Robles, Juan de. San Juan del Puerto (Huelva), c. 1574 – Sevilla, 2.I.1649. Humanista.
Fue educado desde edad muy temprana por su tío materno Juan de Robles, contador de la Casa de Medina Sidonia y fundador más adelante de una capellanía en San Juan del Puerto, que contribuyó decisivamente en la vocación religiosa de Robles.
Hacia 1590, se trasladó a Sevilla, como paje del arzobispo Rodrigo de Castro, que le nombró gentilhombre dos años después. Estudió durante este tiempo Derecho y Cánones en el Colegio de maese Rodrigo, donde obtuvo el grado de bachiller.
Durante este tiempo, entró en contacto con el foco cultural sevillano formado, entre otros, por humanistas de la talla de Fernando de Herrera, Rodrigo Caro, Francisco de Medina o Baltasar de Alcázar, cuyo trato influyó de manera notable en su formación literaria.
Precisamente con Francisco de Medina formó parte del séquito que acompañó a Rodrigo de Castro a la boda del rey Felipe III con Margarita de Austria.
Juan de Robles alcanzó una situación aún mejor con el nuevo arzobispo Fernando Niño de Guevara, que sucedió a Rodrigo de Castro tras su muerte. Para entonces, ya Juan de Robles está integrado dentro del reconocido grupo literario de humanistas hispalenses.
En los primeros años del siglo XVII desempeñó el cargo de secretario de órdenes con el arzobispo Guevara, de cuya actividad surgió el primer libro conocido del autor, titulado los Avisos al predicador curioso, obra manuscrita perdida tras su muerte.
Alrededor de 1609 consiguió Robles un beneficio en la iglesia de Santa Marina de Sevilla que le permitió incorporarse a la Universidad de Beneficiados en abril del mismo año, donde ostentó diversos cargos entre 1611 y 1615. Tras una serie de incidentes entre el abad de los beneficiados sevillanos y el nuevo arzobispo Pedro de Castro, Robles se retiró a su iglesia de Santa Marina para no verse implicado en el litigio.
En estos años, logró su primer reconocimiento literario al ganar un certamen que convocó la cofradía de San Pedro Ad vincula “en honor de la Purísima Concepción”.
Robles escribió en esta época sus obras más importantes. Así, en la que titula Discurso en razón de si es necesario erigir Beneficios Curados en este Arzobispado de Sevilla, aborda un asunto candente que estaba en el origen del pleito antes referido. Se imprimió anónima, sin indicación de año, lugar ni impresor, entre 1616 y 1623. Se sabe que Juan de Robles es el autor porque él mismo lo confirma en dos obras suyas posteriores (el Diálogo y el Culto). Diez años más tarde, publicó la Relación de la avenida de 1626, desgraciadamente perdida, que dedica a Juan Manuel Alonso Pérez de Guzmán el Bueno, VIII duque de Medina Sidonia.
Dos años después, en julio de 1628, se imprimió también anónima su Carta escrita por un sacerdote natural de Sevilla a un amigo suio acerca del Patronato de la Gloriosa M.ª S. Theressa de Jesus, que gozó de un éxito inesperado, y que se reprodujo íntegramente en el Culto con el título de Carta en defensa del único Patronato de nuestro gloriosíssimo apóstol al lcdo. Rodrigo Caro. En 1629, apareció la Censura de la ortografía que el maestro Gonçalo de Correas Cathedratico de lenguas de la Universidad de Salamanca pretende introduzir, impresa en Sevilla el 24 de mayo de 1629, y actualmente ilocalizable.
Este mismo año —Robles rondaba la cincuentena— consta que tenía preparada la primera versión de su obra más conocida, Primera parte del culto sevillano, que quedó manuscrita tras su muerte y que se imprimió por vez primera en 1883. Se estructura, siguiendo la tradición renacentista, en cinco diálogos, mantenidos entre Juan de Guzmán y el licenciado Sotomayor (trasunto literario del autor), en los que se abordan cuestiones de retórica y ortografía fundamentalmente, con un tono desenfadado que propicia la aparición de cuentos, facecias y refranes que amenizan la lectura de la obra.
