Dávalos, Hernando (o Fernando). Toledo, c. 1475 – Castelo Branco (Portugal), 5.III.1533. Regidor, comunero.
Miembro de grandes familias toledanas, por el lado paterno, descendía de Ruy López Dávalos, condestable de Castilla en época de Juan II. Por la rama materna, fue nieto del adelantado de Cazorla, Juan Carrillo, y de su esposa, Teresa de Guevara. Sus padres se llamaron Ruy López de Ávalos y Teresa de Guevara.
Hermanas de su madre fueron: Aldonza Carrillo, esposa de Pedro de Ayala, II conde de Fuensalida; Constanza Carrillo, casada con Diego de Merlo; y María de Guevara, mujer de Alonso de Silva, hermano del conde de Fuensalida. Hernando tuvo, a su vez, dos hermanos menores: Pedro Vélez de Guevara, que casará con Constanza de Ayala, y Aldonza Carrillo, esposa de Vasco Suárez de Toledo. Entre sus primos hermanos, se contaron Juan de Merlo y Juan Carrillo, abad de Alfaro (hijos de su tía Constanza); y Pedro López de Ayala, III conde de Fuensalida, y María de Guevara, esposa de Fadrique Manrique de Zúñiga (hijos de su tía María). Hija de este último matrimonio y, por tanto, sobrina de Hernando, fue María (o Aldonza) Manrique, esposa del comunero Gómez Carrillo, señor de Pinto y Caracena.
Antes de diciembre de 1493, Dávalos ya había contraído matrimonio con María de Ribera, nieta del escritor Fernán Pérez de Guzmán, III señor de Batres; hija pequeña de Pedro de Guzmán, IV señor de Batres, y María de Ribera; y hermana de Sancha de Guzmán, VI señora de Batres y madre del comunero Pedro Laso y del poeta Garcilaso de
Según Fernando Martínez Gil, Dávalos ganó fama como capitán de los tercios españoles en las guerras de Italia, bajo las órdenes de Gonzalo Fernández de Córdoba. Fue partidario de Felipe el Hermoso, que le hizo corregidor de Jerez de la Frontera, cargo del que le desposeyó Fernando el Católico. Reintegrado por Cisneros, fue de nuevo destituido por Chièvres, lo que provocó el odio de Dávalos hacia los flamencos. Procurador en Cortes al menos cuatro veces, la última en 1515, era regidor del Ayuntamiento de Toledo al menos desde 1493 y lo seguía siendo cuando se desataron las Comunidades, rebelión de la que fue uno de los principales incitadores.
El Rey, para sacarlo de Toledo, lo mandó llamar a Galicia, pero el caballero se las ingenió para no acudir.
Dávalos, uno de los comuneros toledanos más ricos, el 24 de noviembre de 1520, recibió junto con sus hermanos, el encargo de su madre (viuda desde aproximadamente 1492), de ordenar su testamento.
En él, Teresa de Guevara nombraba herederos universales a sus tres hijos (que estaban ausentes de Toledo), pero a Hernando le mejoraba “en el tercio y remanente del quinto” de todos sus bienes.
La evolución de Dávalos en las Comunidades fue parecida a la de su sobrino político Pedro Laso y, a partir de abril de 1521, empezó a girar hacia la moderación.
Se fue distanciando de María Pacheco, la viuda de Padilla, y probablemente se contó entre quienes ayudaron a asaltar su casa el 3 de febrero de 1522, festividad de san Blas. Tras ese día, Dávalos debió de abandonar Toledo y partir hacia su exilio en Portugal. El 9 de marzo de ese mismo año se ordenó el secuestro de sus bienes.
Su hermano Pedro otorgó testamento en Toledo, el 3 de mayo de 1522, y debió de fallecer al poco tiempo, habiendo dejado por herederos a sus hijos legítimos, Ruy López de Ávalos y Teresa de Guevara, esposa de Rodrigo Niño. Y el 1 de diciembre, Dávalos era condenado a muerte y a perdimiento de sus bienes. Como es lógico, la ejecución no se pudo realizar por hallarse el caballero huido, pero sí le fueron arrebatadas sus propiedades en Totanés, sus casas en Toledo y muchas dehesas. En concreto, sus casas, sitas en la colación de Santo Tomé, fueron compradas en 1525 por las monjas de San Antonio. A raíz de ello, María de Ribera, su esposa, que había otorgado testamento en tales casas el 2 de agosto de 1525, pasó a vivir en la colación de San Román, con su hermana Sancha, la madre de los Laso, y en el hogar de ésta falleció el 15 de enero de 1526 (catedral de Toledo, Archivo de Obra y Fábrica, leg. 1381, doc. 10). Aldonza Carrillo, hermana de Dávalos, también otorgó en Toledo su testamento, que se abrió, siendo ella difunta, el 21 de marzo de 1528. Instituyó como herederos a los hijos de su hermano Pedro.
En el documento del Archivo General de Simancas, se da cuenta de una certificación (presentada en Valladolid, el 27 de noviembre de 1536) “de cómo Fernando Dávalos, vecino y regidor que fue de la dicha ciudad de Toledo, es muerto y murió en el Reino de Portugal”. Tradujeron el escrito, redactado en portugués, Alonso Díaz y Baltasar de Alfaro. Y, traducido, decía: “Hago saber a v. m. que en esta villa de Castilblanco, estaba residente Fernando Dávalos, vecino de la ciudad de Toledo, el cual, por respeto de las Comunidades, en estos reinos estaba acogido y era conocido ser el propio Fernando Dávalos, de Toledo y desterrado de los Reinos de Castilla por las Comunidades, el cual falleció en esta villa, miércoles en la noche, cuatro días del mes de marzo del presente año de quinientos y treinta y tres, y falleció después de la media noche del dicho día miércoles, a una hora después de la media noche, en verdad, entrando ya en jueves, cinco días del dicho mes [...], el cual fue enterrado en la iglesia de Santa María de la dicha villa, el dicho jueves”. Lo ayudaron a amortajar Antonio López y Mari Ruiz, mujer de Alonso Gómez, que declararon como testigos de su defunción. Al parecer, Dávalos había vivido la mayor parte de su exilio en Castelo Branco, donde, como se ha visto, murió y recibió sepultura.
Fuentes y bibl.: Catedral de Toledo, Archivo de Obra y Fábrica, leg. 1381, doc. 10; Archivo General de Simancas, Contaduría de Mercedes, 107, 20 certificación, presentada en Valladolid, el 27 de noviembre de 1536.
L. M.ª Núñez, “Fundación del convento de San Antonio de Toledo en la casa de Hernando de Ávalos”, en Archivo Ibero-Americano (Madrid), año III, julio-octubre (1916), n.º XVI-XVII, págs. 171-196; J. Pérez, La revolución de las Comunidades de Castilla (1520-1521), Madrid, Siglo XXI de España Editores, 1977; J. C. Gómez-Menor Fuentes, “Los Dávalos”, en Toletum, 23 (1989), págs. 269-271; F. Martínez Gil, La ciudad inquieta. Toledo comunera, 1520-1522, Toledo, Instituto Provincial de Investigaciones y Estudios Toledanos, Diputación Provincial de Toledo, 1993; M.ª C. Vaquero Serrano, Garcilaso, príncipe de poetas. Una biografía, Madrid, Centro de Estudios Europa Hispánica-Marcial Pons Historia, 2013 (col. Los Hombres del Rey).
María del Carmen Vaquero Serrano