extravió), y fue director de fotografía de La Alhambra y el suspiro del moro, de A. Graciani (1936) y Barrios bajos, de Pedro Puche (1938). Asimismo dirigió el documental La división perdida (1938) que quedó inconcluso y varios documentales, como Gernika, con imágenes tras el bombardeo de la aviación alemana, la Legión Cóndor; Así vive Cataluña y Cataluña (1938).

En aquel 1938 marchó a París a trabajar a los estudios de Joinville, y después también a los de la casa Gaumont, en Londres, con una productora argentina que le brindó la posibilidad de trabajar en Buenos Aires.

Permaneció fuera de España hasta 1955, tanto en Argentina, como en Venezuela y Brasil, donde intervino en el rodaje de una cuarentena de películas con directores tales como Luis César Amadori, Francisco Múgica, Antonio Momplet, Luis Saslavsky, Hugo Fregonese, Lucas Demare, Román Viñoly Barreto y Hugo del Carril (cantante, actor y director, con quien José María Beltrán se despidió de la cinematografía argentina, en el filme Las aguas bajan turbias). En el Festival de Cannes de 1950 fue premiado por su labor en la película venezolana La balandra Isabel llega esta tarde, de Carlos Hugo Christensen.

En 1956 se reintegró a la cinematografía española, con Tremolina, de Ricardo Núñez, a la que siguieron sus dos últimos títulos: El pasado te acusa, de Lionella de Felice, y Las estrella del rey, de Luis María Delgado (1957). Había contraído años atrás una grave enfermedad en Brasil, de la que ya no volvió a recuperarse cuando retornó a España. En la historia del cine español figura como uno de los más grandes operadores de fotografía.

 

Bibl.: M. Rotellar, “Un gran iluminador: José María Beltrán”, en Aragoneses en el cine, Zaragoza, Ayuntamiento, 1973; F. Llinás, Directores de fotografía del cine español, Madrid, Filmoteca española, 1989; A. M. Torres, Diccionario del Cine español, Madrid, Espasa Calpe, 1994, pág. 108; J. L. Borau, Diccionario del cine español, Madrid, Alianza Editorial, 1998, págs. 128-129.

 

Manuel Román Fernández