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Pedro Girón de Loaysa

Biografía

Girón de Loaysa, Pedro. ?, f. s. xv-p. s. xvi – 21.X.1540. Consejero de Castilla.

La carrera de este letrado debió mucho a la influencia conseguida en el entorno imperial por el cardenal Loaysa, primo de su padre. De su encumbrado tío, Pedro Girón recibió y aprovechó informaciones y directrices, si bien habrían de pasar todavía varios años hasta que el futuro consejero gozara de beneficio tangible de la posición de su deudo, años en los que completó sus estudios y peregrinó por plazas alejadas de la Corte. Se ignora dónde estudió Pedro Girón, si bien se sabe que obtuvo el grado de licenciado en Derecho Civil. Parece altamente improbable que su primera ocupación judicial fuera la de oidor de la Chancillería de Granada hacia 1516, entre otras razones, porque existe constancia de su servicio como juez de residencia en el corregimiento de Burgos hacia 1525, y tal sucesión de cargos hubiera constituido una degradación excepcional, ampliamente comentada tanto en la Corte como por la crítica histórica, de la que no se conocen ejemplos. Parece más plausible que, concluidos sus estudios, iniciara su carrera con la citada comisión en Burgos.

El primer cargo en el que el licenciado Pedro Girón concitó la atención del Emperador y los patrones del grupo de origen fernandino fue el corregimiento de Vizcaya, al que llegó entre 1525 y 1526. Ello se debió a su decisiva intervención en la elaboración del Fuero Nuevo del condado, acometida a poco de su llegada. En abril de 1526 se celebraron Juntas Generales en Guernica, y en la correspondiente al día 5, “teniendo presente que en el fuero viejo había mucho superfluo e innecesario, como escrito en epoca de zozobra y escasa quietud, convinieron en revisarlo para dejar bien expresada la legislacion del Señorio, encomendando su reforma a personas de ciencia y conciencia que unanimemente fueron designados”. Hasta entonces, Vizcaya se había regido por el fuero de 1452, un ordenamiento jurídico sólido y completo, pero en el que subyacía la virulenta oposición entre oñacinos y gamboinos característica del momento en que se redactó, lo que condicionó unas duras disposiciones que cayeron en desuso cuando el clima político-social amainó. Con tal preocupación, y viendo la lentitud con la que avanzaban los trabajos, Girón convocó a los encargados de la reforma el 10 de agosto, mientras asistía en Bermeo a una junta de villas y ciudad. En una tensa reunión les dio veinte días de plazo para efectuarla, conminándoles a encerrarse en la casa del huésped, Martín Sáez de la Naja. La presión ejercida por Girón tuvo fruto, y el día 31 era leído el resultado del trabajo de la comisión. Confirmado por el Emperador el 1 de junio de 1527, el día 7 autorizó su impresión al señorío, siendo leídos ambos documentos en las Juntas Generales de Guernica del 3 de julio.

Quizás esta asamblea fue la institución del derecho vizcaíno más alterada por el Fuero Nuevo, al adquirir atribuciones legislativas que no por poco aplicadas tenían menor significado jurisdiccional. Asimismo, en la nueva legislación apareció plenamente consolidada la hidalguía universal de los habitantes del señorío, y el corregidor vio aclarada su inserción en la compleja constitución política del territorio. Con todo, no desapareció la suspicacia entre las Juntas y el delegado regio, como demostró la insistencia de Girón al Emperador el 29 de enero de 1528, en que la petición de ayuda al condado para la guerra contra Francia e Inglaterra fuera formalmente presentada ante la asamblea.