Este libro ocupa un lugar considerable entre las ortografías españolas del siglo xvii. Los principios en él defendidos se dirigen, sobre todo, a rebatir la pretensión de Correas de basar en presupuestos fonéticos la ortografía del español, en vez de fundamentarse en la etimología y el uso consagrado por los impresores, siguiendo en esto el criterio de Baltasar de Céspedes en El Humanista.
Desde el punto de vista de la retórica, subraya el autor la claridad y la precisión frente a la desmesura y la novedad en el uso de la lengua y sostiene que el castellano ha llegado a su máximo esplendor y que se ha de mantener en el estado de perfección en que se encuentra.
Se inserta así en la línea de Bartolomé Jiménez Patón en su Elocuencia española en arte, aunque se distancia en parte de aquél al considerar que el latín sigue siendo superior al castellano. En cuanto a la elocución, los Comentarios de Herrera sirven de telón de fondo a sus opiniones, si bien su concepción de la preceptiva literaria es menos innovadora y más tradicional.
Para Menéndez Pelayo, se trata de la mejor escrita de todas las retóricas castellanas, aunque adolece de escasa originalidad. Es cierto que, como apunta A. Gómez Camacho en su edición del Culto, hay más en ella de las obras de su contemporáneo Baltasar de Céspedes que de su propia cosecha y también que, como señala A. Vilanova, se descubren inexactitudes, imprecisiones y lagunas en el panorama literario diseñado (lo cual se hace patente, sin ir más lejos, en la consideración casi exclusiva de los prosistas del siglo xvi), pero se le debe el mérito indiscutible de “ser la primera retórica crítica de la literatura española”.
Su intención era más bien la de trazar un compendio educativo dirigido a la formación del hombre “culto” (de ahí el título), entendiendo por tal tanto el que domina el estilo, el adorno (algo propio del ars) como el que tiene capacidad de ingenio (o ingenium), es decir, la persona erudita, culta y diestra en el manejo de la elocuencia. En suma, es éste un manual completo para la educación del hombre humanista.
El manuscrito, del año 1631, se conserva en la Biblioteca Colombina de Sevilla y muestra algunas diferencias con respecto a la primera versión a la que se refiere el autor en carta dirigida a su amigo Rodrigo Caro. El libro no llegó a imprimirse probablemente por falta de mecenas, puesto que la Casa Ducal de Medina Sidonia, con quien mantenía tan buenas relaciones desde su juventud, se encontraba entonces en plena decadencia. Este fracaso editorial debió de ser la causa de que Robles se distanciara de los Medina e ingresara como capellán al servicio de los condes de Gelves, donde se ocupó de la educación del heredero, Pedro Colón de Portugal, y de sus hermanos. El fallecimiento de Catalina de Portugal le ofreció la oportunidad de escribir la relación de las honras fúnebres, que se imprimieron en 1635, cuyo encabezamiento reza: Carta para la Exma. Sra. Doña Catalina de la Cerda Condesa de Lemos...
Hacia 1636 escribió un nuevo diálogo, esta vez sobre política y economía, con los mismos personajes que los del Culto, titulado Tardes del Alcázar, que dedicó en esta ocasión al conde-duque de Olivares. Tampoco logró Robles imprimirla, de ahí que se refiera unos años más tarde a estas dos obras como “otros volúmenes que están en borrón”. En 1642, apareció su último trabajo titulado Diálogo en razón del uso de la barba en los eclesiásticos, dedicado a los condes de Gelves, quienes influyeron seguramente en su publicación. El 2 de enero de 1649 Juan de Robles falleció en Sevilla.
