Celma, Pedro. Pedro de Santa María Magdalena. Arnés (Teruel), 17.V.1712 – Zaragoza, 23.III.1770. Escolapio (SChp), latinista y reformador de la enseñanza en latín, provincial.
A los dieciocho años de edad vistió el hábito escolapio en Tramacastilla (Teruel), el 9 de abril de 1730, y allí emitió sus votos el 12 de marzo de 1731. Tomó el nombre religioso de Pedro de Santa María Magdalena.
En Alcañiz y Daroca hizo sus estudios de Humanidades, Filosofía y Teología hasta 1735. Al recibir el sacerdocio, en 1736, era considerado ya como uno de los escolapios más eminentes de la provincia y uno de los religiosos más ejemplares. Figura primero en la comunidad de Alcañiz (1736) y luego en la de Zaragoza (1738-1744) como profesor de juniores.
Fue nombrado rector de Zaragoza (1745-1748) donde tuvo que afrontar el pleito que la Compañía de Jesús había interpuesto en la ciudad contra los padres escolapios, negándoles el derecho de enseñar Latín y Humanidades. El padre Celma defendió con tesón los derechos de la Escuela Pía viéndose apoyado por el ayuntamiento y por lo más selecto de los habitantes de la ciudad, así como por la gran mayoría de las órdenes religiosas, alcanzando, por fin, sentencia favorable de la Audiencia. De Zaragoza pasó a Peralta de la Sal (1751-1757) como profesor de Humanidades de los neoprofesos y maestro de novicios desde 1753 hasta 1757. El padre Celma compuso su primera gramática para la enseñanza del latín y en Peralta preparó la colección de Autores Latinos, que editó en Zaragoza en 1757 y ese mismo año fue nombrado por segunda vez rector de Zaragoza hasta 1760. Antes de mandar sus producciones a la imprenta, las experimentó con sus alumnos y novicios en Zaragoza y Peralta. En copias manuscritas corrieron por los colegios.
En el sexenio que estuvo al frente del noviciado fue para los novicios verdadero modelo de las virtudes religiosas.
Durante su estancia en Peralta, el “caso de los jesuitas” fue llevado al Real Consejo y luego al rey Fernando VI. El caso lo ganaron los adversarios, pero al volver el padre Pedro a Zaragoza alcanzó de Carlos III permiso para abrir de nuevo las escuelas de Latín. El 4 de mayo de 1760, el Rey firmó el decreto que autorizaba a enseñar públicamente la Gramática Latina en los colegios de las Escuelas Pías de Aragón y Valencia.
Luego, fue elegido provincial, del 1760 al 1766, y rector de nuevo, del 1766 al 1769, confirmado también para un segundo trienio y falleciendo en el transcurso del mismo por un ataque de apoplejía que lo dejó paralítico. Asistió como vocal al capítulo general de 1760, de donde regresó con la patente de provincial, cargo que desempeñó por dos trienios consecutivos.
Para acreditar el colegio y mostrar ante el público la preparación de sus alumnos, organizó dos academias que dieron fama a las incipientes escuelas y gran lucimiento a los alumnos. La primera tuvo lugar el 20 de agosto de 1743, cosa desconocida hasta entonces en Zaragoza. El segundo certamen se celebró el 22 de octubre de 1744. Concurrieron varios catedráticos de la universidad y de los colegios de Zaragoza, para poner objeciones y preguntar a los alumnos. Admiraron las conclusiones y facilidad creadora de los muchachos.
El padre Celma formó una generación de humanistas que dieron gloria a la provincia de Aragón.
Los colegios escolapios de la provincia de Aragón se dedicaban totalmente a la educación, desligados de injerencias gubernamentales, de protecciones regias, de subvenciones municipales, libres de toda sumisión externa coartadora de la libertad de enseñanza que el derecho natural concede y la práctica recomienda. Se trataba de instituciones cuya enseñanza era completamente gratuita, y en la que se proveía a los estudiantes pobres de cuanto era preciso para su progreso en el estudio.
Daban un curso completísimo de instrucción, desde los elementos de primeras letras hasta la alta Teología. En lo social eran colegios ejemplares, fundiéndose en verdadera hermandad los alumnos todos, ricos o pobres, externos o internos. Para la enseñanza de la Lengua Latina sustituyó el Concilio de Trento y san Jerónimo, por las obras de Cicerón, Tácito, Cornelio Nepote, Vives, Fedro, Ovidio, Horacio, Virgilio, Plauto Séneca y Marcial en la colección que hizo para las escuelas, según consta en su Colegio de Zaragoza.
Latassa hace resaltar la fama del padre Pedro y su manera de enseñar. Su método fue de lo más novedoso y atrevido: enseña el Latín en castellano y destierra los autores eclesiásticos tradicionales estudiando los clásicos paganos. Este pionero de la pedagogía escolapia española falleció el 23 de marzo de 1770.
Obras de ~: Estudiosa emulación: Gramática, Poética y Oratoria, Zaragoza, F. Moreno, 1743; Acies litteratia seu Theses oratoriae, Zaragoza, 1743; Polemos incyclicus seu acies litteraria, Zaragoza, F. Moreno, 1744; Colección de autores latinos, Zaragoza, 1757; Gramática Latina en Castellano y Compendio de la Gramática Latina de Nebrija, 1760 (2.ª ed. con anotaciones de A. P. de San Juan Bautista, Zaragoza, 1771).
Bibl.: F. de Latassa y Ortin, Biblioteca nueva de los escritores aragoneses que florecieron desde el año de 1753 hasta el de 1795, t. V, Pamplona, Joaquín Domingo, 1801, págs. 132- 133; M. Pérez Fernández, Corona Calasancia. Noticias Biográficas de Varones Ilustres de las Escuelas Pías, Madrid, Tipografía de las Escuelas Pías, 1865, págs. 194-197; C. Lasalde, Historia literaria y Bibliografía de las Escuelas Pías de España, t. II, Madrid, 1893-1927, págs. 327-330; E. Llanas, Escolapios Insignes por su piedad religiosa desde el origen de las Escuelas Pías hasta nuestros días, Madrid, Imprenta de San Francisco de Sales, 1899-1900, págs. 505-509; T. Viña, Index Bio-Bibliographicus CC. RR. PP. Matris Dei Scholarum Piarum qui in universo Ordine Pietatem, Literas ac Scientias scriptis suis foventes ornaverunt, t. II, Roma, Typographia Vaticana, 1908-1911, págs. 353-355; Á. Pastor Beltrán, Los escolapios y los sitios de Zaragoza: biografía del padre Boggiero, Zaragoza, Imprenta Heraldo de Aragón, 1959, págs. 27-28 (Zaragoza, Comuniter, 2006).
Ángel Millán Lázaro