Vilagrasa, Mateo. El Maestrazgo (Teruel), 12.V.1944 – La Cardosa (Lérida), 16.XI.2018. Pintor y escultor.
Trabajó con una materia hecha de pigmentos minerales y resinas sintéticas, aplicada intermitentemente desde lo más oscuro a lo más claro, siempre húmedo sobre seco, con intención de que la huella del artista apenas sea perceptible. Obras que guardan la intensidad de la peregrinación hacia las claridades, donde sigue presente el recuerdo de cuando niño de seis años conoció por vez primera la luz en su primera visita a Catalunya, en Tortosa. Se crio en tierra de templarios y de caballeros de Calatrava, de guerreros (al general Cabrera le llamaban el tigre del Maestrazgo) gentes agrestes y desconfiadas. Había nacido en una casa grande de un pueblo perdido en las montañas donde la luz eléctrica todavía no había llegado El recuerdo de las primeras luces está tan presente que uno de sus cuadros más impactantes es la figura de una enorme bombilla que se puede leer como un sexo femenino. Entre apariciones y traslumbramientos anda el juego.
Dibujos, lienzos, estudios de escultura en los que la figura humana aparece espectral. Son apariciones de seres entrevistos, crucificados, tendidos al sol cual ropa colada, o en cuclillas como estorninos expectantes en el tendido de la luz, o corriendo y llevando en su mano la antorcha que es una bombilla, hombres huyendo o grupos comiendo de pie en un abrevadero. Siluetas de un Ecce Homo que surge de la espesura. Arquetipos, torsos pensantes, figuras esquemáticas, de frente, de espaldas, en grupos o aisladas en soledad multiplicada, desdobladas, doblegadas, con la cruz a cuestas. Autistas sentados en columna de estilita, fragmentos del cuerpo humano que penden de un hilo o cogidos con pinzas, o desmembrados. Las figuras que en su obra anterior habían sido vagamente geométricas ahora ya son claramente humanas. Aunque a veces se vean como piltrafas disecadas al sol del mediodía. En otras, son cuerpos que recuerdan la volumetría y contundencia de un Massacio o de un Piero della Francesca atravesando tinieblas y densidad. Es como si la luz revienta y esparce su espesura. Amasijo de lodo y de sol. Aquellos fogonazos o charcos de esplendor de su obra anterior han tomado toda la superficie del cuadro, y entre aquellas capas de pintura derramada, una y otra vez surge la luz cual baba de lava.
Su vida ha transcurrido entre Alemania, Marruecos y Barcelona, y ha expuesto en
Obras de ~: Poble Nou, 1987; Puente de Europa, 1989; Das Ding, 1989; Marrakesh, 1995; Muro, 1997.
Escritos: Poble Nou 1985-1999, Murcia, Ed. Godoy, 1999.
Bibl.: Mateo Vilagrasa: exposició d’olis i dibuixos, Barcelona, Taller Picasso, 1977; Mateo Vilagrasa, catálogo de exposición, Tarragona, Caixa de Pensions, 1983; Barcelona: una raó per pintar: Mateo Vilagrasa, catálogo de exposición, Barcelona, Ajuntament, 1986; H. Schneider, Die welt,wie sie(night) ist, Munich, 1990.
María del Mar Arnús
