Lucio, Isidro. Lima (Perú), c. 1701 – c. 1790. Maestro albañil y alarife de Lima (Perú).
Aunque Harth-Terré documenta algunos episodios tempranos de la vida profesional del artífice Lucio, sus primeros años siguen siendo desconocidos. Natural de Lima, residió de joven, hacia 1717, en una casa situada en la esquina de la calle de las Descalzas de San José, cerca del monasterio del Carmen. Pronto asumió encargos de su oficio de albañilería, reforzando los soportes de la capilla del Hospital de Nuestra Señora de Atocha de Niños Huérfanos —dañada por los terremotos que clausuraron el siglo xvii en la capital virreinal—, levantando una cubierta nueva con distintas bóvedas.
En abril de 1734, acudió con sus servicios a la obra de la Peña Horadada, tasando el maestro Francisco González de Sierra sus reparos. A partir de este año aparecen con cierta frecuencia sus obligaciones laborales.
En junio, tasó para el monasterio de la Trinidad una vivienda. Mientras, continuó trabajando en la obra de Atocha, reedificando la iglesia con cerchas de madera.
El 23 de diciembre de 1744, informó sobre las reparaciones que debían hacerse en el monasterio de la Concepción de Lima. Tras el terremoto de 1746, dirigió la reconstrucción de la iglesia y del monasterio de Nuestra Señora del Prado, en 1748, para los que el conde de Torre Velarde donó la madera necesaria.
En 1750, fue procurador general de la Hermandad y Cofradía de españoles del Divino Salvador Crucificado de Huamantanga.
Alcanzó a ser maestro mayor de Fábricas de Albañilería de Su Majestad de esta ciudad y tasador general de la curia eclesiástica, según aparece en una tasación que practicó, tal y como recoge un documento bastante posterior a la misma, en 1774.
En 1751, trabajó como maestro mayor de las fábricas de albañilería de Su Majestad en Lima y Callao.
Un año después, se ocupó de la reedificación de la iglesia de Copacabana, que había quedado seriamente afectada por el terremoto de 1746.
En 1759, examinó la capilla de Loreto en Santa Ana y otros edificios por encargo de los mayordomos de la cofradía, participando en tal dictamen el maestro Ventura Coco.
Aún son desconocidas sus relaciones profesionales y familiares. Harth-Terré rescató algunas noticias documentales a este respecto, informando que había tenido una hija, de nombre María Teresa, que ingresó al monasterio de la Concepción, construyéndole él mismo la celda. La obra originó un largo pleito con la religiosa vecina, Natividad de Mena, que acudió a los servicios del alarife Ventura Coco para que declarara en el juicio sobre el modo en el que había que fabricar una pared medianera.
En 1764, concertó con la dignidad arzobispal la construcción del local contiguo a la catedral. Diez años más tarde, en 1774, tasó un galpón y su colca en la hacienda de Santa Clara, en el valle del Rímac; y en junio de 1788, una propiedad del monasterio de Santa Clara en la calle hacia Nuestra Señora del Carmen.
En noviembre de 1790 realizó su testamento, y parece que falleció en una fecha cercana.
Obras de ~: Reconstrucción de la capilla del Hospital de Atocha de Niños Huérfanos, Lima, 1734; Reconstrucción de la iglesia y monasterio de Nuestra Señora del Prado, Lima, 1748; Reconstrucción de la iglesia de Copacabana, Lima, 1752; Obras para el palacio arzobispal, Lima, 1774.
Bibl.: E. Harth-Terré, Artífices en el Virreinato del Perú, Lima, Imprenta Torres Aguirre, 1945, págs. 239-242; R. Vargas Ugarte, Ensayo de un diccionario de artífices coloniales de la América Meridional, Buenos Aires, Gráficas A. Baiocco & Cía., 1947, págs. 320-321; Ensayo de un diccionario de artífices de la América Meridional, Burgos, Imprenta Aldecoa, 1968, pág. 422; J. Bernales Ballesteros, Lima, la ciudad y sus monumentos, Sevilla, Escuela de Estudios Hispano-Americanos, 1972, pág. 380.
María Dolores Crespo Rodríguez
