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Antolín de Alzaga

Biografía

Alzaga, Antolín de. ¿Valladolid?, 1677 – Candaba (Filipinas), 14.XI.1706. Religioso y misionero en Filipinas.

Pocas y confusas son las noticias que los historiadores agustinianos nos proporcionan sobre Antolín de Alzaga. Para unos parece ser que nació en Valladolid, para otros debió de nacer en el País Vasco, en Durango, como su tío Baltasar de Santa María de Isasigana.

Para unos, su nombre era Antolín de Alzaga, otros lo llaman Antonio de Alzaga y otros, Antolín de Arriaga. Unos sitúan la fecha de su nacimiento en 1674; Alejandro Cacho Villegas en sus Conquistas espirituales refiere que murió en 1706 y que tenía veintinueve años, lo que sitúa la fecha de nacimiento en 1677.

Se sabe que profesó en el convento agustiniano de San Gabriel de Valladolid, donde en ese tiempo dictaba Teología su tío Baltasar de Isasigana. Salió hacia México en la barcada de 1699. En el mes de marzo de 1700 la misión partió de México con dirección a Filipinas en el galeón San Francisco Javier, arribando a las costas de Cagayán en julio de ese mismo año. En él viajaban treinta y cuatro misioneros. En junio de 1702 Antolín de Alzaga ingresa en la Provincia Agustiniana del Santísimo Nombre de Jesús de Filipinas y solicitó a su superior le diese por pasados los cinco años de estudios que había probado tener.

Ante la necesidad apremiante de doctrineros en la misión de los montes, el 30 de junio de 1702 se despachó patente de misionero a Antolín de Alzaga.

Junto a la patente se le dieron una serie de instrucciones escritas que le fueron de ayuda imprescindible en los primeros momentos de contacto con los naturales.

Llegó a Pantabangán, en la provincia de Pampanga, el 10 de julio de 1702 y de inmediato se puso manos a la obra.

Alzaga pasaba el tiempo recorriendo los montes sin reparar en aguaceros, calores y fríos, intentando comunicarse con los naturales, tratando de reducir a éstos a pueblos, predicando el evangelio por medio de su intérprete Nicolás de la Cruz, estudiando sus lenguas, tomando buena nota de las gentes, sus pueblos, sus costumbres, consolidando la fe de los cristianos antiguos, colaborando en la construcción de sus casas y enseñándoles a proteger sus pueblos, cosechas y ganados.

Se puso en contacto con los dominicos de la zona para pasarse información sobre los pueblos que pedían o necesitaban evangelización.

El 20 de octubre de ese mismo año se nombró misionero para los Montes Italones a Baltasar de Isasigana con el fin de ayudar a su sobrino en la tarea que tenía por delante. Alzaga enfermó gravemente debido a la dureza del clima y los intransitables caminos que tenía que recorrer a diario, y fue trasladado al convento de San Pablo de Manila, donde pasó cuatro meses convaleciente. Con los patrones de la misión de los montes en la mano desde 1703 a 1706, puede hacerse un cálculo de las personas que bautizó (cientos) y las incursiones que hizo a distintos pueblos, visitas y rancherías, especialmente a los pueblos que había fundado, Lumboy o Santo Cristo de Burgos, Lublub o Santo Tomás de Villanueva y Mariquit o San Juan de Sahagún. Su actividad fue realmente ingente, máxime si se piensa que toda celebración de bautismo requería una prolongada preparación y un cuidadoso examen de los que solicitaban el sacramento, que normalmente duraba varios meses.

Alzaga tuvo un grave problema con los chinos o sangleses que estaban empezando a establecerse en la Pampanga Alta. Luchó con todos sus medios por conseguir su expulsión de la zona. Comerciaban con los italones, impedían la conversión de los que estaban preparándose para el bautismo, predicaban sectas diabólicas, se adentraban peligrosamente en la espesura de los montes y rompían la calma y la paz en los pueblos cristianos fronterizos con los montes Caraballos, que tanto necesitaban para su cristianización.

Murió en Candaba el 14 de noviembre de 1706.

En el libro primero de Registro de la Provincia agustiniana de Filipinas se lee: “En Candava el 14 de noviembre falleció Antolín de Alzaga, primer misionero de los italones, cuya lengua supo, la irulí y la pampanga.

Fue excelente ministro, de vida ejemplar, y de grande conomía y caridad. Le llevó su creador en lo florido de veinte y nueve años con que contaba”.

 

Bibl.: C. Villoria Prieto, Un Berciano en Filipinas, Alejandro Cacho de Villegas, León, Universidad de León, 1997; C. Villoria Prieto, “Fray Antolín de Alzaga: Un modelo de misionero en Filipinas en el siglo xviii”, en Archivo Agustiniano, n.º 201, Valladolid, 1999.

 

Carlos Villoria Prieto