Eguía y Sáenz de Buruaga, Nazario de. Conde de Casa Eguía (I). Durango (Vizcaya), 28.VII.1777 – Tolosa (Guipúzcoa), 1.I.1864. Militar carlista.
Fueron sus padres Nicolás de Eguía y Echevarría y Paula Josefa Sáenz de Buruaga y Ortiz de Zárate.
Estudió Filosofía con los padres dominicos de Vitoria, así como dos años de Teología en el Seminario conciliar de Pamplona y otros dos en la Universidad de Valladolid, siendo tonsurado por el obispo de Calahorra después de sufrir en Logroño el correspondiente examen.
Al estallar en 1793 la guerra con Francia dejó sus estudios eclesiásticos y se alistó en una de las compañías levantadas por el Señorío de Vizcaya.
En 1796 se le concedió la gracia de cadete en el Regimiento de Extremadura, ingresando más tarde en la Real Academia Militar de Zamora, pasando a continuación a continuar sus estudios en Madrid, siendo promovido en 1799 al empleo de subteniente del Real Cuerpo de Ingenieros, tras realizar un brillante examen.
En 1801 tomó parte en la guerra contra Portugal formando parte de la División de Vanguardia, interviniendo en el sitio de Campo Mayor y en la acción de Arronches. En 1802 fue ascendido a teniente, obteniendo en 1804 los empleos de segundo capitán y primer capitán.
En septiembre de 1807 volvió a luchar en Portugal en unión de las tropas de Junot, siendo hecho prisionero por los franceses en el mes de mayo del año siguiente, cuando se encontraba en Lisboa, e internado en un pontón anclado en el río Tajo, del que pudo escapar dos meses después, presentándose a la Junta de Sevilla, que le concedió el grado de teniente coronel, con el que se incorporó en Almazán (Soria) a la 2.ª división del Ejército de Andalucía, hallándose en la retirada de Lerín (Navarra) y en la acción de Santa Cruz de la Zarza (Toledo).
Destinado a la División de Vanguardia, combatió en Tarancón y Uclés (Cuenca), retornando a la 2.ª división tras la derrota de aquélla, contribuyendo a continuación a la fusión de ésta con el Ejército de La Mancha, pasando a formar parte de la División de Vanguardia, con la que intervino en la provincia de Toledo en las acciones de Mora y Consuegra, recibiendo como premio el grado de coronel. A continuación, fue trasladado al Ejército de Extremadura, con el que se enfrentó a los franceses en las batallas de Medellín (Badajoz) y Talavera de la Reina (Toledo), siendo recompensada su destacada actuación con el empleo de brigadier.
Pasó a continuación a las inmediatas órdenes del general Wellington, pero al retirarse las tropas inglesas a Portugal regresó al Ejército de Extremadura, en el que desempeñó las funciones de primer ayudante general y de cuartelmaestre general interino. Tras ser reemplazado en estos cargos marchó a Sevilla, donde permaneció hasta después de la desgraciada batalla de Ocaña (Toledo), siendo entonces nombrado cuartelmaestre del Ejército de Extremadura, cargo que le honraba por corresponder al empleo de mariscal de campo.
Al emprender la retirada sobre Sevilla y Cádiz fue quien tomó las primeras disposiciones para la defensa de estos puntos y de la isla de León, en cuya defensa se halló hasta el levantamiento del sitio puesto a la misma, encomendándosele también la inspección de diversos Cuerpos que partían para Ultramar.
En junio de 1810 fue nombrado ayudante general y 2.º jefe de Estado Mayor del 4.º Ejército, que se encontraba en la isla, y posteriormente jefe de Estado Mayor, haciéndose cargo en diciembre de 1812, tras la retirada de los franceses, del mando militar del cantón de la isla de León.
En junio de 1813 se le confió la Subinspección de Tropas de Ultramar, siendo en octubre del año siguiente ascendido a mariscal de campo.
Tras pasar un año en situación de cuartel, en abril de 1815 fue nombrado vocal del Consejo de Guerra para oficiales generales y al mes siguiente destinado al Ejército de Observación de los Pirineos Occidentales, haciéndose cargo del mando de los cantones de Roncesvalles (Navarra) e Irún (Guipúzcoa), y de la 1.ª División de Infantería de dicho ejército, encomendándosele el mando de la división que debía actuar contra Porlier tras su pronunciamiento en La Coruña en el mes de septiembre.
Al ser disuelto este ejército en el mes de febrero de 1816 pasó a la situación de cuartel en Valladolid, hasta que en junio fue nombrado jefe de la Plana Mayor del Ejército de Castilla la Vieja, pasando al año siguiente a desempeñar el mismo cargo en Castilla la Nueva.
Suprimidas en febrero de 1818 las divisiones territoriales, quedó de cuartel en Madrid, recibiendo en ese mismo año como recompensa una Cruz de San Fernando de 3.ª Clase.
En mayo del año siguiente fue nombrado fiscal de la Asamblea de la Real y Militar Orden de San Fernando, al tiempo que desempeñó el cargo de comandante general del Cordón de Sanidad de la Sierra Morena y el Tajo.
Al producirse en enero de 1820 el levantamiento de Riego se encontraba en Santa Cruz de Mudela al mando del citado Cordón de Sanidad, pudiendo llegar a Madrid, donde en el mes de marzo se le encomendó la jefatura de la Plana Mayor del Ejército de Galicia, pero el triunfo del alzamiento le impidió hacerse cargo de su destino, quedando de cuartel en la capital y no confiándosele ningún mando durante la etapa constitucional.
En 1823, a la llegada a Madrid de las tropas francesas de Angulema, fue comisionado por la Regencia del Reino para entenderse con el intendente francés en todo lo relativo a auxilios, siendo al regreso del Rey nombrado comandante general de Tuy.
