González Marmolejo, Rodrigo. Constantina, Carmona (Sevilla), c. 1487 – Santiago de Chile (Chile), IX.1564. Eclesiástico, bachiller, conquistador.
Hijo de Rodrigo González de Góngora e Isabel Fernández Marmolejo, más probablemente que de Pedro de Aranda Velasco y Leonor Fernández Marmolejo, que dan algunos autores.
Con el nombre de Rodrigo de la Plaza, ingresó en la Orden dominicana, obtuvo el grado de bachiller y pasó al clero secular. En 1536 llegó a Lima y sirvió como capellán del grupo hispano que iba en defensa de Cuzco, sitiado por los indígenas.
Hizo la jornada de los Chunchos con Pedro de Candia, al oriente del lago Titicaca, después de su desastroso fin participó en la de los Chiriguanos, también sin éxito, y finalmente se unió a la de Chile, con Pedro de Valdivia, a cuya hueste llegó con otros compañeros de jornadas anteriores, en abril de 1540.
Presente en la fundación de Santiago del Nuevo Extremo y en el Cabildo abierto de 10 de junio de 1541 que pidió a Valdivia aceptar el cargo de gobernador.
Gran amigo de Valdivia, éste se refería a él en carta al Rey como hombre que hacía “en todo mucho fruto, con sus letras y predicación, porque lo sabe muy bien hacer”.
El 4 de mayo de 1546 el obispo de Cuzco lo nombró cura y vicario foráneo de Santiago y todo Chile, despacho que presentó ante el Cabildo el 14 de diciembre de 1547.
El 29 de enero de 1557, el Rey le otorgó a una Real Cédula para que administrara la futura diócesis chilena.
El 13 de junio de 1555, presentó el de vicario general y visitador, por nombramiento del obispo de Charcas, bajo cuya jurisdicción cayó ahora el territorio eclesiástico chileno.
Primer obispo de Santiago de Chile, diócesis erigida el 27 de junio de 1561, tomó posesión de ella el 18 de julio de 1563, por tres procuradores, sirvió la dignidad, aunque sin consagrarse, hasta septiembre de 1564, en que falleció.
En el plano económico recibió varias gratificaciones, al igual que el resto de los conquistadores; primero un solar en parte notoria de la traza de Santiago; una encomienda de indígenas en Pico y otra con los sujetos al cacique Michimalonco, en Aconcagua (aunque se discutió si era por título propiamente tal o como pago de un préstamo al fisco real); mercedes de tierra, una de ellas la estancia que Valdivia tenía en Quillota; y minas en Marga Marga. También fue suya la chacra de Conchalí, al norte de Santiago. Desde Perú llevó yeguas a Chile, para poner una crianza de caballos, que, además de reportarle importantes ganancias, fue de gran utilidad en los primeros tiempos de la conquista.
Fue muy generoso con sus bienes, otorgando numerosos préstamos y donativos. Al gobernador Hurtado de Mendoza le llevó a Concepción doce caballos muy buenos y un navío con bastimentos.
No todo fue fácil, pues después de la muerte de Valdivia tuvo que enfrentar varios problemas y juicios, por ejemplo uno por la encomienda de Quillota, otro por la ermita del Socorro, con los franciscanos, siendo la de mayor peso la información levantada contra su persona en Lima en octubre de 1556, por su supuesta mala vida, destinada a frenar su nombramiento episcopal.
Pasaron a Chile numerosos deudos suyos.
Bibl.: D. Amunátegui, “El primer obsipo de Chile”, en Anales de la Universidad de Chile, t. CIX, Santiago de Chile, 1901; L. Prieto del Río, “Don Rodrigo González Marmolejo. Primer obispo de Santiago. Su vida y su defensa”, en La Revista Católica, vol. III (1902-1903); J. T. Medina, Diccionario biográfico colonial de Chile, Santiago de Chile, Imprenta Elziviriana, 1906, pág. 372; T. Thayer Ojeda, Formación de la sociedad chilena y censo de la población de Chile en los años de 1540 a 1565, t. II, Santiago de Chile, Prensa de la Universidad, 1941, pág. 89; C. Oviedo Cavada, Los obispos de Chile (1561-1878), Santiago de Chile, 1979, pág. 96; F. Aliaga Rojas, “Rodrigo González Marmolejo”, en C. Oviedo (dir.), Episcopologio chileno, 1561-1810, t. I, Santiago de Chile, Pontificia Universidad Católica, 1992, pág. 97.
Juan Guillermo Muñoz Correa