Ayuda

Pedro Sánchez

Biografía

Sánchez, Pedro. Villanueva de la Zarza (Cuenca), 1569 – Madrid, 31.V.1633. Arquitecto jesuita (SI).

Emigró desde su localidad natal, cercana a Tarancón, hacia Andalucía donde entró en la Compañía de Jesús en la localidad cordobesa de Montilla, en la cual se había establecido el noviciado. Era abril de 1590. Pronto, destacó en sus habilidades como constructor, desde los trabajos más sencillos como albañil. Con estas labores empieza a aparecer en el Colegio de San Hermenegildo de Sevilla, en 1593. Posteriormente, pasó a Baeza y a la Casa Profesa de Sevilla, según estableció el catálogo jesuítico de la provincia de Andalucía en 1597. En ese documento se le asignaba el oficio de “hacer trazas”. En el posterior catálogo de 1600, se añadía sus oficios de “leer”, “estudiar” y “escribir”, los cuales eran simultaneados con la dirección de las obras. Ya, en los catálogos del siglo xvii, se referían al hermano Pedro Sánchez como estrechamente vinculado con la actividad constructiva. En 1603, se hallaba trabajando en la iglesia de Santiago de Cádiz. En 1606, era maestro de obras en el Colegio de Málaga. En 1611, se encontraba en Granada, concluyendo la iglesia del Colegio de San Pablo. Terminó, en 1615, las obras del noviciado de San Ignacio, para continuar dos años después en San Hermenegildo.

Había firmado, en 1587, el padre Villalpando el proyecto de todo este Colegio sevillano, aunque fue el hermano Pedro Sánchez el que se hizo cargo de sus obras entre 1618 y 1619. La iglesia se concluyó en 1620, pudiendo haber hecho este hermano coadjutor el proyecto original, pues se sabe que ofreció un diseño en 1614. La planta de este templo es ovalada aunque encerrada en un rectángulo, siendo la primera que se construyó de esta planta en España, aunque existían ciertos antecedentes. Naturalmente, pudo encontrar modelo en Italia y en la Sala Capitular de la Catedral de Sevilla. Igualmente, el hermano Pedro Sánchez pudo estudiar esta forma en el plan de iglesia ovalada, articulada por medio de pilastras y que había sido publicado por Serlio en el Libro Quinto de su Tratado de Arquitectura y Perspectiva, según subrayó Fernando García Gutiérrez. Desde estas fuentes, resalta este historiador del arte que la mirada de este arquitecto jesuita se dirigía más hacia el Renacimiento, con una primacía de los valores estéticos, que a los funcionales propios de un espacio de culto, no siempre asegurados en una planta circular. Y todo ello, en pleno siglo xvii.

Antes de la construcción de la iglesia de San Hermenegildo, había proyectado otro templo de estética semejante para el Colegio malagueño de San Sebastián, aunque no se empezó a construir por dificultades económicas hasta 1626, con esa iglesia en forma de rotonda que corrigió lo anteriormente proyectado por Villalpando. Su planta respondía a un círculo perfecto dentro de un cuadrado, aunque el presbiterio con el altar mayor se extraía del círculo y se situaba en frente de la puerta de entrada. Al igual que había ejecutado en la de San Hermenegildo, la parte alta de las capillas laterales servían de tribuna.

Posteriormente, también respondía a esta planta oval la iglesia madrileña de San Antonio de los Portugueses y la capilla de la Congregación de la Purísima Concepción dentro del Colegio Imperial madrileño, desaparecido este espacio en 1713. Un modelo que tuvo gran influencia para que después, en Valladolid, en otro colegio dependiente de la administración y dirección de los jesuitas —el de los Ingleses de San Albano—, su rector jesuita, Manuel de Calatayud, impulsase una obra de estas características, entre 1671 y 1679. El prestigio del hermano Pedro Sánchez se empezó a extender a otras provincias jesuíticas y fue llamado a Madrid, para ocuparse de las obras del Noviciado y de la traza de la iglesia del Colegio de la Compañía de la ciudad, convertido, gracias al legado de la emperatriz María de Austria —viuda de Maximiliano II y hermana de Felipe II—, en Colegio Imperial. Trabajos que comenzaron desde 1619. Por aquellos años, Felipe IV y el conde duque de Olivares habían propuesto al prepósito general Mucio Vitelleschi la fundación de unos Reales Estudios, con un buen número de cátedras, con un notable peso de lo científico en las enseñanzas impartidas. Naturalmente, las Universidades de Salamanca y Alcalá, sobre todo, no podían aceptar esta propuesta. Pedro Sánchez estuvo al frente de las obras de este templo hasta 1629-1630, siendo sustituido entonces por Francisco Bautista, aunque Sánchez contaba con el oficio de acompañante de los padres del colegio. Su residencia, ya fue, para siempre, madrileña, aunque con sucesivos viajes a Andalucía, para poder revisar las obras que estaban emprendidas. El mencionado prepósito general Mucio Vitelleschi también había considerado que era el momento de alejarlo de la Corte madrileña, remitiéndole a Andalucía a las citadas obras de Baeza y Málaga.

