March, Josep. ?, ú. t. s. XVIII – p. m. s. XIX. Pionero de la técnica litográfica en España.
Son francamente escasas las noticias que nutren la biografía de Joseph March. En realidad se ignora casi todo de él: sus orígenes, rasgos personales e ideología, su definitiva trayectoria profesional, la fecha de su muerte... De hecho, sólo se puede hacer referencia a su paso por la Escuela Gratuita de Dibujo de Barcelona y a la realización de dos incunables litográficos, todo ello en un breve período de tiempo (1802- c. 1820).
Como alumno de la mencionada escuela promovida por la Real Junta de Comercio del Principado de Cataluña obtuvo diversos premios y menciones honoríficas en pintura floral, especialidad en la que concursará, aunque sin éxito, para la obtención de una plaza de profesor ayudante en 1814. Pero su valiosa aportación a la historia del arte nada tendrá que ver con la pintura, sino con la experimentación de un nuevo sistema de reproducción gráfica que en aquellos tiempos estaba revolucionando Europa: la litografía.
La introducción del método litográfico en Cataluña se debe en gran medida a una serie de artículos publicados bajo el auspicio de la Junta de Comercio en su edición periódica de las Memorias de Agricultura y Artes (julio de 1815-marzo de 1816). Todos ellos están basados esencialmente en textos de Marcel de Serres, un autor francés que, comisionado por el Gobierno de su país, había tenido ocasión de documentarse en Alemania sobre la nueva técnica. Es en uno de dichos artículos, concretamente en una nota a pie de página, donde la Junta notifica “que un alumno de esta escuela de Estática, y premiado en toda clase de flores [...] es el primero que se ha dedicado aquí a poner en práctica la Lithografía”. El motivo de la citación viene dado por la dificultad de hallar piedras adecuadas a este nuevo método de estampación y, refiriéndose a March, comenta que a pesar de haber compuesto “perfectamente la tinta y el lápiz litográficos, en la impresión que hizo del escudo de armas de la Real Junta de Comercio, se conoce que la piedra no le favorece”.
Años después, en un escrito de la madrileña Crónica Científica y Literaria reproducido en el Diario de Barcelona del 24 de diciembre de 1818, se hará referencia a una subvención del gobierno español concedida a José María Cardano que habría de facilitar su desplazamiento a París y Múnich con el fin de adquirir los conocimientos necesarios para la importación de la práctica litográfica. La noticia provocó la airada reacción de Joseph March que, en una carta dirigida a la Junta, manifestaba no poder “dexar de decir de esta arte, que la Crónica Científica llama desconocida en España, no lo es en tal grado” y tras hacer referencia a las documentadas aportaciones publicadas en las citadas Memorias de Agricultura y Artes respecto a los “fundamentos de este invento admirable, y los medios y maquinas con que se realiza”, así como a las instrucciones dadas “para componer la difícil tinta litográfica, y dar al lápiz litográfico las debidas combinaciones y consistencia”, constataba que la paralización de sus experimentos se debió únicamente a la dificultad de localizar piedras adecuadas, justificando así la poco satisfactoria calidad de su primera estampación litográfica, dado que se había visto limitado a usar “mármol que no es piedra para ello”.
Las posteriores gestiones de la Junta de Comercio para facilitar la conexión de March y Cardano con el objetivo de intercambiar conocimientos fueron infructuosas y, por otro lado, los coyunturales recursos económicos de la institución catalana tampoco habrían de permitir el costoso dispendio que representaba subvencionar el inexcusable viaje de estudios e investigación.
Las secuelas de la Guerra de la Independencia seguían flagelando la castigada economía del país, por lo que las expectativas de Josep March de continuar perfeccionándose en el método litográfico quedaron definitivamente truncadas. A pesar de ello, March debió de seguir insistiendo por su cuenta y riesgo, como así lo demuestra la estampación por él firmada de un dibujo realizado en 1820 por la marquesa de Castellbell, titulado Origen del Río Llobregat en Cataluña.
Es probable que continuase interesado en el tema, pero no se tiene constancia de ello. Acaso siguiese el consejo de la Junta de Comercio que, tras felicitarle por su labor, le estimuló a dedicarse a otro “ramo de la industria”, quién sabe si vinculado al ámbito de las indianas.
Todo son suposiciones. La única certeza reside en situarlo como el autor de la primera estampación litográfica realizada en España.
Obras de ~: Escudo de la Real Junta de Comercio de Cataluña, 1815; Origen del Río Llobregat en Cataluña, c. 1820.
Bibl.: J. Vega, Origen de la litografía en España, Madrid, Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, 1990; R. M.ª Subirana Rebull, “La introducción de la litografía en Cataluña: sus relaciones con París y Madrid”, en VV. AA., Actas del VIII Congreso Español de Historia del Arte. Cáceres 1990, Mérida, Editora Regional de Extremadura, 1992, págs. 537-541; Josep March, un pioner de la litografia, Barcelona, Biblioteca de Catalunya, 1992; P. Vélez, “La litografia a Catalunya de 1815 a 1855. De Joseph March a Eusebi Planas”, en Locus Amoenus, 3 (1997), págs. 147-160; R. M.ª Subirana Rebull, “El gravat i les arts del llibre”, en Art de Catalunya, vol. X, Barcelona, Edicions l’Isard, 2000, págs. 150-309.
Rosa María Subirana Rebull
