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Martín Behaim

Biografía

Behaim, Martín. Martín de Bohemia. Núremberg (Alemania), 6.X.1459 – Lisboa (Portugal), 29.VII.1507. Cosmógrafo alemán.

Conocido también como Martín de Bohemia, es considerado uno de los cosmógrafos más destacados a fines del siglo XV. Nació en el seno de una importante y acaudalada familia de origen bohemio que estaba dedicada al comercio mercantil en la ciudad. Sus padres fueron Martín Behaim y Agnes Schopper, y tuvo seis hermanos; Martín era el primogénito. Hasta su adolescencia recibió una educación de primer orden, la cual se puede ejemplificar en la calidad de sus maestros, entre quienes se cuenta una celebridad de la época, el astrónomo alemán Johann Müller Königsberg, conocido universalmente como Regiomontano.

Se desconoce el tiempo que estuvo bajo su tutela, pero al parecer no fue mucho. De todas formas, Martín Behaim recibió una educación privilegiada en Cosmografía y Astronomía, lo que años más tarde le daría fama universal.

Terminada su formación, se incorporó al mundo de los negocios, actividad que se vio en la obligación de asumir con toda dedicación tras la muerte de su padre. Primero estuvo con su tío Leonhard Behaim y con el socio de la familia, Bartels von Eyb, pero posteriormente se trasladó a Malinas, donde trabajó con Jorius van Dorpp. Con él aprendió mucho acerca del comercio y frecuentó la tradicional feria de Frankfurt, por lo que se mantuvo en contacto con la familia, especialmente con su madre y su tío. Después de su experiencia en Malinas, regresó a vivir en Frankfurt a finales de 1477, pero sólo estuvo allí un breve tiempo porque nuevamente emigró, aunque esta vez a Amberes, ya que aquí podría trabajar con Fritz Heberlein, administrador de una tienda de teñido de ropa. Con él pudo terminar de formarse en Aritmética.

En 1484, Martín Behaim entra en la historia de la Península cuando arriba al puerto de Lisboa por razones mercantiles y comerciales. Acerca del año en que llegó a la capital lusitana existe cierta polémica historiográfica, pues generalmente se señala que esto en realidad ocurrió hacia 1481 o 1482; no obstante, lo más seguro y comprobable es que residiera en Portugal a partir de 1484. Al menos, los últimos estudios así lo confirman. Ahora bien, la importancia de la polémica radica en que si llegó a Portugal en 1482, sería cierta su participación en la expedición que Diogo Cao realizó ese año por la costa africanay en la que descubrió la desembocadura del río Congo. Se ha creído durante mucho tiempo que Behaim estuvo en dicha empresa, pero esta teoría sólo se sustenta en el caso de que él viviera en Portugal en esa época. Como no es posible demostrarlo, existen dudas razonables de que en realidad no participase, al menos en ese viaje. Por el contrario, sí se cree que navegó al sur de África en 1486, en la expedición de João Alfonso da Aveiro, que llegó hasta el sur del Congo, y es presumible que no fuera el único viaje que realizara al sur de Portugal.

Viviendo en Lisboa, se sabe que Martín Behaim tuvo la oportunidad de relacionarse con el rey Juan II, quien lo incorporó al poco tiempo a la Junta de Matemáticos de la Corte, cuya misión era asesorar a la Corona sobre asuntos concernientes a la navegación, y en particular, al estudio de la latitud y las posibilidades de navegar mediante tablas de declinación del sol.

La confianza con que se le honró al hacerle participar en estos importantes estudios, se fundamentaba en la fama de su formación, particularmente por su relación con el célebre Regiomontano. El Rey también le nombró caballero en 1485, y aunque no se conoce con certeza la razón, al parecer, su ya mencionada fama se vio más acrecentada al participar en acciones en defensa de los intereses de la Corona de Portugal, particularmente en el norte de África. Las invitaciones a navegar en la citada expedición de Aveiro ratifican la confianza que se depositó en este hombre venido desde tierras lejanas.

Mientras estuvo en la Junta de Matemáticos, al parecer conoció a Cristóbal Colón, pero no es seguro que participara en la revisión del proyecto presentado por el genovés a la Corona portuguesa.

Por esos años conoció y entabló amistad con Jobst van Hürter, comendador de la isla de Fayal y Pico, en las Azores. Poco tiempo más tarde, Martín se casó con la hija de éste, Joanna de Macedo, con quien tuvo un hijo, Martín, nacido en 1489.

El 9 de agosto de 1490 regresó a Núremberg para recibir la herencia de su madre fallecida en 1487. Dedicado nuevamente a los negocios, no abandonó su afición por la Astronomía y la Cosmografía, por lo que aceptó la propuesta que le hizo un amigo suyo, Georg Holzschuher, miembro del Consejo de la ciudad, de construir un globo terráqueo que incorporara los últimos conocimientos geográficos que para entonces habían adquirido los portugueses. Martín aceptó la propuesta y elaboró lo solicitado, que dio a conocer en el año 1492.

Este trabajo tenía el mérito de ser, para entonces, el primer globo terrestre con leyes explicativas en las que se representaba el mundo tal como se creía que era antes de los viajes colombinos, teniendo como inspiración, entre otros, la Geografía de Ptolomeo, el Libro de las Maravillas de Marco Polo y el mapa de Paolo del Pozo Toscanelli. Naturalmente, los conocimientos geográficos allí planteados recogían todos los errores que aún se aceptaban en la época, pero además, bajo la notable influencia de Toscanelli, retomaba la idea de que la distancia entre Europa y Asia por el Atlántico no era tan grande, haciendo factible una navegación transatlántica. Le atribuía 230 grados a la parte continental y 130 grados al mar, situando la mítica isla Antilia y el Cipango en el camino entre, ambos continentes.

