García Ferrandis, Francesc Vicent. Rector de Vallfogona. ¿Tortosa (Tarragona)?, c. 1579 – Vallfogona de Riucorb (Tarragona), 2.IX.1623. Sacerdote y poeta.
Aunque él siempre se proclamó tortosino (dertusensis), pues allí nacieron sus progenitores y él vivió su infancia, no es totalmente seguro que naciese en esta ciudad, ya que su partida de bautismo no aparece en los libros correspondientes. Por otro lado, está documentada la residencia en Zaragoza de su padre, Francesc, presumiblemente con su familia, en 1582, año en que murió. No puede descartarse, por tanto, que García naciera en la capital aragonesa. Su madre, Margalida Ferrandis (o Ferrando), volvió a casarse con Pere Bono, librero de Tortosa, con quien tuvo varios hijos. Nuevamente viuda, continuó el negocio de librería de éste. Vicent García cursó estudios sacerdotales y fue ordenado en Vic en 1605. Enseguida ingresó en la curia episcopal como familiar y maestro de capilla del obispo Francesc Robuster. En 1606 obtuvo, por oposición, la titularidad de la parroquia de Vallfogona de Riucorb, que conservó hasta su muerte. A pesar de su residencia en este pequeño pueblo, a menudo se le ve salir fuera y relacionarse con personas de la familia de Gastón de Montcada, marqués de Aytona. En distintas ocasiones estuvo al servicio de Pere de Montcada, hijo natural del marqués, deán de Tortosa y finalmente obispo de Gerona; García fue su secretario. Se le encuentra también acompañando al virrey Almazán en un viaje a Tarragona con motivo de las fiestas de santa Tecla, y seguramente se deben a sus vínculos con la familia Montcada las dos ocasiones en que pudo ver al rey Felipe III, en Barcelona y en Valencia. Sus biógrafos, recogiendo anécdotas ficticias que ya empezaron a circular a mediados del siglo XVII, exageraron estas conexiones y tejieron una vida de leyenda según la cual por el renombre de su fama fue llamado a la Corte por Felipe IV, donde disfrutó de la amistad de Lope de Vega, pero de donde tuvo que huir, perseguido por poetas envidiosos de su numen que finalmente consiguieron envenenarle. Un mito, el de su supuesto envenenamiento, que arraigó a fines del siglo XIX gracias a varias novelas, poesías y piezas dramáticas sobre Vicent García.
García, que usó el seudónimo poético de Garceni, pero que ha sido generalmente conocido bajo el título de Rector de Vallfogona, fue el introductor de la estética barroca en la literatura catalana. Su extensa obra, que abarcó todos los géneros —poesía, prosa, teatro—, inauguró una escuela literaria que, en líneas generales, conservó su vigencia en Cataluña hasta muy entrado el siglo XIX. El prestigio que alcanzó se mantuvo inalterado a lo largo de todo este tiempo, superando la prohibición de sus obras por la Inquisición (edicto de 1782), hasta el triunfo de la Renaixença y la instauración de los Juegos Florales (1859). Sin embargo, a partir de aquel momento la crítica lo presentó como el culpable de la castellanización y la decadencia de la literatura catalana, y empezó una etapa de descrédito que sólo en estos últimos años ha empezado a ser superada. A aquel descrédito contribuyó, sin duda, el que el grueso de su producción tuviera un carácter satírico y burlesco, con alusiones eróticas subidas de tono, aunque haya también algunas poesías suyas de tema religioso. Su fama pervivió, de todos modos, en ambientes populares, y el tono festivo de buena parte de su obra propició que se originara a su costa un anecdotario más o menos ingenioso que se mantuvo bien vivo hasta mediados del siglo XX.
Pocas de sus composiciones se imprimieron en vida del autor: algún poema liminar, varias poesías de certamen y sólo una obra mayor: el Sermó predicado en la catedral de Gerona con motivo de las exequias de Felipe III (Barcelona, 1622), único texto suyo en prosa de carácter literario que haya llegado hasta hoy.
Su poesía al principio se divulgó en forma manuscrita, hasta que en 1703, bajo los auspicios de la Academia de los Desconfiados de Barcelona, se publicó con el título de La armonia del Parnàs. Al final de este libro se incluyó también la Comèdia de Santa Bàrbara, que es la primera pieza dramática catalana de estética barroca; pero el texto llegó a los editores de modo fragmentario, completado por un poeta desconocido. En esta edición primera ya se planteaba el problema más importante de la transmisión textual de las obras de García, que es el de las falsas atribuciones.
Globalmente considerado, los editores de 1703 actuaron con buen criterio, eliminando muchas poesías que eran falsas, pero también incluyeron otras que hoy se sabe que son espurias. Las poesías de García se reeditaron hacia 1770 y luego una veintena de veces desde 1820 en ediciones a menudo fragmentarias. Hoy no existe todavía una edición crítica completa de su obra, aunque está próxima su aparición.
La gama de sus temas abarca desde el amoroso, tratado a veces con elegancia, hasta el satírico-burlesco, sin huir de lo escatológico o lo decididamente obsceno. El tema barroco del desengaño impregna buena parte de su producción. Hay que citar aquí el largo poema satírico “Ja de la casa encantada”, un excelente compendio de todos los motivos y argumentos que configuran la visión del mundo del barroco: la fragilidad de las apariencias, el mundo como un gran teatro, los avatares de la fortuna, la escasa fe en la condición humana, etc. Pero el rasgo más característico de la poesía de García es el gusto por la sorpresa, el contraste, los cambios de tono dentro de un mismo texto. El autor no permite que nos seduzca la belleza, la reflexión metafísica o la armonía que ocasionalmente apuntan en sus obras: tarde o temprano (en los sonetos, generalmente al final) hay una ruptura, una broma inesperada o una contradicción que arrebata la emoción que apuntaba hasta entonces. El juego se convierte así para García en la única posibilidad lúcida de interpretar el mundo, de modo que hasta en los poemas más ambiciosos y solemnes (“Si a la gran dignitat d’eixa presència”) surgen detalles de humor.
Obras de ~: La armonia del Parnàs, Barcelona, Rafel Figuerò, 1703 (ed. facs. con intr. de A. Rossich, Barcelona, Edicions de la Universitat de Barcelona-Publicacions de la Universitat de València, 2000); Sonets, a cura de G. Grilli, Barcelona, Edicions 62, 1979; Comèdia famosa de la gloriosa Verge i Màrtir Santa Bàrbara, a cura de À. Massip y de J. F. Massip, Barcelona, Publicacions Universitat de Barcelona, 1987.
Bibl.: R. Corbella, El Rector de Vallfogona i els seus escrits, Barcelona, Josep Martí Morera i familiars de l’autor, 1976 (1.ª ed., 1921); J. Amades, El Rector de Vallfogona, Barcelona-Gràcia, Gràfiques Calmell, 1938; A. Rossich, Francesc Vicent Garcia. Història i mite del Rector de Vallfogona, Barcelona, Edicions 62, 1988 (2.ª ed.); con E. Querol Coll, “Noves dades biogràfiques del poeta Vicent Garcia”, en Nous Col·loquis, III (1999), págs. 99-124; A. Rossich, “Les faules mitològiques burlesques als segles xvii-xviii”, en S. Neumeister y R. Friedlein (eds.), Vestigia fabularum. La mitologia antiga en les literatures catalana i castellana entre líedat mitjana i la moderna, Barcelona, Publicacions de l’Abadia de Montserrat, 2004, págs. 114-141.
Albert Rossich i Estragó