López de Toledo, Diego. ¿Toledo?, s. m. s. xv – Toledo, 1491. Regidor y fundador.
Muy poco se conoce de este regidor de linaje converso de Toledo, los Álvarez de Toledo o Álvarez Zapata.
Diego era el primogénito de Juan Álvarez de Toledo —doncel del rey Juan II de Castilla además de regidor de Toledo con Enrique IV— y de Catalina Zapata. Contaba entre sus hermanos a representantes importantes en el plano político, religioso e incluso en la Corte. Uno de ellos era Fernando Álvarez de Toledo, señor de Cebolla y secretario de los Reyes Católicos; otros hermanos fueron regidores en Toledo: Luis y Pedro Álvarez de Toledo. Dos hermanos entraron en la vida religiosa, fray García de Zapata —prior del monasterio jerónimo de Santa María de la Sisla— y Francisco Álvarez de Toledo, maestrescuela de la catedral de Toledo y personalidad fundamental para Diego.
Se ignora el lugar de nacimiento de Diego, aunque todo hace suponer que fue en Toledo. Fue regidor de la ciudad como lo fue su padre y dos de sus hermanos; en algunas fuentes también se afirma que era contador. El oficio de regidor confería a la persona que lo ostentaba y a su linaje un gran prestigio y poder social en el núcleo urbano. La influencia de los conversos en este ámbito municipal era muy importante; Diego y sus hermanos fueron un buen ejemplo. La cúspide la formaba el Cabildo de regidores, y Diego López era regidor, al menos, que se sepa, desde 1481 hasta 1491 en períodos alternos. Es decir, entre 1481 y 1482, desde 1485 hasta 1489 y entre 1490 y 1491. Las fuentes mencionan un regidor Diego López en 1475, pero no se puede afirmar que fuera el mismo. Lo cierto es que la última referencia data del año 1491, justamente cuando se produce su fallecimiento.
Se había casado con María de Santa Cruz, con quien había tomado la decisión de admitir en sus casas, situadas en la parroquia de San Salvador de Toledo, a una agrupación de beatas de la Tercera Regla de San Francisco, dejándolo establecido en su testamento. Su hermano, Francisco Álvarez de Toledo, fue el encargado, junto a su esposa, de cumplir con sus deseos fundacionales. La propia María de Santa Cruz, su viuda, entró a formar parte del beaterio, luego convento de San Miguel de los Ángeles.
Diego murió sin descendencia antes del año 1504 para algunos autores, más concretamente antes del 20 de febrero, pues era entonces cuando sus hermanos, herederos de sus bienes, disponían de una parte de ellos. No obstante, falleció en 1491, según consta en un documento otorgado por su hermano Francisco un año después. Su cuerpo fue sepultado en la iglesia de San Salvador, en la capilla establecida por su padre, Juan Álvarez de Toledo. Posteriormente, su cuerpo fue trasladado al convento de San Miguel de los Ángeles.
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Laura Canabal Rodríguez
