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Andrés Velázquez de Velasco

Biografía

Velázquez de Velasco, Andrés. Valladolid, s. m. s. XVI – p. m. s. XVII. Espía mayor.

Nació en las casas de la calle de Rui Hernández y llegó a ser comendador de Miravel de la Orden de Santiago, miembro del Consejo de Guerra y segundo espía mayor de la Corte y superintendente general de las inteligencias secretas; consejero de Estado en el secreto de Milán y señor del mayorazgo de Velázquez y villa Vaquerín; y continuador de la función de su padre como espía mayor. En una consulta fechada en Valladolid a 22 de septiembre de 1605 solicitó 500 ducados, pero a 11 de junio de 1613, el rey Felipe III le expidió, desde El Escorial, el título de superintendente de las inteligencias secretas. En la copia conservada en el Archivo Histórico Nacional se hacía referencia a las cualidades de su padre en el desempeño del mismo cargo: “Os he elegido y nombrado como en virtud de la presente os elijo y nombro para la misma ocupación y os mando me sirváis en ella en esta corte de la propia forma y manera que lo hacía vuestro padre teniendo la superintendencia y correspondencia que de las dichas inteligencias en todas y qualesquiere partes que fuere necesario y conviniere y mirar todo lo que a propósito desta materia de inteligencias combiniere tener entendido y si acuden a esta corte algunas personas sospechosas y los pasos en que andan para adbertirme dello que el dinero que para estas cosas fuere necessario se os proveerá como se hiço con vuestro padre y es mi voluntad que todo el tiempo que me sirviéredes por acá en la dicha ocupación se os paguen en Milán los dichos cien escudos al mes”. En otra consulta fechada en marzo de 1616 refiere que su padre Juan Velázquez de Velasco sirvió muchos años al Rey y actualmente el propio Andrés lo hacía como superintendente general de las inteligencias secretas. Y debido a su situación económica, por estar sin ayudas de costa ni percibir lo que se le debe en las armadas y en Lombardía (14.000 ducados) y porque con el nombramiento del cargo se le hizo merced de 1000 ducados de renta de por vida “cada año librados en el arca de las tres llaves [...] y dos mil de ayuda de costa en presas y descaminos solicita le sean pagados los atrasos”. El consejo avaló esta solicitud por la “mucha satisfacción de la persona de don Andrés Velázquez y lo bien que ha servido”. La consulta firmada por el Rey se resolvió favorablemente al pago de los atrasos. Después de la paz con Inglaterra y Holanda consiguió gracias a su experiencia en la milicia el mantenimiento de las redes de informadores que su padre había tejido durante su actividad oficial así como la consolidación del conocimiento de las gentes más adecuadas para las labores de inteligencia. Después, pasó con el condestable, con título de consejo secreto a Lombardía donde ejerció tareas no sólo militares sino también diplomáticas y de secretas negociaciones. A pesar de la profesionalidad que Bermejo Cabrero atribuye a los dos Velázquez, Andrés Velázquez se vio envuelto en la red de hombres próximos al duque de Osuna, turbio episodio que le valió condena. En 1611 se sabe con certeza que fue acusado de favorecer al duque utilizando su posición privilegiada y su capacidad de maniobra por los vericuetos de la corte. El fiscal determinó que su delito consistía en “asentar correspondencia universal y secreta usando en ella de cifras y valiéndose de muchos medios ilícitos y de la noticia y entrada que en todas partes tenía por razón de su oficio”. También dentro de ese círculo de influencia se encontraba Francisco de Quevedo como secretario del duque y que también le valió la condena durante los años de 1616-1617. Según Andrés de Almansa, Andrés Velázquez, espía mayor y del Consejo Secreto, se encontraba preso en casa de Luis de Paredes alcalde de Corte, “adonde está todavía Juan de Salazar, secretario del duque de Uceda”. Esto sucedía en Madrid a 22 de julio de 1621 y también según los Grandes Anales de Quevedo, “fue preso y con él los criados del duque de Osuna en casa de don Luis de Paredes, por la interpretación de sus cartas, que se culparon en la conjetura y se defendieron en su intención cuando para su molestia nacieron debajo de su pluma poco cauteladas”. De su actividad como receptor y parte activa de todo el sistema de espionaje se debe destacar su capacidad de evaluar y discriminar la información, así como la capacidad suficiente para distinguir el rumor, o la noticia inconsistente, de la verdadera información capaz de generar conocimiento real.

 

Bibl.: M. Gómez del Campillo, “El espía mayor y el conductor de embajadores”, en Boletín de la Real Academia de la Historia (Madrid), CXIX (1946), págs. 317-339; J. L. Bermejo Cabrero, “El espía mayor de la Corte”, en Derecho y administración pública en la España del Antiguo Régimen, Madrid, Centro de Estudios Constitucionales, 1985, págs. 27-32; C. J. Carnicer García y J. Marcos Rivas, Sebastián de Arbizu, espía de Felipe II: la diplomacia secreta española y la intervención en Francia, Madrid, Nerea, 1998; D. Navarro Bonilla, Los archivos del espionaje: información, razón de estado y servicios de inteligencia en la Monarquía Hispánica, Salamanca, Caja Duero, 2004.

 

Diego Navarro Bonilla

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