Complacido con su capacidad resolutiva, Carlos V atendió la recomendación sobre la valía del licenciado —plasmada en memoriales en los que se le consideraba digno de promoción— y en 1528 le nombró oidor de la Chancillería de Valladolid. Entre cambios de sede a causa de epidemias, Pedro González Manso —sucesor de Tavera en la presidencia de Valladolid— pudo constatar la idoneidad del licenciado Girón para el interés político del grupo fernandino y recomendó al presidente su paso a la Corte. Indemne de la visita realizada al tribunal por el obispo de Mondoñedo, Pedro Pacheco, el Emperador nombró a Girón alcalde de Casa y Corte por título de 23 de mayo de 1534, en la vacante dejada por el licenciado Sancho Díaz de Leguízamo por su paso al Consejo Real. La promoción contó con el apoyo activo de su deudo García de Loaysa, quien había sufrido vicisitudes en la Corte, pero instalado nuevamente en el favor regio desde su regreso de Roma en 1532, posibilitó la progresión del licenciado en el aparato administrativo.

Girón tendría pronto ocasión de corresponder al favor. Una de sus primeras comisiones como alcalde fue desplazarse a Cáceres, en agosto de 1534, para sentenciar cierto caso relacionado con los bandos de la ciudad que afectaba lejanamente al linaje de su protector, quien orquestó una represión fingida del delito. En un principio, Girón aparentó fidelidad a su conocida firmeza y condenó en rebeldía a penas de muerte y confiscación de la mitad de sus bienes a todos los culpados. Pero una vez en la Corte, mitigó su dureza; tras poner fray Jerónimo de Loaysa, vicario y prior del convento de Santo Domingo, al teniente Villarreal en temor de Dios, éste perdonó a los condenados, paso previo a la declaración del propio Girón en la que reconocía no haber podido probar la complicidad en el delito de Pedro Rol de la Cerda, uno de los culpados. Por todo ello, la Emperatriz emitió cédula el 30 de septiembre de 1535 conmutándole la pena de muerte por la de un año de destierro. Girón mostraba en la Corte una flexibilidad política inédita hasta entonces que, unida al apoyo de García de Loaysa, terminó materializándose en su rápido pasó al Consejo Real de Castilla.

Recibido título de este organismo el 18 de mayo de 1535, tomó posesión en el lugar de García de Ercilla el día 28, culminando así, su progreso administrativo. Con todo, durante la etapa final de su vida cortesana no destacó por su intervención en asuntos con sensibilidad política. Además de dar muestras de la espiritualidad intelectual y externa del grupo fernandino, Girón comentó la legislación aprobada en las Cortes de 1539 moderando la vestimenta de hombres y mujeres, e hizo revisión histórica de la materia. Para participar en la gestión de asuntos, hubo de marchar a Flandes en la primavera de 1539 para conciliar diferencias entre la marquesa de Cenete y el príncipe de Orange, sobre la herencia de su padre el conde de Nassau. De regreso, permaneció poco tiempo más en el Consejo, sin dar la sensación de que la llegada de Valdés le supusiera mayor protagonismo en el despacho, como se deduce del hecho de que fallecido Girón, el nuevo presidente considerase su plaza superflua.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General de Simancas, Estado, leg. 13, n.º 21; Escribanía Mayor de Rentas, Quitaciones de Corte, leg. 37, n.os 185-191.

P. Gan Giménez, “El Consejo Real de Castilla: tablas cronológicas (1499-1558)”, en Chrónica Nova, 4-5 (1969), pág. 36; V. Beltrán de Heredia, Cartulario de la Universidad de Salamanca, vol. II, Salamanca, Universidad, Secretariado de Publicaciones, 1970-1973, pág. 501; P. Gan Giménez, El Consejo Real de Carlos V, Granada, Universidad, Servicio de Publicaciones, 1988, pág. 240; C. Domínguez Rodríguez, Los oidores de las salas de lo civil en la Chancillería de Valladolid, Valladolid, Universidad, 1997, págs. 42 y 44; I. J. Ezquerra Revilla, “Girón de Loaysa, Pedro”, en J. Martínez Millán (dir.), La Corte de Carlos V, vol. III, Madrid, Sociedad Estatal para la Conmemoración de los Centenarios de Felipe II y Carlos V, 2000, págs. 175-178; El Consejo Real de Castilla bajo Felipe II, Madrid, Sociedad Estatal para la Conmemoración de los Centenarios de Felipe II y Carlos V, 2000, págs. 23 y 179.

 

Alejandro López Álvarez

Relación con otros personajes del DBE

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