Colom, Joanot. Mallorca (Islas Baleares), ú. t. s. XV – Palma de Mallorca (Islas Baleares), 3.VI.1523. Dirigente agermanado.
De oficio bonetero, estaba casado y habitaba en la capital mallorquina. Fue uno de los principales dirigentes del sector más radical de la Germanía de Mallorca.
El 6 de febrero de 1521 fue uno de los siete menestrales detenidos por orden del virrey Gurrea, acusados de conspiración porque “volian levar ab tot lo pobla”. Este hecho precipitó los acontecimientos y al día siguiente fueron liberados por la fuerza por una masa de menestrales alzados contra la autoridad virreinal. Fue elegido representante de los boneteros en el colegio de veintiocho electos que los gremios organizaron en el convento de San Francisco el 9 de febrero. El día 15 fue uno de los que viajaron a Valencia para conocer la organización de la Germanía valenciana, con el objeto de aplicarla después a Mallorca e incluso con la intención de acudir a la Corte para intentar obtener un respaldo real y mantener al movimiento en el seno de la legalidad. El 8 de marzo los electos de Mallorca recibieron una copia de las ordinaciones y formas como se habían organizado las Germanías valencianas. Esto indica el retorno de la expedición, entre la que se contaba Joanot Colom. En octubre, la facción revolucionaria más radical, protagonizada por Joanot Colom, se impondrá a la más moderada, que había sido encabezada desde los inicios del movimiento por Joan Crespí, que a partir de entonces desapareció de la escena.
Colom quedó convertido en el principal dirigente de la Germanía. Fue el nuevo instador. A partir de entonces, desaparecieron los órganos colegiados creados en la etapa anterior, como la Tretzena o Junta de los Trece. Colom prescindió de cualquier fórmula democratizadora. Durante su mandato tuvo lugar la etapa más violenta de la revuelta. Colom, con el cirujano de Inca, Pau Casesnoves, fue uno de los principales propugnadores de la aplicación de la sentencia arbitral de Fernando el Católico en Burgos en 1512, favorable a los intereses foráneos respecto a la proporcionalidad con que debían contribuir ciudad y villas a las cargas comunes del Reino. Desde ese momento, declaró abolidos una serie de impuestos indirectos, un conjunto de derechos que gravaban el consumo de géneros de primera necesidad, como el pan, el vino, la carne, la sal o las ropas, y consideró que debía imponerse una nueva fiscalidad que gravase la riqueza y el patrimonio, es decir, impuestos directos, lo que favorecía a las clases populares y perjudicaba a los privilegiados.
Los derechos suprimidos estaban consignados, sin embargo, al pago de las pensiones de los acreedores de la Universitat, por lo que fue preciso realizar una política de abolición de la deuda, mediante la quitación de los censales.
Desde que ocupó el cargo, controló también las elecciones de jurados y consejeros, eligió los batlles de las villas que normalmente eran escogidos por el Rey, y los principales cargos de la organización agermanada.
Las informaciones judiciales tomadas después de la guerra tildan a algunos de “jurat fet per en Colom” o “mostassaf de la Germania” o “batlle fet per en Colom”. El frustrado intento de asesinarle en enero de 1522 reafirmó todavía más su autoridad.
Amenazó a cuantos se opusiesen a la quitación de los censales. Liberó los esclavos de los señores, a fin de dañar al máximo posible a sus adversarios “en Colom los havia fet franchs”. Muchos escaparon, otros se enrolaron en el ejército agermanado. Propugnó confiscaciones de bienes de antiagermanados para financiar el movimiento. Alentó la ocupación armada de la villa de Alcudia, que había quedado al margen de la Germanía y que pudo resistir diversos asedios gracias a su recinto amurallado.
Cuando, en octubre de 1522, apareció la escuadra real ante la capital mallorquina para reducir la isla a la obediencia real, se negó a cualquier tipo de negociación con Gurrea y se dispuso a dirigir una resistencia numantina. Una vez desembarcadas las fuerzas reales en Alcudia, en Son Fornari (Sa Pobla) mandó un ejército agermanado contra ellas. Allí sufrió una gran derrota, en la que murieron más de mil hombres. A principios de diciembre dirigió la resistencia contra las fuerzas realistas que habían iniciado el sitio de la ciudad, donde se habían refugiado muchos foráneos.
