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Ramón Rufino Patiño Pérez-Osorio

Biografía

Patiño Pérez-Osorio, Ramón Rufino. Marqués de Castelar (IV). Madrid, 17.XI.1776 – 1833. Militar, teniente general.

Hijo de Ramón Fernando Patiño, teniente general, III marqués del Castelar, de la Sierra y de Villafiel, y de María Teresa Pérez Osorio. Con cuatro años, Ramón Rufino ingresó como cadete de menor edad en el Regimiento de Infantería de Sevilla, el 6 de noviembre de 1780. Con empleo de cadete, el 16 de noviembre de 1788 en el de Infantería de África. Participó en la guerra contra Francia que comenzó en el año 1793, como ayudante de campo de su padre. El 22 de junio de 1793 se halló en el rechazo al ataque general francés sobre la línea del Bidasoa y los pasos del valle del Baztán; cinco días después, cuando repitieron los franceses el ataque en los mismos puntos.

El 5 de julio estuvo tendiendo un puente sobre el Bidasoa para desplazar al enemigo, perseguido hasta las montañas de Luis XIV; el 13 y el 14 del mismo mes estaba en las acciones sobre el Biriatú, donde los franceses desplegaron todas sus fuerzas, a pesar de lo cual fueron rechazados y perseguidos por los de Castelar.

En septiembre combatió en Vidach y Zugarramundi.

Con la antigüedad obtenida en el de Sevilla, pasó como guardia al Regimiento de Guardias de Corps, el 4 de octubre de 1793. Desde el 5 de febrero de 1794 continuó como ayudante de campo de su padre y se halló en varios encuentros y acciones parciales, hasta el 26 de marzo, en las alturas de la Cruz de Busquet, el Biriatú, las montañas de Luis XIV, las alturas de Sara y Ascayn y entre Sara y la ermita de la Cumbre de Rhum; en abril, el día 6, en la Punta de Diamante y Monteverde y el 26 en la expedición al territorio francés y los ataques parciales a la línea enemiga para encubrir la expedición. En junio estuvo en el ataque de Vera y sus puertos y en el general de toda la línea enemiga, desde el día 21 hasta el 23. El 1 de agosto se encontró de nuevo en la línea, Tolosa y Hernani.

El 31 de agosto de 1798 obtuvo el empleo de cadete del Regimiento de Reales Guardias de Corps, y el 13 de octubre siguiente se publicó la licencia que recibía para contraer matrimonio con la hija de los condes de Murillo, María Diega Ramírez de Haro y Ramírez de Arellano. El 14 de enero de 1800 obtuvo el empleo de cadete de Ejército y el 27 de agosto de 1807 ascendió a alférez con grado de brigadier.

Estuvo presente en los acontecimientos de Aranjuez, durante los días 17,18 y 19 de marzo, y en los de Madrid, el 2 de mayo de 1808. El francés Murat, conde de Berg, invitó sin éxito a Patiño a unirse a sus fuerzas, a cambio de interesantes prebendas.

Igual que otros miembros de su regimiento, Patiño fue encarcelado por negarse a colaborar con el Ejército de Napoleón. Logró escapar y se dirigió a Extremadura, donde el 22 de julio de 1808, el capitán general de la provincia le puso al frente de una de las divisiones de su Ejército. Con ella permaneció el conde de Belveder, acampado frente a la plaza de Yelves, hasta la capitulación del cuerpo francés que ocupaba el Reino de Portugal. El 24 de agosto de 1808, la Junta Suprema de Extremadura le confirió el cargo de mariscal de campo, empleo que años más tarde le fue confirmado por Real Orden del 19 de agosto de 1811, con su antigüedad. Marchó con el Ejército hacia Madrid, donde recibió orden de hacerse cargo del mando interino del mismo y partir con él hacia Burgos, el 2 de noviembre de 1808. Arribó a la ciudad castellana con una División compuesta por cuatro mil hombres de a pie y setecientos de Caballería. Resistió con esta fuerza los choques de los días 8 y 9. El día 10 el ataque se hizo más general y Patiño sostuvo la posición durante ocho horas de incesante fuego, al cabo de las cuales consideró que era forzoso cederla, dada la gran superioridad del enemigo. Emprendió la retirada hasta Aranda de Duero. Dos días después recibió orden de la Junta Central de replegarse sobre Segovia y entregar el mando, en interinidad, al mariscal de campo José de Heredia. Quedó al frente de la División de Vanguardia y avanzó con ella hasta las inmediaciones de Madrid. Al enterarse de que la villa se encontraba en poder del enemigo, pasó a Ávila, donde permaneció hasta asumir, el 16 de julio de 1809, la jefatura de la Segunda División del Ejército de la Izquierda. En la población de Tamames, el 18 de octubre de 1809, con su División a la bayoneta atacó y dispersó una columna enemiga que había tomado la izquierda de una posición, lo cual decidió la batalla a favor de los españoles. El 26 se encontró en Salamanca; y el 19, en Alba de Tormes, desde donde persiguió a los enemigos hasta Aldea Rubia. El 23 se halló en las acciones del Campo de los Ajos, en Medina del Campo, y otras de menor consideración hasta el 12 de enero de 1810. Problemas de salud le alejaron del mando y volvió a su antiguo Regimiento de Guardias de Corps, hasta el 7 de julio de 1810.

