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José Sorribes i Rovira

Biografía

Sorribes i Rovira, José. ?, f. s. xvi-p. s. xvii – Madrid, 16.X.1659. Militar catalán y consejero de capa y espada del Consejo Supremo de la Corona de Aragón, consejero de Hacienda.

El historiador Pere Molas precisa en sus notas biográficas sobre este personaje que era hijo de Felip Sorribes i Desvalls, natural de Berga, consejero de la ciudad de Barcelona y diputado. Era capitán de Caballería cuando fue convocado a las Cortes catalanas de 1626. Obtuvo merced de hábito de la Orden de Santiago en 1632. Cuando se encendió la Guerra de 1640 era teniente coronel del Tercio de la Generalitat.

No está muy clara su posición a lo largo de la guerra, como sugiere Elliott, pues si al inicio pudo haberse trasladado a la Corte como agente secreto del gobierno catalán (su hermano Felipe era uno de los líderes de la revuelta, y su otro hermano Francisco oficial del Tercio de Infantería de Barcelona) terminó actuando al servicio del conde duque de Olivares y del protonotario Jerónimo de Villanueva. Quizá todos estos méritos contribuyeron a que fuera nombrado consejero catalán de capa y espada. Pero su caso es especial, pues fue el primero de dicha nacionalidad nombrado como tal. Juró el cargo el 19 de enero de 1658 si bien la expedición del título que recoge el privilegio, dado en Aranjuez, es de 28 de agosto de 1658. Consta en él que la plaza se mandó instituir “de nuevo”. Con esta condición se recibió en el Consejo de Aragón, como detalladamente describe Villacampa, el decreto de “formación” de dicha plaza, el 5 de enero de 1658. En dicho decreto, el Rey reconoce las abundantes peticiones cursadas, los servicios prestados por los catalanes en la campaña militar contra los franceses, a la sazón ya finalizada, y el estímulo para la concesión ejercido por el feliz acontecimiento del nacimiento del Príncipe. No se olvida la conveniencia de igualar a todos los reinos de la Corona de Aragón en el disfrute de estas plazas de capa y espada. En el mismo decreto se nombra a nuestro Joseph Sorribes, caballero de la orden de Santiago y miembro del Consejo de Hacienda. Se cumplía así una larga aspiración del Principado de Cataluña, manifestada cuando fue conseguida por los reinos de Aragón y Valencia, en 1646. Los catalanes que se habían mantenido fieles al Rey en la Guerra y las “ciudades obedientes”, incluso el Consell de Cent barcelonés, habían pedido la equiparación repetidamente, pero tuvieron que esperar a la finalización del conflicto y normalización de las relaciones para conseguirla, con intervención final, probablemente decisiva, de Juan José de Austria. Además de las razones políticas y coyunturales generales, en la designación de Sorribes influyeron sus méritos como consejero de Hacienda. Todos estos datos los confirma Crespí en su Diario quien indica que se dirigió al Rey para sugerirle que se pagara la plaza a costa de la Diputación de Cataluña, considerando que el Principado lo daría por bueno a cambio de “darse por favorecido”. Es interesante, y curioso, que el Rey estimara conveniente que se pagase directamente de la Real Hacienda, con el sutil argumento de que así sería “de más gratitud y estimación” para los catalanes, que llevaban varios años esperando esta merced. El nombramiento fue considerado por el entonces vicecanciller Crespí como muestra de un excesivo incremento del número de miembros, pues señala con ironía que “con esto son treze los votos del Consejo si concurren todos, que para no despachar los negocios es buen medio”.

Ejerció el cargo por poco tiempo, pero en ese breve espacio se produjo el típico incidente causado por las dudas sobre la capacidad jurisdiccional de los consejeros de capa y espada. Se trataba de un pleito entre el duque de Béjar y el conde de Albatera, que se estaba viendo en el Consejo de Aragón en mayo de 1658, en el que se abstuvieron los regentes Pedro de Villacampa y Bernardo Pons, conde de Robres, que tenían jurisdicción pero no la pudieron ejercer por su relación familiar con las partes del proceso. En cambio, emitieron su voto el protonotario Miguel Bautista de Lanuza, que ejercía como tal por concesión especial, y Joseph Sorribes, consejero de capa y espada recién nombrado. El Rey no admitió dichos votos, confirmando así varios precedentes en los que quedaba claro que los consejeros de capa y espada no podían votar en causas judiciales aunque se tratara, como era el caso, de un trámite o cuestión incidental. Falleció el 16 de octubre de 1659, a las siete de la mañana, como consecuencia de una caída del coche en el que viajaba.

El accidente se produjo dos días antes el martes 14 de octubre. Crespí lo describe con todo detalle. El coche iba por el Prado Nuevo, cuando “se desvocaron las mulas y se arrojo D. Joseph a tiempo que topo con otro coche y entre las ruedas de los dos lo maltrataron tanto que quedaron con gran peligro y haviendole enbiado a visitar, dan los medicos poca esperanza de su vida”. Villacampa, que también relata la desgracia, señala que “se libraron los demas que iban dentro que no se arrojaron”. Su plaza en el Consejo fue ocupada por el catalán Miguel Salbá de Vallgornera, que se mantuvo en la misma hasta su fallecimiento en 1683.

 

Fuentes y bibl.: Archivo de la Corona de Aragón, Consejo de Aragón, Registros de Cámara: 17, fol. 122; Biblioteca Nacional de España, Manuscrito 5742: fol. 207 r. y v.; Biblioteca Universitaria Santa Cruz, Ms. 173, fol. 34 r.; Archivo Histórico Nacional, Consejos Suprimidos, 2029, Libro de Resoluciones y Ceremonias del Consejo de Aragón, fol. 63 r.

J. H. Elliott, La rebelión de los catalanes (1598-1640), Madrid, Ed. Siglo XXI, 1982; J. Arrieta Alberdi, El Consejo Supremo de la Corona de Aragón, 1494-1707, Zaragoza, Institución “Fernando el Católico”, 1994; J. Busquets Dalmau, La Catalunya del Barroc vista des de Gerona. La Crónica de Jeroni de Real (1626-1683), Barcelona, Publ. Abadía de Montserrat, 1994; P. Molas, Catalunya i la Casa d’Austria, Barcelona, ed. Curial, 1996; M. A. González de San Segundo, “Los consejeros de capa y espada en el Consejo de Aragón (La nobleza aragonesa en el gobierno de la Monarquía)”, en C. Iglesias (dir.) Nobleza y Sociedad. Las noblezas españolas, reinos y señoríos en la Edad Moderna, vol. III, Oviedo, ed. Nobel, 1999, págs. 147-194.

 

Jon Arrieta Alberdi