El 5 de diciembre, el virrey ofreció un salvoconducto a todos cuantos abandonasen la resistencia y se entregasen, exceptuados seis nombres, entre los que se contaba el de Joanot Colom. La ciudad capituló el 7 de marzo de 1523 y sus puntos más estratégicos fueron ocupados por la guarnición real. Él fue apresado y encerrado en el Castillo de Bellver hasta que fue públicamente ejecutado el 3 de junio. Su sentencia a muerte especificaba “que lo dit Joanot Colom sia aportat per los llochs acustumats de la present Ciutat de Mallorca en un carro sobre lo qual sia atenallat, sia degollat per lo coll davant la porta Pintada, escorterat y los corters sian posats a certs pilars fahedors los quals se han de anomenar los pilars de Colom, e lo cap de aquell, ab una llanterna de ferro, sia penjat a la porta Pintada, disminuint-lo a ell y a la sua progenie fins a la quarta generació, fahent-los inhàbils per qualsevol ofici y honors y las casas de ell sian derrocades e sembrades de sal e sos bens confiscats a la regia cort”.
Su cabeza quedó expuesta en una jaula en la Puerta Pintada y sus restos no fueron retirados hasta comienzos del siglo xix, durante el Trienio Liberal, concretamente en 1822, cuando la historiografía consideró conveniente incorporar a los agermanados en la mitología liberal. Pero no fue hasta 1840, con el pronunciamiento de Espartero y la toma del poder por los progresistas, cuando el tema de las Germanías y sus caudillos tomó una fuerza completamente nueva y favorecida en los círculos intelectuales por las corrientes románticas que ya incidían de pleno en la Renaixença. Fue en 1841 cuando tuvo lugar la glorificación oficial de Joanot Colom por parte de las autoridades municipales. Su retrato, paseado públicamente en procesión y colocado en la fachada del ayuntamiento, fue incorporado a la galería de los hijos ilustres de la ciudad.
Desde entonces se convirtió en un personaje mítico y controvertido. En 1865 fue aprobado por unanimidad en el ayuntamiento dedicarle la nueva calle que debía unir la plaza de Cort con la plaza Mayor de la ciudad. El 1 de octubre de 1868, cuando se proclamó la revolución en Palma, los retratos de Espartero y de Joanot Colom, con banderas y al son del himno de Riego, fueron paseados públicamente por la capital.
En 1870, el programa de fiestas para celebrar el inicio de la Germanía preveía una manifestación de los gremios, el 6 de febrero, que debía recorrer varios lugares emblemáticos de la ciudad, como la plazuela donde él había vivido, la Puerta Pintada, donde había estado colgada su cabeza, y la plaza de San Francisco.
Su prestigio no quedó reducido sólo a Mallorca, sino que rebasó los límites insulares y se expandió también por Cataluña y Valencia. Como contrapartida y como reacción a las actividades oficiales, se fue formando también una interpretación conservadora de las Germanías, cuyo máximo representante fue un historiador más documentado y cuya estela ha perdurado más en el tiempo. Ésta estuvo centrada en la defensa de la ciudad de Alcudia y en su actitud antiagermanada.
Esta interpretación tuvo también sus ecos fuera de la isla, principalmente en Cataluña.
Bibl.: A. Campaner, Cronicón Mayoricense, Palma, Juan Colomar y Salas, 1881; J. M.ª Quadrado, Islas Baleares, Barcelona, Establecimiento Tipográfico-Editorial de Daniel Cortezo y Cía., 1888; Informacions judicials sobre els adictes a la Germania e penes de cos e d’haver a ells imposadas aprés la reducció de 1523, Ciutat de Mallorca, 1896; E. Durán, Les Germanies als Països Catalans, Barcelona, Curial, 1982; J. Juan Vidal, Els Agermanats, Palma, Ajuntament, 1985.
Josep Juan Vidal