Barbabosa Quijano de Alcocer, Felipe Ignacio. Ciudad de México (México), 5.II.1721 – 13.IX.1781. Abogado de la Real Audiencia, juez y hacendado.
Hijo de Pedro Barbabosa Parreño —natural de la Villa de Cortegana (Andalucía)—, que emigró a Nueva España en 1706, y de Ana Quijano de Alcocer y Sariñana —originaria de la Ciudad de México—. El padre fue contador mayor supernumerario del Real Tribunal de Cuentas y dueño de la hacienda de San José de los Ranchos o de Barbabosa en Zinacantepec (estado de México). Felipe Barbabosa vistió la toga del colegio de San Ildefonso como colegial real desde el 8 de julio de 1737; cursó en la Universidad de México la carrera de Cánones y Leyes. Debido a su relación de parentesco con el clan minero Fagoaga (los banqueros de plata más importantes en el siglo XVIII mexicano) fue apoderado general de los bienes de Manuel de Aldaco (1758) y recaudó en Zacatecas parte de las deudas provenientes de la distribución de mercurio a los centros mineros. Contrajo matrimonio en 1763 con María Magdalena Díaz de Tagle, hija del alcalde mayor de Fresnillo (Zacatecas), con quien procreó a Lorenzo Antonio y José Antonio. Miembro del Real e Ilustre Colegio de Abogados —fundado por su primo hermano Manuel Ignacio Beye de Cisneros y Quijano— desde 1765. En 1770 hizo examen y fue incorporado como abogado de la corte y Real Audiencia de México (aunque el registro oficial es de 1770, ya se le menciona como abogado de la Audiencia en un documento de 1759). No se tienen más noticia de su vida como oficial real, más que una leyenda en su retrato original que lo señala como “Fiscal de la Real Hacienda”. En 1779 aparece como residente y juez domiciliario de la ciudad de San José de Toluca (Estado de México) así como dueño de la hacienda de labores agrícolas y ganaderas La Purísima Concepción o Santín en esta jurisdicción, que a partir de 1835 fue sede de la ganadería de toros bravos en manos de sus descendientes. El inventario post mórtem de su biblioteca registra obra religiosa, jurídica, literaria, histórica, política y filosófica, integrada por ciento sesenta y cuatro obras —promedio aceptable aún para la Europa del siglo XVIII—, son indicativas no sólo de sus preferencias personales, sino de la penetración de las corrientes intelectuales que conformaban la opinión pública de su tiempo.
Fuentes y bibl.: Archivo particular de la familia Barbabosa, Cuenta de división y partición de bienes que quedaron por fin y muerte del Ldo. Felipe Barbabosa y Quijano, México, 1781, 185; Archivo General de la Nación de México, Bienes nacionales, vol. 1655, exp. 15:22; General de Parte, lib. 1740, 32. 515. 300; Judicial, vol. 24, exp. 2: 119-145v.
J. Barbabosa Torres, Separata de las Memorias de la Academia Mexicana de Genealogía y Heráldica, México, Academia Mexicana de Genealogía y Heráldica, 1991, págs. 83-119; J. Barbabosa Torres, “La familia Barbabosa, hacendados y ganaderos de abolengo”, en Hidalguía. Revista de Genealogía, nobleza y armas, Madrid, XL, n.os 232-233 (mayo-agosto de 1992), págs. 369-380; J. Barbabosa Torres, Opera Académica, México, Academia Mexicana de Genealogía y Heráldica, 1992, vol. 1 (colección de la Academia Mexicana de Genealogía y Heráldica); M. del C. Barbabosa Escudero, Felipe Barbabosa y su biblioteca, tesis licenciatura en historia, México, Universidad Iberoamericana, 1997; J. F. Coello Ugalde, Novísima grandeza de la tauromaquia mexicana, Madrid, Editorial Campo Bravo, 1999, págs. 130-133; A. Mayagoitia, “Las listas de Matriculados Impresas por el Ilustre y Real Colegio de Abogados de México” en Ars Juris, México, n.º 27 (febrero de 2002), págs. 377-385.
María del Carmen Barbabosa Escudero