Sābūr al-Ṣaqlabī. Al-‘Āmirī (según Ibn Ḥazm, llevó también el título honorífico de Al-Manṣūr). ?, s. m. s. X – Badajoz, 10 de Ša‘bān de 413/8.IV.1022. Fundador y primer régulo del reino de taifas de Badajoz entre 403/1012-3 y 413/1022.
De posible origen persa, por su nombre, en origen “Sapur”, se sabe por Ibn al-Abbār que trasmite las noticias del historiador Ibn Ḥayyān, contemporáneo de los hechos y de la caída del califato de Córdoba, así como de la concreción de la mayoría de los reinos de taifas, que este liberto y cliente de Almanzor fue primero esclavo al servicio del eunuco Fā’iq —el principal oficial palatino del califa al-Ḥakam II al-Mustanṣir, quien lo había hecho superintendente de la correspondencia y de los talleres de fabricación de prendas califales (ṭirāz), además de jefe de los esclavones de palacio y del personal de servicio no residente en el área palatina. Caído en desgracia por los manejos del visir Ŷa‘far al-Muṣḥafī y de Almanzor, tras el fallecimiento del Califa, a quien asistió en el lecho de muerte, fue desterrado a Baleares donde al poco tiempo murió— Pronto Sābūr formó parte de los esclavones que Almanzor, una vez amo del poder, hizo clientes suyos, adscribiéndolos a su familia extensa y confiándoles cargos políticos y militares de gran importancia; de ahí que se les conociera en lo sucesivo como amiríes, apellido de Almanzor Muḥammad b. Abī-‘Āmir. Al declararse la guerra civil que acabaría con el califato y daría lugar a la formación de los llamados reinos de taifas, Sābūr, como otros grandes fatà-s —esclavones que desempeñaban las más altas funciones en la jerarquía palatina— se alzaron como señores independientes en las provincias o regiones que administraban, la mayoría de ellos por encargo de Almanzor o de su hijo al-Muẓaffar. Tal como sucedió con Muŷāhid de Denia, Jayrān en Almería, Labīb en Tortosa, y otros en la zona de Levante.
Sābūr, efectivamente, se proclamó hāŷib, chambelán, en la Marca Inferior (al-tagr al-ŷawfī) en 403/1012-1013 arrogándose ese título, como casi todos los fundadores de los reinos de taifas, ya que fue preferido al de malik, rey, o emir, por todos estos régulos, para indicar que se consideraban representantes del Califa y que, como Almanzor y su hijo otrora, les asistía el derecho a actuar como regentes y partícipes del poder. Sābūr dominó un territorio de unos 90.000 kms2, con capital en Badajoz, que contaba con ciudades como Santarem, Mérida, Lisboa, Évora, Coria y otras. Alejado, sin embargo, del foco de dominio de los esclavones amiríes de Levante, Sābūr no pudo fundar su propia dinastía, por más que, según asegura Ibn al-Jaṭīb —tomándolo de Ibn Ḥayyān— fuese valiente, pero carecía de formación y de capacidades políticas. Nos lo describe, en efecto, como “persona anodina, desprovista de toda clase de conocimiento”.
Sin raíces en la región, Sābūr tuvo que apoyarse en sus cortesanos y en los notables locales, confiando a uno de ellos las tareas de gobierno, a un bereber andalusí de la tribu miknāsa, ‘Abd-Allāh b. Muḥammad b. Maslama b. al-Afṭas, quien a la muerte de su señor fundaría la dinastía de los afṭasíes que duraría setenta y dos años, hasta que los almorávides terminaran con ellos y con su reino independiente. Sin embargo, Sābūr dejaba dos hijos menores: ‘Abd al-Malik y ‘Abd al-‘Azīz, a los que antes de morir había encomendado al visir afṭasí, que quedaba oficialmente como regente hasta la mayoría de edad de sus hijos; sin embargo, el visir se apropió del reino, privando a los huérfanos de su herencia.
Éstos huyeron a Lisboa reclamando sus derechos a la sucesión del Trono paterno, creando una especie de subtaifa en la región lisboeta, regida durante unos años por ‘Abd al-‘Azīz b. Sābūr. A su muerte le sucedió su hermano ‘Abd al-Malik b. Sābūr, que resultó, según Ibn ‘Iḏārī, tan timorato e incapaz, “que no servía para gobernar a causa de su debilidad de carácter y lo poco que cuidaba de sus asuntos”. Los habitantes de Lisboa enviaron en secreto un mensaje a ‘Abd Allāh b. Muhammad pidiéndole que les mandara un gobernador. El afṭasí les envió, parece, a su hijo Muḥammad con tropas suficientes para ocupar la ciudad; cosa que sucedió de manera incruenta, pues sus gentes le abrieron las puertas.
El nuevo señor de Lisboa dio un trato de favor a ‘Abd al-Malik b. Sābūr y se casó con su hermana. Le concedió entonces un salvoconducto para él y los suyos, y lo dejó libre para marcharse donde quisiera. Eligió residir en Córdoba con el permiso de Ibn Ŷahwar, señor de la ciudad, que le permitió habitar en la mansión propiedad de su padre Sābūr, permaneciendo en ella hasta que murió.
Con él se extinguieron las noticias sobre el régulo Sābūr, el personaje extraño y oscuro que fue fundador del reino de taifas de Badajoz.
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Felipe Maíllo Salgado