Doménech, Juan Jerónimo. Valencia, 1516 – 20.X.1592. Jesuita (SI) y superior.
Hijo de un boticario, viajó en 1535 hasta París, para culminar su formación, en este caso universitaria. Un horizonte que habría de convertirse en adecuada proyección hacia el futuro. Alcanzó la maestría en artes, recibió las órdenes mayores como sacerdote y obtuvo una canonjía en la Catedral de su Valencia natal. No conoció a los “sacerdotes reformados” en el ámbito parisino, sino cuando viajó a Roma para solucionar unos problemas de su padre. Entonces, fue cuando pudo encontrarse en Bolonia con Francisco Javier, convirtiéndose el navarro en su confesor. Cuando salió de la Ciudad Eterna, expuso en Parma y a otros de los “sacerdotes reformados” cartas de recomendación que habían sido escritas por el propio Javier. El valenciano realizó los Ejercicios espirituales bajo la dirección de quien era un maestro en darles: el saboyano Pedro Fabro. Fue entonces cuando decidió su asociación con aquellos sacerdotes que estaban modelando un Instituto que todavía no había sido aprobado por el papa Paulo III. Su familia no mostró agrado hacia esta actitud, aunque Doménech se unió a Diego Laínez y al mencionado Fabro en los trabajos que realizaban en Parma. Conociendo Ignacio de Loyola la habilidad con la que contaba en dar Ejercicios, le llamó a Roma en el verano de 1540. Una vez que había realizado sus votos, el jesuita valenciano partió hacia el París de su juventud, con un grupo de estudiantes que formaban parte de la ya Compañía de Jesús.
La vida del grupo en la capital universitaria se vio afectada e interrumpida por la política internacional, pues fueron expulsados por la guerra existente entre Francia y España. Cuando marchó a Flandes, entre los compañeros con los que contó, destacó Pedro de Ribadeneira, fundando el colegio de Lovaina.
En Roma, y junto con el mencionado Ribadeneira, se pusieron a disposición de Ignacio de Loyola, encargándose primero de la correspondencia o de la fundación del colegio de Bolonia. En Palermo, fue confesor del virrey de Sicilia, Juan de Vega, protector de los inicios de la Compañía. Por aquellos días, se establecía en Mesina el primer colegio de externos de los jesuitas, siendo Doménech uno de los defensores de estos trabajos apostólicos. En realidad, el reino de Sicilia se convirtió en el principal escenario de su apostolado, aunque habría de regresar por espacio de dieciséis meses a Valencia, debido a razones familiares pero también para la dotación de una de las primeras casas de la Compañía en España: hablamos del colegio de San Pablo de Valencia. Doménech había sido una pieza clave para su establecimiento en 1544, del que fue también fundador jurídico, además de rector, entre 1551 y 1552. Un paréntesis valenciano que no le impidió regresar a Palermo a finales de marzo de 1553, siendo provincial en Sicilia en tres períodos diferentes (1553-1561, 1562-1568 y 1571-1576), además de visitador de estas tierras que componían esta jurisdicción de la Compañía, entre 1570 y 1571.
De nuevo, habría de ser llamado a Roma por el propio Ignacio de Loyola un año antes de la muerte de este segundo. Iba a pronunciar entonces la profesión solemne, informando asimismo de los problemas del apostolado en Sicilia. Trabajó, también, en otros ministerios como la reforma de monasterios, la fundación de orfanatos, la redención de cautivos, los montes de piedad. Tenía claro que era necesario formar en mejor medida al sacerdote y que eran menester las misiones entre los árabes. Tras una nueva estancia en Valencia, visitó el recién fundado colegio de los jesuitas en Palma de Mallorca, en su regreso al reino siciliano. En Mallorca se encontró a Jerónimo de Mur, llevándolo consigo. Aquel era un especialista en lengua árabe. Las misiones no se pusieron en marcha, aunque en el colegio de Monreale estudiaron esa lengua dos o tres jesuitas, además de tres niños norteafricanos, con las lecciones de un alfaquí musulmán.
La idea de Doménech era iniciar, desde Sicilia, misiones en el Norte de África. Todavía el jesuita valenciano habría de ser rector en el Colegio Romano y en el Germánico, entre 1568 y 1571; solicitando al prepósito general su final como provincial de Sicilia.
Pero habría de regresar, en 1577 y como jesuita, por tercera vez a la capital del Turia. Se convirtió, de nuevo, en rector de la casa hasta 1579. Tras lo dispuesto por la Congregación de 1566, se fundó, con ciertos años de retraso, en Valencia su Casa Profesa, en la cual trataban los profesos de vivir una existencia de perfección, sosteniéndose solamente de limosnas.
De la misma fue rector el jesuita valenciano. Se continuó mostrando partidario de la evangelización de los moriscos, con el arma de la mencionada lengua árabe. Como sustituto de la provincia de Aragón, formó parte de los asistentes a la Congregación General IV de 1581, en la cual se eligió a Claudio Aquaviva. Cuando moría en 1592, Jerónimo de Doménech se había convertido en uno de los miembros más antiguos de la Compañía. Había impulsado la vocación como jesuitas de Diego Mirón, Jerónimo Nadal y Benedetto Palmio.
Obras de ~: Monita ut cum fructu fiant exercitia, s. l., 1569; Annotationes ex meditationibus, 1569, págs. 182-186; Directoria exercitiorum spiritualium (1540-1599), vol. II, Roma, Monumenta Historica Societatis Iesu, 1955, págs. 178-182.
Bibl.: I. Iparraguirre, “Para la historia de la oración en el Colegio Romano durante la segunda mitad del siglo XVI”, en Archivum Historicum Societatis Iesu, 15 (1946), págs. 93-95; C. de Dalmases, “El primer jesuita valenciano, Padre Juan Jerónimo Doménech, fundador del colegio de San Pablo en Valencia”, en VIII Congreso de Historia de la Corona de Aragón. 3: La Corona de Aragón en el siglo XVI, vol. II, Valencia, Sucesor de Vives Mora, 1973, págs. 72-86; Scaduto, “La vita religiosa en Italia secondo un memoriale inedito del 1563”, en Revista di Storia della Chiesa in Italia, 28 (1974), págs. 388- 464; Ch. E. O’neill (SI) y J. M.ª Domínguez (SI) (dirs.), Diccionario Histórico de la Compañía de Jesús. Biográfico-Temático, Roma-Madrid, Institutum Historicum, SI-Universidad Pontificia Comillas, 2001.
Javier Burrieza Sánchez