La obra también tenía el defecto de sólo incorporar los grandes avances portugueses por el sur de África hasta 1487, puesto que Behaim no registraba en su mapa el gran hallazgo de Bartolomeu Dias realizado ese año, el cabo de Buena Esperanza. Es posible, como señala Favier, que el hecho de que viviera en Alemania justo en el momento que comenzó a intensificarse la exploración portuguesa, y en vísperas de las navegaciones castellanas, le impidiese tener acceso a información actualizada, puesto que perdió el contacto con los navegantes, vital para un cosmógrafo de aquella época.

Sin embargo, la obra de Behaim pasó a la historia por ser pionera en su tipo y un hito imborrable en la historia de la cartografía. Fue un innovador al renunciar a las ideas que habían prevalecido en la cartografía medieval, en donde se insistía en concebir mapas con un punto central, fuesen ciudades, tierras o mares. En definitiva, sin ser el inventor de los globos terráqueos, puesto que eran conocidos desde hacía quince años en Roma, el peso científico que le dio Behaim le convirtió en un “hito fronterizo” en la historia de las representaciones del mundo. De las visiones parciales hasta el siglo XV, después de él se pasó a las de un mundo completo.

El globo de Martín Behaim no tenía gradación, pero sí incluía el ecuador, un meridiano, los trópicos y las doce constelaciones del Zodíaco. En realidad, él no lo confeccionó, sino que dio las instrucciones de cómo debía hacerse. El Consejo de la ciudad contrató a los artesanos encargados de su fabricación y al pintor que realizó las miniaturas. El trabajo tardó alrededor de quince semanas y el resultado fue la famosa obra de quinientos siete milímetros de tamaño, una esfera hueca de escayola sobre una armadura de madera.

Beehaim vivió en Núremberg hasta 1493, año en que regresó a Portugal, aunque antes se registra su paso por Flandes, Inglaterra y Francia. La fecha más fidedigna de su permanencia en Lisboa es 1494, puesto que se conserva una carta escrita en marzo de ese año. Luego se tienen noticias de que estuvo en las Azores antes de 1506 y finalmente se encuentra en Lisboa en 1507. Ese año, el 29 de julio, murió en el Hospital de Todos los Santos, sumido en una pobreza que asombra, puesto que pocos años antes había recibido de herencia una importante fortuna y que, por razones no muy claras, había desaparecido por completo.

La influencia que tuvo Behaim en la historia de los descubrimientos españoles no está aún muy nítida. Al parecer, Colón tuvo noticias del globo tras el regreso de su primer viaje, por lo que en los tres siguientes es posible que su convicción de que estaba en Asia se viera fortalecida por los planteamientos que hacía Behaim. Ahora bien, la idea más aceptada es que Colón y el propio Martín Behaim son exponentes de las tesis de Toscanelli, por lo que no se puede afirmar que el cosmógrafo alemán fuera el predescubridor de la ruta a las Indias. En este contexto sí resulta llamativo el proyecto presentado por Jerónimo Münzer al rey de Portugal en 1493, en donde se planteaba la factibilidad de realizar una expedición a Asia a través del Atlántico, en el mismo año en que Colón había regresado de su primera empresa. En el proyecto de Münzer se sugería a Martín Behaim como la persona idónea para llevarlo a cabo y que el emperador Maximiliano estaba dispuesto a patrocinarlo. La propuesta no llegó a concretarse porque, a mediados de ese año, había entrado en vigencia la bula Inter Caetera de Alejandro VI.

También se ha llegado a afirmar que un mapa hecho por Behaim o el mismo globo inspiraron el viaje que realizó Magallanes entre 1519 y 1522; sin embargo, tampoco está tan clara dicha influencia pese a que así lo mencionó Antonio Pigafetta y López de Gómara. Hay que tomar en cuenta que por entonces estaba vigente el mapa de Waldseemüller y los conocimientos geográficos habían progresado enormemente.

Sólo era útil el globo como prueba empírica de una futura circunnavegación. De todas formas, sí se puede afirmar que, tuviera influencia científica o no, el globo de Behaim fue conocido en el ambiente de los cosmógrafos y navegantes de aquella época, y felizmente esta obra aún puede ser admirada en el Museo Germánico de Núremberg.

 

Bibl.: Armin Brandt, Martin Behaim: (1459-1507); Seefahrer, Entdecker, Kosmograph, Regensburg, Pustet, 1989; G. Bleiberg (dir.), Diccionario de Historia de España, Madrid, Alianza Editorial, 1981, págs. 489-490; P. Bräunlein, Martin Behaim: Legende und Wirklichkeit eines berühmten Nürnbergers, Bamberg, Bayerische Verl.-Anst., 1992. M. Cuesta Domingo, “El Tratado de Tordesillas y la Cartografía de los Reyes Católicos”, en J. Valera Marcos, El tratado de Tordesillas en la Cartografía Histórica, Tordesillas, Junta de Castilla y León, 1994, págs. 65-66; J. Favier, Los grandes descubrimientos: De Alejandro a Magallanes, México, Fondo Cultura Económica, 1995, págs. 235-236.

 

Rodrigo Moreno Jeria

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