Es necesario preguntarse sobre la preparación técnica de este jesuita, aunque cuando él entró en la Compañía, ya se hallaba Juan Bautista Villalpando en la ciudad de Roma. Eso sí, Pedro Sánchez pudo contar con una notable preparación práctica, gracias a la cercanía con otros maestros de obras que sí habían trabajado con Villalpando, como Pedro Pérez. Todo ello hicieron de él un notable arquitecto y tracista. Además de trabajar en la colegiata granadina del Sacromonte, cuando concluyó el templo del Colegio de San Pablo —hoy bajo la advocación de los santos Justo y Pastor—, puso en marcha una cúpula de carácter clasicista, tras haberse inspirado en la del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. En la Biblioteca Nacional de París se conservan los proyectos que realizó para otros colegios de los jesuitas en Andalucía como Guadix, Écija y Osuna.

Los superiores se hallaban dispuestos a otorgarle el proyecto de aquellos edificios esenciales en la infraestructura jesuítica de la provincia. Uno de ellos también era la iglesia de la Casa Profesa de Toledo, un templo que destacaba en la silueta de la ciudad imperial. Como indica Francisco de Borja Medina, Pedro Sánchez presenta un “grado de evolución hacia el barroco más avanzado que el de los epígonos de Juan de Herrera en la corte”. No se puede contemplar lo que pudo edificar en la iglesia de la mencionada Casa Profesa madrileña, utilizando, eso sí, materiales más sencillos.

Los superiores de la Compañía estudiaban la información de cada uno de los que componían el Instituto y del hermano Pedro Sánchez dijeron que era un hombre de buen ingenio y de notable prudencia, además de haber demostrado su talento en el “ministerio de obras”. En su carta necrológica, se recordaba cómo siendo un arquitecto y maestro de “fama reconocimiento y honra”, huía de todos esos honores, “se avergonzaba y corría”. Virginia Tovar, en sus estudios sobre la arquitectura madrileña del siglo xvii, resaltaba que el hermano Pedro Sánchez sirvió de cauce de entrada de la estética del núcleo romano, pues como jesuita responsable de obras materiales debía hallarse en contacto permanente con la Curia generalicia de la Compañía —lo que no suponía que existiese un estilo arquitectónico jesuítico—: “[Pedro Sánchez] nos parece una vía de influencia italiana en la corte, de primera categoría”.

 

Bibl.: J. Braun, Spaniens alte Jesuitenkirchen, Friburgo, I. B., 1913; A. Gallego y Burín, El barroco granadino, Granada, Universidad, 1956; J. Kubler, Arquitectura de los siglos xvi y xvii, Madrid, Plus Ultra, 1957; A. Rodríguez Gutiérrez de Ceballos, “El antiguo noviciado de los jesuitas en Madrid”, en Archivo Español de Arte (AEA), 41 (1968), págs. 245-265; “El arquitecto Hermano Pedro Sánchez”, en AEA, 43 (1970), págs. 51-81; “El Colegio Imperial de Madrid”, en Miscelánea Comillas, 54 (1970), págs. 407-443; El Arquitecto Hermano Pedro Sánchez, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Diego Velázquez, 1970; R. Taylor, “Hermetism and Mystical Architecture in the Society of Iesus”, en R. Wittkower e I. B. Jaffe, Baroque Art: The Jesuit Contribution, New York, Fordham University Press, 1972; E. Tormo, Las iglesias de Madrid, Madrid, Instituto de España, 1972; V. Tovar Martín, Arquitectura madrileña del siglo xvii, Madrid, Instituto de Estudios Madrileños, 1983; F. de Borja Medina, “Sánchez, Pedro”, en Ch. O’Neill y J. M.ª Domínguez, Diccionario Histórico de la Compañía de Jesús, vol. IV, Roma-Madrid, Institutum Historicum Societatis Iesu, Universidad Pontificia de Comillas, 2001, pág. 3489; W. Soto Artuñedo, La fundación del colegio de San Sebastián. Primera institución de los jesuitas en Málaga, Málaga, Universidad, Real Academia de Bellas Artes de San Telmo de Málaga, 2003; F. García Gutiérrez (coord.), El arte de la Compañía de Jesús en Andalucía (1554-2004), Córdoba, Publicaciones Obra Social y Cultural Cajasur, 2004; F. García Gutiérrez, “Pedro Sánchez, SJ (1569-1633). Arquitecto de la Iglesia del Colegio de San Hermenegildo de Sevilla”, en Aspectos del arte de la Compañía de Jesús, Sevilla, Ediciones Guadalquivir, 2006, págs. 128-133.

 

Javier Burrieza Sánchez