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Eduardo Miura Fernández

Biografía

Miura Fernández, Eduardo. Sevilla, m. s. XIX – 23.I.1917. Ganadero de reses bravas.

El industrial sombrerero Juan Miura Rodríguez, radicado en Sevilla y de ascendencia vasca, compró para su hijo Antonio Miura Fernández en 1842 una ganadería formada con reses de Antonio Gil y José Luis Alvareda, procedentes de Francisco Gallardo. En 1850 y 1852 se añadieron animales de Jerónima Núñez de Prado, viuda de Cabrera, y en 1854 sementales de José Arias Saavedra, de procedencia Vistahermosa. La primera corrida que Antonio lidió a su nombre (tras la muerte de su padre y después de cederle la titularidad su madre) tuvo lugar en Madrid el 20 de abril de 1862, el mismo día que el toro Jocinero hirió de muerte al diestro José Rodríguez, Pepete, cuando éste realizaba un quite al picador Antonio Calderón. Ese día nació la leyenda negra de la ganadería de Miura, basada en los trágicos percances que tuvieron a toros de esta vacada como protagonistas. Entre otros, también murieron los matadores Manuel García, Espartero (en Madrid, el 27 de mayo de 1894, por el toro Perdigón) y Manuel Rodríguez, Manolete (en Linares, herido el 28 de agosto de 1947 por el toro Islero).

En este sentido, en 1908 se produjo un hecho histórico importante, conocido como el “pleito de los miuras”. El diestro Ricardo Torres Bombita propició junto a su compañero Machaquito el famoso “pleito”, que, según Néstor Luján, “se debió a la obligación que Bombita quiso imponer a las empresas de aumentar los honorarios cuando se quisiesen poner en cartel las reses de la fatídica ganadería. Sostenía Bombita, y en sus argumentos había una punta de razón, que el ganadero, y con él los empresarios, explotaban el halo maléfico que tenía y tiene su divisa, y por eso mismo cobran más que nadie”. Inicialmente firmaron la mayoría de los toreros agrupados en la Unión Taurina, aunque al final se quedaron solos Ricardo Torres y Cocherito de Bilbao. “Perdió Bombita la batalla, logrando imponerse los ganaderos y el empresario de Madrid, Indalecio Mosquera, que se libró de sus exigencias (aproximadamente un veinte por ciento de aumento sobre el salario habitual y sueldos dobles para las cuadrillas) durante tres temporadas”, añade Néstor Luján.

A la muerte en 1893 de Antonio Miura Fernández, se hizo cargo de la ganadería su hermano Eduardo, que fue quien verdaderamente impulsó la fama y el esplendor de la vacada sevillana. El nuevo ganadero debutó el 26 de junio de 1893.

A Eduardo Miura Fernández le sucedieron sus hijos Antonio y José Miura Hontoria (lidiaron su primera corrida el 10 de junio de 1917), y a éstos un nuevo Eduardo Miura Fernández, hijo de Antonio, que debutó en Sevilla el 19 de abril de 1941, y que falleció en 1996. En ese momento se hicieron cargo de la ganadería otra pareja de hermanos, Eduardo y Antonio Miura Martínez, hijos de Eduardo Miura Fernández, y que son quienes dirigen la vacada en el momento de escribirse estas líneas. Los últimos hermanos Miura son tíos del matador de toros sevillano Eduardo Dávila Miura, retirado de los ruedos en 2006.

Los toros de Miura tienen unas características morfológicas y un temperamento muy determinados, que se les hacen únicos y distintos de los demás toros bravos.

Estas reses son largas y altas, corpulentas y de gran envergadura, además de que en general están muy armadas de pitones; en cuanto a su juego, son toros muy listos, y aunque algunos salen nobles, lo normal es que sean difíciles, cuando no terroríficos, para los toreros.

Los colores de la divisa son verde y grana en las plazas de provincias, y verde y negro en Madrid. Aunque la leyenda dice que este cambio se produce en recuerdo de los diestros muertos en esta ciudad a consecuencia de la cornada de un toro de esa ganadería sevillana, la realidad histórica es que antiguamente se hizo esa variación para evitar la coincidencia de colores con otras ganaderías.

 

Bibl.: Miura, origen de la ganadería, Sevilla, s. f.; C. L. Olmedo, Ganaderías andaluzas. Relación de las ganaderías de reses bravas, Sevilla, Imprenta Monardes, 1897; E. Vila, Miuras. Cien años de gloria y tragedia, Sevilla, Talleres del Diario Fe, 1941; Recortes [seud. de B. del Amo], “La cuestión de los miuras”, en El Ruedo (Madrid, Prensa y Radio del Movimiento), n.º 590, 13 de octubre de 1955; E. Vila, Miuras. Más de cien años de gloria y tragedia, Madrid, Escelicer, 1968; L. Fernández Salcedo, “Don Antonio Miura”, en Trece ganaderos románticos, Madrid, Editorial Agrícola Española, 1987; L. Fernández Salcedo, “Así era don Eduardo Miura”, “Cuatro rasgos en el retrato de don Antonio Miura Fernández”, “Perdigón pasó el último invierno en Manzanares” y “Un colorao de Miura, guerrero y tal”, en Los cuentos del viejo mayoral, Madrid, Egartorre, 1990; J. J. de Bonifaz, Víctimas de la fiesta, pról. de F. C. Sáinz de Robles, Madrid, Espasa Calpe, 1991; J. M. Sotomayor, Miura. Siglo y medio de casta (1842- 1992), pról. de E. Miura, Madrid, Espasa Calpe, 1992; N. Luján, Historia del toreo, Barcelona, Destino, 1993 (3.ª ed.); F. Mira, Hierros y encastes del toro de lidia, Sevilla, Ediciones Guadalquivir, 1998; J. López del Ramo, Las claves del toro, Madrid, Espasa, 2002, págs. 22-27; P. Aguado, “El pleito de los miuras”, en VV. AA., Un siglo de toros. 1905-2005, Madrid, Unión de Criadores de Toros de Lidia, 2005, págs. 12-13; A. Viard, Miura, El Centinela, Francia, Terres Taurines, 2011.

 

José Luis Ramón Carrión

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