Segura, Isabel de. Teruel c. 1197 – 1217. La amante de Teruel.
Isabel de Segura pertenecía a un noble y rico linaje presente en Teruel desde el siglo XIII. De marzo de 1212 a abril de 1213 fue juez de Teruel un Pedro de Segura; un Gil Jiménez de Segura fue preceptor de los hijos que Jaime el Conquistador tuvo con Teresa Gil de Vidaurre, y otro Pedro Jiménez de Segura, natural de Teruel, fue elegido obispo de Albarracín en 1272, sucediendo a fray Pedro Garcés de Marcilla, religioso cisterciense del Monasterio de Piedra (Zaragoza), que había tomado posesión de la mitra en 1246 y en cuyo tiempo el papa Alejandro IV llevó a cabo la unión de las Iglesias de Segorbe y de Albarracín.
La documentación notarial del siglo XVII, especialmente el asiento de 18 de abril de 1619 del protocolo de los notarios turolenses Juan Yagüe de Salas y Juan Hernández, que constata una tradición oral y escrita anterior y se refiere a unos hechos trágicos sucedidos en 1217, afirma que Isabel tenía veinte años cuando se desposó y murió, por lo que posiblemente nació en 1197. Era hija, parece que única, de un Pedro de Segura, quizás el juez de Teruel de 1212.
La historia que narra el documento trascrito por Yagüe de Salas y por él encontrado en el archivo antiguo de Teruel, es bien conocida. Los jóvenes Juan Martínez de Marcilla e Isabel de Segura, él segundón y ella hija única, eran vecinos desde niños y se amaban.
Cuando Juan pidió a Pedro de Segura casarse con su hija, éste se opuso por la escasez de fortuna del segundón.
Juan pidió a Isabel un plazo de cinco años para ir a la guerra y mejorar su condición, prometiéndole su amada que lo aguardaría. Al transcurrir los cinco años Isabel cedió a las reiteradas presiones de su padre y se desposó en 1217 con un personaje principal, que fantasiosamente se hace pertenecer por algunos autores a la familia Azagra, titular del Señorío Soberano de Albarracín (Teruel). Seguidamente llegó Juan Martínez de Marcilla, ya rico. Secretamente entró en la casa de ella y le pidió un beso, a lo que Isabel se negó por respeto a Dios y a su marido, cayendo Juan muerto de amor a sus pies. Los cónyuges llevaron en secreto el cadáver a la casa de su padre y éste le hizo un solemne funeral en la Iglesia de San Pedro. En la ceremonia se presentó Isabel, quien, alzando la mortaja, dio a Juan el beso que le pidió, cayendo muerta al pie del féretro.
Las familias y el pueblo decidieron inhumar juntos a ambos jóvenes.
El texto recogido en los protocolos notariales de 1619 es posiblemente de finales del siglo XIV o principios del XV por su estilo y arcaísmos lingüísticos. Su autor se inspiró sin duda en una tradición anterior, con muchos elementos coherentes con la época en cuanto a personajes y familias, situaciones de sus casas y fechas de los sucesos; tradiciones y narraciones incrementadas con el descubrimiento de las momias atribuidas a los amantes en 1533.
El descubrimiento de las momias atribuidas a los amantes de Teruel se produjo en 1533, bajo la Judicatura de Miguel Pérez Aznar y se encontraron en una tumba antigua de la Iglesia de San Pedro. Allí volvieron a ser sepultadas, pero en la Capilla de los Santos Médicos, donde fueron reconocidas en 1578-1579 bajo el Obispado de Andrés Santos. Fueron de nuevo exhumadas en abril de 1619, al tiempo de aparecer el manuscrito que transcribió el notario Yagüe de Salas, por lo que se hizo un proceso canónico, conservado en el Archivo Diocesano, a “mossen Juan Ortiz y mossen Miguel Sanz [...] y Francisco Hernández, sacristán de la Iglesia”. En 2004, se sometieron los restos a la prueba del Carbono-14, dando como fechas extremas las de 1260-1390.
Las momias se trasladaron después de 1619 al claustro de la Iglesia, permaneciendo allí durante siglo y medio en un pequeño armario donde eran visitadas por los viajeros. En 1708 se hizo un nuevo panteón y en 1854 se construyó un templete, diseñado por Lacarriere, situado en una sala del claustro. El 27 de mayo de 1902 se trasladaron a la capilla que ocupan en la actualidad en dos sarcófagos de madera con tapa de cristal. Finalmente en 1955, en los actos del IV Centenario del Descubrimiento de sus momias, pasaron al actual mausoleo en alabastro y bronce que realizó Juan de Ávalos.
