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Ignacio Ansaldo Vejarano

Biografía

Ansaldo Vejarano, Ignacio. Carabanchel Alto (Madrid), 8.VIII.1903 – Aguas de Mallorca, 16.I.1961. Notable aviador militar. Medalla Militar.

Tercero de seis hermanos, que todos fueron aviadores y entre los seis llegaron a reunir una Cruz Laureada de San Fernando, tres Medallas Militares individuales y una Medalla Aérea, ingresó en la Academia de Infantería en 1922 y una vez promovido a alférez, y tras un corto paso por unidades de su Arma, pasó a la Aviación Militar, realizó las prácticas y pruebas previstas para la obtención del título de piloto, y ya en posesión de él fue destinado, en 1926, al Grupo 21, estacionado en el aeródromo de Getafe; ascendió a teniente al año siguiente, y obtuvo el título de observador en 1928.

A consecuencia de un gravísimo accidente de vuelo sufrido en 1930 quedó su cuerpo destrozado, y aunque merced a su robusta naturaleza logró conservar la vida, perdió la pierna derecha que hubo de serle amputada. Se negó a dejar de volar, y tras un penosísimo período de adaptación —que su enorme voluntad hizo que fuera corto—, aprendió a manejarse con su pierna ortopédica hasta conseguir, pese a la fuerte y lógica oposición que encontró, permanecer en el Servicio de Aviación como piloto en plena actividad.

En julio de 1936 se encontraba en Biarritz disfrutando sus vacaciones veraniegas y, ferviente monárquico, cruzó inmediatamente la frontera para incorporarse a la columna del coronel Beorlegui con la que, al mando de una compañía de requetés, participó en los combates para la conquista de Oyárzun, mostrando su extraordinario valor y su gran capacidad de resistencia, incomprensible dada su mutilación.

En agosto se reintegró a Aviación, siendo destinado al grupo de Dragones con el que tomó parte en las operaciones del frente de Vizcaya; el 16 de noviembre su avión fue seriamente alcanzado por el fuego antiaéreo enemigo, pero logró regresar a la base, aunque con heridos a bordo; actuó contra los puertos enemigos del Cantábrico y en los frentes de Santander y Asturias. Ascendido a capitán en diciembre, fue designado profesor de la Escuela de Observadores, pero no iba con su carácter permanecer en un puesto que él veía sedentario, y logró que le dieran el mando de una escuadrilla de biplanos Romeo 37 con la que, en febrero de 1937, tomó parte en la batalla del Jarama, teniendo que afrontar los ataques de la agresiva y poderosa caza enemiga y las fuertes barreras antiaéreas en aquellos durísimos días en que, por primera vez en la guerra de España, se enfrentaban en campo abierto dos potentes ejércitos. Marchó luego con su escuadrilla al frente Sur y, más tarde, en el verano, participó en los duros combates de Brunete y en las operaciones del frente Norte hasta la total liquidación de éste. Pasó luego a mandar una escuadrilla de trimotores de bombardeo, Savoia 79 en el grupo 5-G-28, distinguiéndose en la batalla de Teruel, y en la del Alfambra en el avance hacia el mar, así como en la áspera, cruenta y larga batalla que se desarrolló en el verano y otoño de 1938 en las márgenes del Ebro, resultando herido a consecuencia de un ataque de la caza enemiga a su formación, sin que esto fuera bastante para alterar el curso de la misión que fue rematada.

Le fue concedida la Medalla Militar individual, y en el expediente del consiguiente juicio contradictorio para su concesión, se puede leer en testimonios de sus jefes y compañeros, frases como: “[...] ejemplo de optimismo y alegría en los momentos más difíciles, [...] a pesar de sus condiciones físicas que a otro cualquiera no le habrían permitido hacer vida de campaña, supo imponerse con valor y entusiasmo extraordinarios, no perdiéndose ningún servicio, teniendo que acostarse al regreso, por agotamiento físico, [...] el oficial más brillante en su actuación en la guerra”. Realizó durante la campaña seiscientas horas de vuelo.

Llegada la paz y ascendido a comandante, mandó el 53 Grupo de Hidros en la base de Pollensa en aquellos difíciles años en que España a duras penas podía mantener su precaria “neutralidad” en el conflicto que asolaba a Europa, primero, y al mundo más tarde; los hidros de aquella base mantenían la vigilancia de las aguas españolas, y en un vuelo de patrulla, el Cant-Z 506 que pilotaba, sufrió una parada de motor seguida de incendio que al no poder ser sofocado, obligó a tomar agua al sur de Cabrera, y a abandonar el aparato, manteniéndose a flote con su tripulación, con los chalecos salvavidas hasta ser recogidos por un hidroavión británico. Estuvo destinado posteriormente en el 31 Regimiento de Asalto, y en el Regimiento Mixto n.º 3, y al ascender a teniente coronel en 1945 fue designado jefe de la Escuela de Polimotores.

Dos años más tarde fue nombrado jefe del Estado Mayor de la Zona Aérea de Baleares, y en el desempeño de este puesto desapareció con su avión y tripulación en el curso de un vuelo de Albacete a Son San Juan, en la noche del 16 de enero de 1961. En el momento de su muerte llevaba treinta años volando con una pierna ortopédica, y había realizado más de cuatro mil horas y efectuado doscientos ochenta servicios de guerra.

Por encontrarse en posesión de la Medalla Militar, fue ascendido al empleo de general de Brigada a título póstumo (BOE, núm. 35, de 9 de febrero de 1962).

 

Bibl.: J. Goma Orduña, Historia de la Aeronáutica española, vol. II, Madrid, Imprenta Prensa Española, 1946; E. Herrera Alonso, Entre el añil y el cobalto, Madrid, Instituto de Historia y Cultura Aeronáutica, 1987; VV. AA., Historia de la Aviación, Madrid, Instituto de Historia y Cultura Militar, 1988; E. Herrera Alonso, Una bahía con alas, Madrid, Ministerio de Defensa, 1995; J. Salas Larrazábal, Guerra aérea 1936-1939, Madrid, Servicio Histórico y Cultural del Ejército del Aire, 1998-2003; E. Herrera Alonso, Cien aviadores de España, Madrid, Ministerio de Defensa, 2001; J. Salas Larrazábal, La guerra de España desde el aire, Barcelona, Altaya, 2008.

 

Emilio Herrera Alonso

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