Obras de ~: Ioannes de Robles charisimo suo condiscipulo Roderico Charo, 1598 (epístola en versos latinos, conservada en la Biblioteca Colombina en Cartas y papeles pertenecientes a Rodrigo Caro); Versos heroycos (en el certamen II “De versos heroycos” de la Relacion de las Fiestas de la Cofradia de sacerdotes de S. Pedro Ad vincula celebradas en su parroquia iglesia de Sevilla a la purisima concepcion, escrita por Francisco Luque Faxardo), Sevilla, A. López de Gomara, 1616; Epigrama. A la Virgen en el punto de Inmaculada Concepcion y Emblema. Pintose la casa Real del Sol a lo de Ovidio (en el certamen III “De las Epigramas”, escrita por Luque Faxardo), Sevilla, López de Gomara, 1616; Discurso en razon de si es necesario erigir Beneficios curados en este Arzobispado de Sevilla, ms., en Biblioteca Colombina de Sevilla; Carta escrita por un sacerdote natural de Sevilla a un amigo suio acerca del Patronato de la Gloriosa M.ª S. Theresa de Jesus, 1628; Censura de la ortografia que el maestro Gonçalo Correas Cathedratico de lenguas de la Universidad de Salamanca, pretende introduzir, Sevilla, 1629; Primera parte del Culto Sevillano, ms., en Biblioteca Colombina de Sevilla (ed. Sevilla, Sociedad de Bibliófilos andaluces, 1883; ed., intrd., y notas de A. Gómez Camacho, Sevilla, Universidad, 1992); Carta para la Excma. Sra. Doña Catalina de la Cerda Condesa de Lemos, y oy Monja professa en el Convento de las Descalças, del Orden del Serafico Padre S. Francisco de la Villa de Monforte de Lemos: Con aviso y relacion, de la muerte y pompa funeral, del deposito de la Excelentissima señora Doña Catalina Francisca Antonia de Portugal y Castro, Duquesa de Veraguas, Marquesa de Iamaica, y Condesa de Gelves, su sobrina, Sevilla, Matías Clavijo, 1635; Tardes del Alcáçar: dotrina para el perfeto vasallo, ms., en Biblioteca Colombina de Sevilla (ed. Sevilla, Exma. Diputación Provincial, 1948); Dialogo entre dos sacerdotes, intitulados Primero, i Segundo. En razon del uso de la barba en los eclesiasticos, Sevilla, Francisco de Lyra, 1642.
Bibl.: B. J. Gallardo, Ensayo de una Biblioteca Española de libros raros y curiosos, formado con los apuntamientos de don Bartolomé José Gallardo, coordinados y aumentados por M. R. Zarco del Valle y Sancho Rayón, vol. 4, Madrid, Imp. y fundición de Manuel Tello, 1863-1889, págs. 138-162 (ed. facs., Madrid, Gredos, 1968); M. Menéndez Pelayo, Historia de las ideas estéticas en España, vol. I, Madrid, Imp. de A. Pérez Dubrull, 1883, págs. 737 (ed. Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), 1994); A. Vilanova, “Preceptistas de los siglos XVI y XVII”, en Historia General de las Literaturas Hispánicas, pról. de R. Menéndez-Pidal, vol. III, Barcelona, Vergara, 1968, págs. 667-671; J. Rico Verdú, La retórica española de los siglos XVI y XVII, Madrid, CSIC, 1973, págs. 186- 195; J. A. Maravall, Antiguos y modernos. Visión de la historia e idea de progreso hasta el renacimiento, Madrid, Alianza Editorial, 1986, págs. 71, 98, 100 y 340; B. López Bueno, La poética cultista de Herrera a Góngora, Sevilla, Ediciones Alfar, 1987, págs. 24-25; A. Gómez Camacho, “Introducción” en J. de Robles, El culto sevillano, Sevilla, Universidad, 1992.
Luis Alburquerque García