Ribera Maldonado, Antonio de. España, m. s. XVI – Acapulco (México), 1606. Letrado, oidor en Filipinas, Guatemala y Méjico.
Por Real Provisión fechada en Barcelona el 13 de mayo de 1585 se le libró título de oidor de la Real Audiencia de Manila en las Islas Filipinas en lugar del licenciado Francisco Bravo de Cabañas que no pasaba a servir el empleo, y con la misma fecha se despachó real cédula concediéndole licencia para que embarcara rumbo a su destino en compañía de su mujer, sus hijos, y cinco criados y seis mujeres de servicio, y ya en junio del año siguiente se encontraba en Manila despachando en su plaza.
Se mantuvo en el servicio de esta plaza hasta el cese del tribunal, el 20 de junio de 1590, cuando fue recibido el gobernador Gómez Pérez das Mariñas, con lo cual el licenciado Ribera Maldonado quedaba en Manila para dar cuenta de su residencia y sin saber qué nuevo destino se le iba a dar, lo que sólo ocurrió cuando, sobre consulta del Consejo de Indias del 30 de julio de 1594, fue nombrado oidor de la Real Audiencia de Guatemala en lugar del fallecido doctor Pedro de Agüero, y se le despachó su título por real provisión fechada el 16 de agosto de ese mismo año.
Por Real Provisión fechada en El Pardo el 26 de noviembre de 1595 se le extendió título de oidor de la restablecida Real Audiencia de Manila y por Real Provisión fechada en Aranjuez el 20 de marzo de 1596 se le concedió una futura de oidor en la Real Audiencia de Méjico para después de cuatro años de haber servido en Manila.
Se había declarado que el oidor Ribera Maldonado debía ser el más antiguo del restablecido tribunal y que el doctor Morga le siguiera en antigüedad, pero Ribera Maldonado no pasó con sus demás colegas a Filipinas porque no recibió sus reales despachos en Guatemala sino hasta fines del mes de abril de 1599 y, poco tiempo después, pasó a Méjico para preparar su viaje, por lo que a Morga se le reconoció como más antiguo en el acto de instalación del tribunal. Finalmente, Ribera Maldonado salió desde Acapulco con destino a Filipinas el 16 de febrero de 1601, en calidad de general de la armada y gente de guerra, y el 29 de abril, ya frente a las costas filipinas, les sorprendió un huracán que les obligó a desembarcar, perdiéndose la nao capitana, y así, sólo pudo tomar posesión de su plaza en Manila en los primeros días del mes de mayo de aquel año de 1601 y, no sin algunas desavenencias con Morga, fue reconocido como más antiguo.
Tuvo a su cargo el juicio de residencia de Antonio de Morga, del tiempo que se había desempeñado como teniente de gobernador de los gobernadores Luis Pérez Das Mariñas y Francisco Tello, la que remitió concluida al Consejo en 1604. Mantuvo permanentes enfrentamientos con el gobernador Pedro de Acuña, y en 1604 presentó al Real Acuerdo un extenso memorial en que detallaba todos los atropellos que el gobernador había cometido contra la Audiencia y, de su lado, el 15 de julio de 1605 el gobernador Acuña se quejaba de él porque: “Con su condición, desvanecimiento y poco saber ha dado y da tantas ocasiones de pesadumbre al pueblo, a mí y a sus compañeros y en particular a la gente de guerra y ministros de ella y oficiales reales, que he tenido más que hazer en templar, acomodar y remediar sus cosas que todas las demás de mi cargo”, e informaba que: “El dicho Don Antonio ha hecho muchas diligencias por casarse con doña Margarita de Figueroa, hija del capitán Esteban Rodríguez de Figueroa, y usado para ello de muchos medios”.
Ribera Maldonado no tenía especial intención de abandonar su plaza en Filipinas y pasar a servir la de Méjico, y así, nada más tomar posesión de su plaza en 1601 escribía al Monarca para solicitarle que: “se me dé licencia para que si cumplido el tiempo no me hallare en disposición para navegar o no hubiere buenos navíos y que salgan en buen tiempo y sazón, me pueda quedar más tiempo de los cuatro años en esta audiencia”.
Posteriormente, cuando se habían cumplido los cuatro años de su servicio en Manila, teniendo ya en su poder el real título de oidor de Méjico en lugar del licenciado Francisco Alonso de Villagrá, escribió el virrey de Méjico el 28 de junio de 1605 para hacerle presente que: “No me atrevo a salir este año de estas islas porque, demás de no tener orden nueva de S. Mg., me parece que habiendo de hacer ausencia el Sr. Gobernador con la jornada del Maluco, será S. Mg. más servido de que yo me quede a hacer los oficios de Capitán General con el de presidente, que me tocan en virtud de las ordenanzas de esta Audiencia y también me ha movido ver que quedan pocos jueces y el más antiguo muy impedido y falto de salud”, y con la misma fecha enviaba otra carta de igual tenor al Rey.
Sin perjuicio de lo anterior, por Real Cédula fechada en El Pardo el 20 de noviembre de 1606, se le ordenó que viajara a tomar posesión de su plaza en Méjico, aunque juzgara conveniente quedarse en Manila, y así lo hizo, pero no llegó a despachar en ella, porque murió sorpresivamente casi al tocar puerto en Acapulco.
Fuentes y bibl.: Archivo General de Indias (Sevilla), Filipinas, 18 A, r. 4, n. 24; Filipinas, 18 A, r. 8, n. 52; Filipinas, 18B, r. 6, n. 47; Filipinas, 19, r. 2, n. 15 y 17; Filipinas, 19, r. 5, n. 74 y 75; Filipinas, 19, r. 6, n. 85, 86, 87 y 97; Filipinas, 329, l. 2, fol. 36v.-37r.; Filipinas, 339, l. 1, fol. 320v.-321v., 322r.; Filipinas, 339, l. 2, fol. 101v-103r., 107r.-107v.; Indiferente General, 742, n. 180; Méjico, 27, n. 5; Méjico, 72, 4. 4, n. 46.
E. Schäfer, El Consejo Real y Supremo de las Indias, II, Sevilla, Escuela de Estudios Hispano–Americanos, 1947, págs. 82, 92, 453, 474, 520.
Javier Barrientos Grandon