La historia de los amantes ha sido una fuente de inspiración literaria y musical especialmente en el siglo XIX. Ya el largo poema publicado por Yagüe de Salas en 1616 fue tomado en consideración y alabado por numerosos historiadores y literatos como los cronistas Diego de Aysa y Vicencio Blasco de Lanuza, Lope de Vega, Juan Francisco Andrés, Ricardo de Turia (Pedro Juan Rejaule) o Cervantes. En el teatro de la época pueden citarse la tragedia Los Amantes, compuesta por el valenciano Micer Andres Rey de Artieda, hijo de un notario de Tauste (Zaragoza) y publicada en Valencia, por la viuda de Pedro Huete, en 1581; los Amantes de Teruel de Tirso de Molina, publicada en Madrid en 1635 y que debió de ser compuesta mientras el autor se encontraba en el Convento del Olivar, en Estercuel (Teruel), y la comedia Los Amantes de Teruel de Juan Pérez de Montalbán, también publicada en Madrid en 1635.
Tras algunas obras menores del siglo XVIII, renace la historia de los amantes con historiadores como Isidoro de Antillón, Esteban Gabarda, Emilio Cotarelo, Federico Andrés, Gascón y Guimbau, Jaime Caruana, Carlos Luis de la Vega o José Luis Sotoca. En el teatro fueron fundamentales el drama Los Amantes de Teruel de Juan Eugenio Hartzenbusch, en su primera versión de 1836, y en la definitiva de 1849, y la ópera del mismo título estrenada en febrero de 1889 en el Teatro Real de Madrid, en cuatro actos y un prólogo, de Tomás Bretón, quien compuso, además, una Fantasía Sinfónica sobre los amantes y un himno a Teruel.
A esto se añaden los trabajos musicales del turolense P. Jesús María Muneta, el oratorio sinfónico sobre los textos de Tirso de Molina del valenciano Muset y Ferrer o la obra del compositor griego M. Theodorakis.
El cine se ha inspirado también en la historia de los amantes. Así, la coproducción hispano-británica Honey Moon, en 1959, dirigida por Michael Powell, protagonizada por los bailarines Ludmila Tcherina y Antonio y con música de ballet compuesta por Theodorakis, y la película francesa Les Amants de Teruel, dirigida en 1962 por Raimond Rouleau, protagonizada por Ludmila Tcherina y Mirko Sparemblek. Theodorakis compuso en 1960 la música del ballet Isa, en homenaje a Isabel de Segura, estrenado en ese año en el teatro Sarah Bernard en París, así como una versión sinfónica del mismo que fue estrenada en 2002 por la orquesta Sinfónica Nacional de España.
Bibl.: J. Yagüe de Salas, Los Amantes de Teruel, epopeya trágica con la restauración de España por parte de Sobrarbe y conquista del reino de Valencia, Valencia, por Pedro Patricio Mey, 1616, adornada con el retrato de su autor y sus armas (2.ª ed. por J. Caruana, Teruel, Instituto de Estudios Turolenses, 1951); F. M. Nipho, La casta amante de Teruel, Doña Isabel de Segura. Escena patética, Valencia, en la Imprenta de Estévan, 1818; M. Fernández y González, Los Amantes de Teruel, tradición de la Edad Media, vols. I y II, Barcelona, Espasa Hermanos, ¿1876?; D. Gascón y Guimbau, Cancionero de los Amantes de Teruel, Madrid, hijos de M. G. Hernández, 1907; Los Amantes de Teruel. Antonio Serón y su silva a Cintia. Bibliografía de los Amantes, Madrid, Hijos de M. G. Hernández, 1908; J. Caruana, Los Amantes de Teruel, tradición turolense con estudio y notas, Teruel, Imprenta Provincial, 1952; Los Amantes de Teruel. Volumen Conmemorativo del IV Centenario del descubrimiento de las momias, Teruel, Instituto de Estudios Turolenses, 1958; S. García, “Introducción” a J. E. Hartzenbusch, Los Amantes de Teruel, Madrid, Castalia, 1971; J. L. Picoche, Los Amantes de Teruel, avant et aprés. Recherches sur le Monde Hispanique au dixneuvième siécle, París, Centre d’Etudes Iberiques et Ibero-americaines du XIX siécle, Universidad de Lille III y Editions Universitaires, 1973; J. L. Sotoca y C. L. de la Vega, Análisis crítico-filológico de los protocolos notariales sobre los Amantes de Teruel (un documento del siglo XIV), Teruel, Instituto de Estudios Turolenses, 1976; J. Gómez de Castro y C. de la Vega, “Nuevos datos para la bibliografía de los Amantes”, en Revista Teruel (Teruel), n.º 63 (1980); A. Labandeira, “La trayectoria histórico-literaria de los Amantes de Teruel”, en Cuadernos para la investigación de la literatura hispánica, (Fundación Universitaria Española, Madrid), n.os 2-3 (1980); P. Berniz y A. Losantos, Isabel y Juan Diego, los amantes de Teruel, Teruel, Ed. Perruna, 2002; J. Yagüe de Salas, Protocolo notarial de Juan Yagüe de Salas: edición facsímil, ed. facs., trascrip. y est. de J. L. Sotoca, Teruel, Fundación Amantes de Teruel-Ed. Perruca, 2004; J. L. Sotoca, Los Amantes de Teruel. La tradición y la Historia, Zaragoza, Edit. Delsan-Historia-Fundación Amantes de Teruel, 2005.
Manuel Fuertes de Gilbert Rojo, barón de Gavín