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Quintín Ramos Caballero

Biografía

Ramos Caballero, Quintín. Buenaventura. Villamuñío (León), 31.X.1903 – Madrid, 6.VI.1971. Monje cisterciense (OCist.), abad perpetuo de San Isidro de Dueñas (Palencia).

Se llamó en el mundo Quintín, cambiando por el de Buenaventura al ingresar en el Císter, según era costumbre de aquellos tiempos. Nacido en un hogar eminentemente cristiano, como lo demuestra el hecho de contar en él tres hermanos consagrados a Dios, a los 13 años ingresó en la escuela apostólica regentada por los monjes de San Isidro de Dueñas, donde recibió toda su formación religioso-cultural, pues en aquellos tiempos era difícil salir los monjes a completar estudios en las universidades. Cuando llegó a la Trapa en 1916, acababa de fallecer el primer abad, dom Angel Ginabat, de origen francés, al cual sucedería dom Félix Alonso García, que transformó todo el edificio durante los 23 años que duró su gobierno.

Al quedar vacante la abadía en noviembre de 1939, se convocó el capítulo conventual en febrero de 1940, saliendo elegido fray Buenaventura por tiempo indefinido, como era costumbre en aquellos tiempos. Su paso por la abadía, que se prolongo por espacio de treinta años, dejó honda huella. Su antecesor había remodelado todo el edificio, pero careciendo de fuentes seguras para el sostenimiento de la numerosa comunidad que rondaba cerca de cien monjes, la primera actuación del nuevo abad fue la instalación de una granja agropecuaria modelo en su triple aspecto: vaquería, gallinero y redil de ovejas. Como fábrica de Chocolates Trapa ocupaba parte de los locales del monasterio, y otra parte la vaquería demasiado, decidió sacar fuera ambas cosas para ampliar los locales destinados a los monjes, ganando no poco el monasterio en ambiente de recogimiento, tan indispensable para el desarrollo de su carisma contemplativo. Años más tarde, con ese mismo afán de desligarse del mundo, la fábrica de Chocolates Trapa, tan acreditada en el mercado, se traspasaría precisamente buscando ese mismo ideal contemplativo. Deseando elevar el nivel cultural de los jóvenes, comenzó a enviar a Roma los más capacitados para completar estudios y especializarse en las principales ciencias sagradas.

En 1942, a los dos años exactos de haber ascendido a la sede abacial, puso en marcha la primera filiación de San Isidro, enviando una colonia de veinte monjes, para echar los cimientos de una fundación en el histórico Monasterio de San Pedro de Cardeña. En 1968 envió al monasterio de Oseira, como administrador apostólico, a un monje, el padre Honorio Arce Mata. Años más tarde este monasterio fue ocupado por un grupo de monjes de San Isidro, quienes en compañía de un grupo de los que quedaban de la primera comunidad, llevaron a cabo la restauración del monasterio.

Ya casi en el atardecer de su gobierno, fray Buenaventura envió un pequeño núcleo de monjes a la fundación de Belavista (Angola), logrando poner en marcha una nueva comunidad que caminó viento en popa durante unos años, hasta que la independencia de la nación de Portugal, los naturales de aquel país, en vez de encargarse de las grandes mejoras que habían puesto en marcha, y de los edificios construidos por ellos mismos, todo lo arrasaron, después de haber asesinado a uno de los monjes. Los demás se retiraron a una misión de la zona, donde estuvieron varios años, hasta que tuvieron que emigrar a Huambo, y de allí a otro lugar, donde se halla la comunidad, teniendo que empezar de nuevo en los sitios donde se han instalado.

La estrecha amistad con fray Rafael Arnáiz Barón, sin duda le valió para iniciar el proceso de beatificación y canonización de Rafael Arnáiz Barón, que finalmente fue beatificado por Juan Pablo II el 17 de septiembre de 1992 y canonizado por Benedicto XVI el 11 de octubre de 2009.

 

Obras de ~: “El Císter y María”, en Cistercium (C), 1 (1949), págs. 12-14; “La Salve”, en C, 2 (1950), págs. 119-23; “San Bernardo ante la cuna de Belén”, en C, 5 (1953), págs. 3-6; “Valladolid, histórica sede Cisterciense desde los tiempos de San Bernardo”, en Reinaré en España (1953), págs. 183-84; “¡María! ¡Rafael!”, en C, 6 (1958), págs. 61-63.

 

Bibl.: Anónimo, “Crónica de la celebración monástica en honor de dom Buenaventura Ramos en sus Bodas de Plata”, en C, 8 (1965), págs. 212-40; E. Bartolomé, “Dom Buenaventura y la vida espiritual de su comunidad”, en C, 8 (1965), págs. 170-77; A. Feliz, “Datos biográficos de Dom Buenaventura Ramos, abad de San Isidro de Dueñas”, en C, 8 (1965), págs. 196-207; I. Guillet, “Carta del Abad General a Dom Buenaventura Ramos, Abad de San Isidro”, en C, 8 (1965), págs. 208-211; D. Yañez Neira, Historia de San Isidro de Dueñas, Palencia, Tello Téllez de Meneses, 1969, págs. 49-61; F. J. D., “Dom Buenaventura Ramos Caballero marchó a la Casa del Padre”, en Nova et Vetera (1977), pág. 315; D. Yáñez Neira, “Dom Buenaventura Ramos Caballero”, en Nova et Vetera, (1998), págs. 303-25.

 

Damián Yáñez Neira, OCSO

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