Entre el 29 de octubre y el 8 de diciembre del mismo año, hizo un paréntesis para ejercer interinamente la secretaría de Estado hasta la llegada de Joaquín Blake.

Ya restablecido, se reintegró a la lucha en la acción desarrollada frente a la ciudad de Astorga, en la cual, el 12 de julio de 1811, asumió el mando de la 2.ª División del 6.º Ejército. A la cabeza del mismo, sostuvo el día 15 un encuentro junto al pueblo de San Román y persiguió al enemigo hasta el Órbigo; el 26 entró en la Bañeza con una de las secciones de la División y expulsó a los franceses que se habían adueñado de la ciudad. Luego se unió al resto de su Ejército y el 25 de agosto de 1811 inició la retirada hacia el Castro de Valdehorras. Llegaron el 29 y de ahí pasaron al Bierzo, donde estuvieron acantonados hasta el año siguiente. Patiño enfermó de gravedad, a pesar de lo cual, el 14 de junio de 1812 se sumó a las tropas que sitiaban Astorga. Y el 5 de agosto de 1812 se dirigió a la aldea de Bellido, en las inmediaciones de Valladolid y de allí al pueblo de Belver. Encontró al comandante general José María Santocilde enfermo y se hizo cargo del grueso de su Ejército para continuar la retirada hacia los puertos del Manzanal y Foncebadón. Después se retiró con licencia a Madrid.

De regreso a Salamanca, se encargó nuevamente del mando interino del Ejército. Recibió órdenes del general Castaños y continuó la retirada. Pasó al Reino de Portugal y volvió para acantonarse en el Bierzo y la Puebla de Sanabria. Estableció el cuartel general en la ciudad de Lugo y en cinco meses reorganizó y equipó el Ejército, que se hallaba en muy mal estado. Fue nombrado comandante general de toda la caballería del 4.º Ejército, de manera que entregó el mando del cuartel de Lugo y partió hacia Valladolid, donde estableció el Cuartel General de Caballería. El 19 de mayo de 1814 recibió orden del ministro de Guerra, duque de San Carlos, de salir de inmediato para Irún, a hacerse cargo del 3.er Ejército hasta la llegada del príncipe de Anglona. El 13 de octubre de 1814 se le expidió el título de su nombramiento como teniente general. Continuó en Irún hasta que el 11 de junio de 1815 se produjo la llegada de Anglona. Regresó entonces a Valladolid, con la Caballería del 4.º Ejército, a cuyo cargo siguió hasta que se disolvieron las divisiones por la conclusión de la guerra. El 14 de noviembre de 1815, Fernando VII le concedió la Gran Cruz y Banda de la Real y Militar Orden de San Fernando. En 1816 estuvo al mando de la 3.ª División del Ejército de Observación de la Derecha, hasta su disolución el 31 de enero de 1816.

En 1817 sucedió, por fallecimiento de su padre, en el título de marqués del Castelar. Pasó de cuartel a Madrid hasta el 13 de abril de 1819. En esta fecha recibió el empleo de capitán de la Real Compañía de Guardias Alabarderos, en el cual estuvo hasta el 16 de abril de 1820, cuando fue elegido y nombrado por Su Majestad como uno de los tres capitanes del Cuerpo de Guardias de la Real Persona.

 

Fuentes: Archivo General Militar (Segovia), Exp. personal; Archivo Histórico Nacional, Consejo, A, 8972.

 

María Victoria Liévano de Malik