En junio de 1824 recibió el nombramiento de 2.º cabo de Galicia, pasando en octubre a ser capitán general de las Provincias Vascongadas, y en noviembre de Galicia, organizando las dos expediciones que partieron para Cuba en ese año y en el siguiente.
También cumplió el encargo del Rey de trasladar a Santiago todas las autoridades de La Coruña. Su actuación política en aquellos años le granjeó el odio de los liberales, pero ganó la confianza de Fernando VII, que le demostró un gran aprecio.
Tras hacerse cargo durante unos meses de 1827 del mando de las tropas destinadas al Ejército de la Frontera de Portugal, regresó a su Capitanía General, a cuyo frente continuó una vez ascendido a teniente general en noviembre de 1829.
Un mes antes de su ascenso, el 29 de octubre, encontrándose en Santiago de Compostela en su despacho del palacio de Santa Cruz, fue objeto de un atentado al producirse la explosión de un pliego de correo que estaba abriendo, hiriéndole gravemente ambas manos, sufriendo la amputación de la derecha y de dos dedos de la izquierda, al tiempo que diversas heridas en el cuerpo. Si bien se culpó del atentado a los liberales, no se pudo descubrir a los autores. No pudiendo utilizar las manos para firmar, se le concedió el privilegio de hacerlo por medio de estampilla.
Recuperado un tanto de sus heridas, en mayo de 1830 pudo volver a hacerse cargo del mando de la Capitanía General, enfrentándose en el mes de octubre a la invasión de Bordas, de cuyo grupo fueron fusilados algunos.
Al enfermar el Rey en el mes de septiembre de 1832 y hacerse cargo del Gobierno la reina doña María Cristina, fue relevado del cargo y recompensado con el título de conde de Casa Eguía, pasando en situación de cuartel a Valladolid, de donde en 1834 se trasladó a las Provincias Vascongadas.
En julio de 1834 pasó a Francia, a la espera de que Zumalacárregui le llamase en el momento de que fuesen necesarios sus servicios. El 17 de julio de 1835 se presentó en Estella a don Carlos, de quien recibió el nombramiento de virrey de Navarra, y posteriormente el de general en jefe del Ejército Vasconavarro, en sustitución del general González Moreno, dedicándose a reorganizar las tropas formando con ellas divisiones y brigadas. Anteriormente había desempeñado comisiones en Portugal a favor de la causa de don Carlos y mantenido conversaciones con los carlistas Santos Ladrón y Zumalacárregui.
En el mes de octubre se enfrentó al general Fernández de Córdoba en la provincia de Álava en las inmediaciones del castillo de Guevara, y al siguiente a los liberales en la sangrienta acción de Montejurra (Navarra), batiéndose en el mes de diciembre en Guetaria (Guipúzcoa).
Durante 1836 luchó en multitud de combates en las Provincias Vascongadas: en enero en las alturas de Arlabán (Álava), seguidamente lo hizo en la provincia de Vizcaya, hallándose en el mes de febrero en las acciones de Valmaseda, Mercadillo y Plencia; en marzo en Orduña; en abril en Lequeitio, Orrantia y El Berrón (Burgos), y en mayo en las líneas de Arlabán, tras lo cual dimitió del mando del ejército, al verse imposibilitado de cumplir los planes que tenía, consistentes en extender el teatro de la guerra, procurando que las tropas liberales se acogiesen a las plazas fuertes de Pamplona, San Sebastián y Santander, que se deberían ver continuamente bloqueadas y amenazadas con el fin de que no pudiesen emplear a sus guarniciones en otras acciones, obligando al mismo tiempo a que la Reina emplease considerables fuerzas en socorrerlas, pero para ello le era preciso disponer de más tropas, armas y dinero, no consiguiéndolo y viendo cómo las misiones de sus fuerzas se reducían a tener que acudir en socorro de otros puntos.
No obstante, en el mes de noviembre fue encargado de dirigir las operaciones del sitio del Bilbao, encontrándose en todas las acciones que tuvieron lugar hasta su levantamiento el 24 de diciembre.
En abril de 1837 le fue ordenado por don Carlos desempeñar una comisión en Turín, pero su inutilidad física y falta de recursos le impidieron obedecer, por lo que fue arrestado y confinado en el castillo de San Gregorio (Navarra) y posteriormente en otras poblaciones, permaneciendo en esta situación cerca de dos años, hasta que en marzo de 1839 fue nombrado decano del Consejo de la Guerra, haciéndose cargo en el mes de agosto del mando de las tropas vasconavarras, con las que se internó en Francia al mes siguiente, siendo recluido en el depósito de Clermont- Ferrand, permitiéndole más tarde el Gobierno francés residir en Libourne y Burdeos.
Se mantuvo emigrado en Francia hasta el mes de julio de 1849, acogiéndose entonces a la amnistía y siéndole revalidados todos sus empleos y condecoraciones, pasando de cuartel a la plaza de Vitoria. En 1853 fue nombrado senador vitalicio del reino.
Poseía las Grandes Cruces de Isabel la Católica (1831), Carlos III (1836) y San Hermenegildo (1836).
En 1805 había contraído matrimonio con Isabel de Vargas y de la Fuente.
Fuentes y bibl.: Archivo General Militar (Segovia), Exp. personal de Nazario de Eguía y Sáenz de Buruaga, leg. E-194.
P. Chamorro, Estado Mayor General del Ejército español: historia del [...] cuerpo de oficiales generales formada con las biografías de los que mas se han distinguido é ilustrada con los retratos de cuerpo entero, pról. de E. San Miguel, Madrid, Imprenta de Tomás Fortanet, 1850-1858.
José Luis Isabel Sánchez