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Gonzalo Pérez

Biografía

Pérez, Gonzalo. ?, p. m. s. XII – Toledo, 30.VIII.1191. Arcediano, arzobispo de Toledo.

No consta su fecha de nacimiento ni su patria de origen, pero era probablemente castellano. En la documentación de la Catedral toledana aparece mencionado como arcediano de Talavera, dignidad que ostentaba desde 1157.

Su antecesor, Pedro de Cardona, había renunciado al arzobispado de Toledo al ser elevado al cardenalato por el papa Lucio III y quedarse en Roma. En septiembre de 1182 tuvo lugar la sesión capitular que eligió a Gonzalo Pérez. Una comisión capitular viajó después a la curia romana para solicitar la confirmación y el palio arzobispal. Le fueron enviados con el obispo de Burgos e incluían la fórmula del juramento.

Le tocó vivir en un tiempo de guerras contra los almohades y de falta de concordia entre los reyes hispanos.

Toledo era la base militar principal de Castilla frente a los enemigos y el bullir de los guerreros por sus calles marcaba el ambiente que se respiraba en la ciudad. Durante su corto pontificado Gonzalo tuvo que tratar con todas las órdenes militares castellanas.

El ámbito de expansión de las órdenes se situaba en la zona de La Mancha, jurisdicción de la diócesis de Toledo. Por eso el arzobispo hubo de tomar decisiones para llegar a un acuerdo con la Orden de Calatrava en el amplísimo territorio de expansión reconocido a dicha Orden entre los puertos de Orgaz (sierra de Los Yébenes) y del Muradal. La organización religioso- militar buscaba su libertad de acción frente al arzobispo y se consideraba un bastión imprescindible frente al expansionismo islámico. La Iglesia de Toledo cedió dos tercios de los diezmos a la Orden y ésta se avino a reconocer la jurisdicción arzobispal sobre los clérigos, la obligación de asistir a los sínodos convocados por el arzobispo, los derechos de visita canónica y el deber de observar las ordenanzas toledanas en materia litúrgica. El arzobispo cedió la iglesia de Santa Cruz (hoy conocida como del Cristo de la Luz) a la Orden de San Juan o del Hospital, situada junto a la puerta de Valmardón, pero sin que disfrutara del derecho de parroquialidad. También pactó un intercambio de propiedades con la Orden de Santiago, que deseaba disponer en Toledo de residencia propia.

Perdido el Reino cristiano de Jerusalén en 1187, los Papas utilizaron la mediación del arzobispo de Toledo como portavoz para urgir la necesidad de paralizar las rencillas mutuas de los cinco Reyes de los Reinos cristianos de la Península, establecer entre ellos una tregua de diez años y pasar a la acción bélica conjunta, a fin de contener las agresiones de los musulmanes por Occidente.

Desde la supresión de la diócesis de Alcalá, esta villa arzobispal quedó como sede segunda y residencia preferida por muchos arzobispos de Toledo. La base de su desarrollo económico para muchos siglos en adelante la puso Gonzalo Pérez al obtener del rey Alfonso VIII la concesión de unas ferias de diez días que se celebrarían a partir del domingo de cuasimodo. Se harían muy renombradas y de ellas saldría también beneficiada la Iglesia de Toledo.

A este arzobispo se debe la reorganización económica de la Iglesia de Toledo, cuya base consistió en la confirmación de los privilegios y donaciones de los Monarcas anteriores. En su tiempo se produjo la compra de una heredad en Hazaña por 500 áureos y la donación de Talamanca en compensación de las aldeas de Alcalá dadas por el Rey al concejo de Segovia y la donación de la villa de Esquivias. Para asentar a las poblaciones de vasallos de la Iglesia en las zonas rurales en unos tiempos difíciles por la enorme presión de las tropas almohades, consiguió que quedasen exentos de toda contribución al fisco real, excepto de la fonsadera cuando el Rey iba al frente del ejército.

Por la documentación pontificia se echa de ver que las órdenes tendían a depender directamente de la Santa Sede y a independizar a sus iglesias económicamente del arzobispo, pero Roma mantuvo los derechos episcopales sobre las iglesias controladas por ellas.

Este arzobispo mantuvo un ruidoso conflicto con los clérigos parroquiales. Éstos se habían constituido en hermandad para la defensa de sus derechos vulnerados por el arzobispo, el arcediano y el arcipreste en materia económica. Aunque el problema venía de más atrás, fue en tiempos de Gonzalo Pérez cuando estalló con más virulencia. La verdad es que no afectaba sólo a Toledo, sino a otras diócesis de la provincia eclesiástica. La hermandad apeló al papa Alejandro III, quien prohibió terminantemente toda exacción indebida. Sin embargo, los clérigos llegaron a una abierta rebelión celebrando reuniones secretas y negándose en redondo a prestar servicios litúrgicos en la Catedral y prestaciones económicas que venían por tradición. Hubo tensiones muy graves, incluso una excomunión general de la hermandad, pero finalmente en 1189 se llegó a una concordia entre el arzobispo Gonzalo y los representantes del clero hermanado, donde se trenzó una laboriosa composición a base de mutuas cesiones, en la que intervino como mediador el maestro Miguel, nuncio y notario papal.

Las inquietudes del clero parroquial no quedaron, sin embargo, satisfechas del todo, porque más tarde volverían a saltar chispazos de malestar, pero esta fase cae fuera del pontificado de Gonzalo Pérez.

Este arzobispo restauró con autoridad pontificia la diócesis de Cuenca, donde brillaría poco después la insigne figura del obispo san Julián ben Tauro, de ascendencia mozárabe toledana, que fue escogido el clero de la Catedral, en la que desempeñaba el cargo de arcediano.

 

Bibl.: A. González Palencia, Los Mozárabes toledanos de los siglos XII Y XIII, Madrid, Instituto de Valencia de Don Juan, 1926-1930, 4 vols.; J. González, El reino de Castilla en la época de Alfonso VIII, Madrid, Escuela de Estudios Medievales, 1960, 3 vols.; J. F. Rivera, La Iglesia de Toledo en el siglo XII (1086-1208), vol. I, Roma-Toledo, Iglesia Nacional Española- Diputación Provincial, 1966, págs. 202 y 226-228; vol. II, págs. 133-144 (cf. Índice vol. II, pág. 365); Los arzobispos de Toledo en la Edad Media (s. XII-XV), Toledo, Diputación Provincial, 1969, págs. 35-38; “Pérez, Gonzalo”, en Q. Aldea Vaquero, T. Marín Martínez y J. Vives Gatell (dirs.), Diccionario de Historia Eclesiástica de España, t. III, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Enrique Flórez, 1973, pág. 1962; J. A. García Luján, Privilegios Reales de la Catedral de Toledo (1086-1462), II. Colección Diplomática, Toledo, Caja de Ahorro Provincial, 1982, págs. 82-93, n.os 30-35; F. J. Hernández, Los Cartularios de Toledo. Catálogo documental, Madrid, Fundación Ramón Areces, 1996 (2.ª ed.), págs. 192-222, n.os 204-238, y págs. 523-527, n.os 630-638.

 

Ramón Gonzálvez Ruiz

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