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Melchor de Herrera y Rivera

Biografía

Herrera y Rivera, Melchor de. Marqués de Auñón (I). Madrid, ¿1524? – 20.II.1600. Tesorero general y consejero de Felipe II.

Tercer hijo del alcalde de Casa y Corte Fernán Gómez de Herrera, como otros muchos hidalgos castellanos que carecían de más bienes que la legítima parte de la herencia, a temprana edad emprendió el camino de Italia en busca de fortuna. Tras demostrar su experiencia en el manejo de las armas, a comienzos del reinado de Felipe II, Herrera se había convertido en capitán de una compañía de Caballería ligera, bajo el mando del duque de Sessa. Al mismo tiempo, recrecía una incipiente fortuna efectuando anticipos a los soldados, trapicheando con alimentos, ropas y pertrechos, y aventajando a otros en juegos de azar, afición que toda su vida mantendría. La recomendación de Sessa le sirvió para que, tras retornar a Madrid hacia 1560, se pusiera al servicio de Ruy Gómez de Silva, príncipe de Éboli, que se hallaba en plena privanza. Herrera comenzó a efectuar compras para Éboli en las ferias de Castilla, al tiempo que emprendía actividades privadas como mercader y prestamista y realizaba inversiones en juros y censos. Preocupado por elevar su situación social, también adquirió un oficio de regidor en Madrid (1562), y se hizo con el título honorífico de chanciller del sello de cera. El 10 de septiembre de 1565, por recomendación de Éboli, Herrera recibió nombramiento de tesorero general de Castilla. Asimismo, asumió la tesorería del príncipe don Carlos, la depositaría general de los derechos de contaduría, la receptoría de embargos y secuestros, y las patentes de receptor del subsidio y de pagador de las galeras. Al mismo tiempo, obtuvo de Felipe II una licencia particular para que pudiera actuar como asentista de la Hacienda Real, no obstante sus oficios cortesanos. Continuando con sus estrategias para acrecentar su posición social, en 1567 compró el título de alférez mayor de la Villa y Corte, y la alcaidía de Ronda. Poco después, en octubre de 1569, se hizo con el marquesado de Oyra, en el reino de Nápoles, que traspasó en 1570 para adquirir el estado de Valdaracete. Finalmente, entre 1572 y 1573 compró las villas de Auñón y Berninches, con sus vasallos y alcabalas, a las que hizo extensivo el título de marqués.

Tras casi una década al frente de la tesorería general, en marzo de 1575 fue relevado por Juan Fernández de Espinosa, aunque Herrera continuó formando parte del Consejo de Hacienda. En septiembre de este año, resultó afectado por la suspensión de pagos decretada por Felipe II y, hasta que en marzo de 1577 se firmó el medio general, hizo todo lo posible para recibir un trato de favor. No obstante, al haber compaginado sus actividades como tesorero general y asentista, apenas resultó perjudicado. En pago de las sumas que Felipe II le adeudaba, Herrera recibió la jurisdicción de diversas villas y lugares (Villajimena, Talamanca, Valdemoro, etc.). Aunque había superado la crisis financiera sin grandes perjuicios económicos, en 1578 comenzó a padecer una inspección de su comportamiento como tesorero general. Mientras seguían las investigaciones, en 1580 fue nombrado proveedor y comisario general del Ejército, con el cometido de organizar la campaña de Portugal. Durante los años siguientes Herrera continuó desempeñando diversas comisiones y formando parte del Consejo de Hacienda. Pero al fin llegaron las acusaciones de la visita y, tras los descargos, en 1585 fue sancionado por estafar a la Hacienda Real 1.200.000 ducados. No obstante, llegó a un acuerdo con Felipe II por el que se comprometió a restituir unos 300.000 ducados. De esta forma continuó llevando a cabo actividades como asentista y como miembro del Consejo de Hacienda, del que fue excluido a la postre en 1591. Hasta que falleció, casi una década después, no dejó de padecer infortunios patrimoniales y familiares. Dejó un mayorazgo que heredó su hija, y fundó ocho capellanías en la villa de Auñón.

 

Bibl.: M. T. Fernández-Mota de Cifuentes, Relación de títulos nobiliarios vacantes y principales documentos que contiene cada expediente que, de los mismos, se conserva en el archivo del Ministerio de Justicia, Madrid, Hidalguía, 1984; págs. 273- 275; C. J. de Carlos Morales, “Ambiciones y comportamiento de los hombres de negocios: Melchor de Herrera”, en J. Martínez Millán, La corte de Felipe II, Madrid, Alianza, 1994, págs. 379-415; A. A. y V. de Cadenas y López, Elenco de grandezas y títulos nobiliarios españoles, Madrid, Instituto Salazar y Castro-Hidalguía, 2003.

 

Carlos Javier de Carlos Morales