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Tiburcio Alarcón y Sánchez Muñoz

Biografía

Alarcón y Sánchez Muñoz, Tiburcio. Camarena (Toledo), 11.VIII.1859 – ?, c. 1945. Veterinario.

Nace en Toledo, en la localidad de Camarena, procedente de familia dedicada a la agricultura y la ganadería y atraído por su vocación pecuaria comienza los estudios de la carrera de Veterinaria en la Escuela Superior de Madrid, destacando por su vocación e inteligencia, llegando a alcanzar el título de Veterinaria con las máximas calificaciones en 1981.

Este alumno aventajado ingresó ese mismo año por oposición en el prestigioso cuerpo de la Veterinaria Militar, destacando asimismo por su vocación castrense al mismo tiempo que médica.

En 1986 el joven Tiburcio Alarcón decide ingresar en la Escuela de Veterinaria de Madrid como ayudante de clases prácticas, clínicas y laboratorios, al servicio de la cátedra de Fisiología. Este año, con singular precocidad obtiene por oposición la cátedra de Patología General y Especial, Farmacología, Terapéutica y Medicina Legal de la Escuela de Veterinaria de Santiago de Compostela, alejándose de Madrid y asumiendo la máxima responsabilidad docente.

Permaneció como catedrático de la referida especialidad durante seis años, período en el que compartió durante tres cursos académicos la dirección del centro.

Al producirse la vacante de esta especialidad en 1902 en la Escuela de Veterinaria de Madrid, lugar próximo a su nacimiento y en el que había cursado la carrera, oposita a la referida vacante, obteniendo la cátedra por unanimidad del tribunal. Es cierto que ya en la escuela de Veterinaria de Santiago había adquirido un prestigio relevante como docente, investigador y especialista destacado en Patología, circunstancia que trascendía más allá de la Escuela, considerándosele para llevar a cabo asuntos oficiales y en el ejercicio privado de su especialidad.

Hay que destacar que, desde el punto de vista político- profesional, desempeñó el cargo de subdelegado de Sanidad Veterinaria, jefe de los Servicios Provinciales de Veterinaria, vocal del Consejo de la Escuela de Prácticas de Agricultura y del Consejo Provincial de Sanidad.

La importancia sanitaria de enfermedades como la tuberculosis y otras patologías llevó al profesor Tiburcio Alarcón a integrar el Real Consejo de Sanidad, creado precisamente para la lucha contra enfermedades emergentes y de gran relieve sanitario.

En 1928 fue elegido para llevar a cabo la dirección de la Escuela Superior de Veterinaria de Madrid. Al frente de este destacado cargo consigue mejorar la calidad de la enseñanza mediante el diseño y puesta en práctica de nuevos planes de estudios que pretendían dar relieve a la profesión y situarla a nivel de prestigio europeo.

Las referidas ocupaciones oficiales no impidieron a Tiburcio Alarcón la práctica diaria de la actividad clínica, en la que adquiere destacado prestigio, incrementando la actividad clínica del centro docente y la proyección del mismo en los medios agrarios.

Tiburcio Alarcón tuvo tiempo para escribir, que culminó en su libro Contribución al estudio de los procesos mórbidos generales, en el que se vierten conceptos originales y válidos en el terreno de la patología general de la época, introduciendo a esta ciencia los principios del genial Letamendi.

El prestigio de Tiburcio Alarcón le llevó a ser designado (obteniendo éxito en la referida votación) académico de la Real de Medicina en 1928, para ocupar la plaza dentro de la Sección de Higiene que había quedado vacante por el ilustre y paradigmático veterinario Dalmacio García Izcara, para más adelante ocupar el sillón que encajaría mejor en su especialidad, que dejaría vacante el doctor Decref, con el número 3.

El 30 de octubre de 1928 pronunció su discurso de ingreso, titulado Multiplicidad y complejidad de los efecto fisiológicos terapéuticos y tóxicos de los medicamentos utilizados en clínica médica veterinaria. El discurso al que contestó el profesor veterinario Juan Manuel Díaz de Villar llamó poderosamente la atención por su aportación científica y modernidad de conceptos.

Lo que más distinguió al académico Tiburcio Alarcón fue una confluencia del éxito en sus intervenciones y su exquisita educación con un trato afable y correcto.

La vida de este académico se prolongó hasta los ochenta y seis años, y el desenlace, sentidísimo en la Academia y medios sociales, se reflejó en el esplendoroso acto cívicoreligioso que a tal efecto se desarrolló. La Academia le despidió con un sentido discurso del presidente, a la sazón el doctor Cospedal, seguido de otras intervenciones a cargo de los doctores académicos Matilla, Folch, Carro y otros.

Puede decirse que el profesor Tiburcio Alarcón dejó escrita una de las más valiosas páginas de la historia de la Veterinaria española.

 

Obras de ~: Ensayo patológico. Contribución al estudio de los procesos mórbidos generales, Santiago, Imprenta del Seminario Conciliar Central, 1895; Mulitiplicidad y complejidad de los efectos fisiológicos, terapéuticos y tóxicos de los medicamentos utilizados en clínica médica veterinaria, Madrid, Imprenta Samaran, 1928.

 

Bibl.: L. Sánchez Granjel “La Academia Nacional de Medicina y la Guerra Civil (1936-1939)”, en Anales de la Real Academia Nacional de Medicina, CXXIII (2006), págs. 401- 418 (en http://80.33.188.46/pbcnes/anales/2006-02.pdf )

 

Félix Pérez Pérez

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