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Armengol VIII

Biografía

Armengol VIII. Conde de Urgel. ?, c. 1160 – ¿Urgel? (Lérida), 1209. Noble.

Hijo de Armengol VII y Dulce de Foix, se le menciona infante en 1160 y junto a sus padres en 1168.

Goza de la cercanía de la Corte de Fernando II de León, en la que su padre ocupa la mayordomía entre 1162 y 1184. Esta posición política y los bienes familiares en Castilla y aún más en León favorecen su matrimonio, en 1178, con Elvira Núñez de Lara, hija del conde Nuño Pérez de Lara y de Teresa Fernández de Traba. A partir de ese mismo año fija su residencia en el condado de Urgel, donde asiste a su madre en el gobierno delegado de Armengol VII. Cuenta con una eficaz escribanía que mantiene al pasar a ser titular por defunción de su padre, en 1184. De éste hereda también una rentable porción de condominio en Lérida y las propiedades en el occidente peninsular, destacando la posesión de Valladolid, donde efectúa ocasionales desplazamientos, como en 1187. No obstante, sus relaciones con la Corte real leonesa se distancian, especialmente tras el ascenso al trono de Alfonso IX en 1188, en gran parte por el eco que en la misma Corte alcanzan los Cabrera, que disputan con el conde el dominio preeminente del vizcondado de Áger.

El condado de Urgel que recibe Armengol VIII es un extenso territorio falto de unidad socioeconómica y absolutamente fragmentado por la pujanza de sus barones, que a lo largo de los siglos XI y XII han ido recortando las capacidades jurisdiccionales y exactivas de los condes. Culminando esta situación, el gobierno de Armengol VIII se convierte en una larga retahíla de discusiones y cesiones ante envalentonados nobles. En 1189 cede al vizconde de Cardona la jurisdicción sobre el valle de Lord, en el flanco oriental del condado, ofreciéndole también derechos sobre los castillos de Olius, Isona y Lloberola. En la destacada villa de Solsona ha de discutir sus derechos con Ramón de Torroja, quien también está en conflicto con la canónica local. El conde pacta con ésta y con la población del lugar, en 1190 y 1191, que en caso de conflicto respetará sus personas y propiedades. El conde acepta el condominio de los Tarroja y la canónica en Solsona, así como la progresión jurisdiccional de esta última en su posesión de distintos castillos termenados.

En el espacio septentrional, núcleo originario del condado, la jurisdicción está en manos baroniales, destacando el obispo de Urgel y el vizconde de Castellbó, quienes compiten mutuamente. En 1185 el conde se inclina por el segundo, que jura poseer Caboet por él, a pesar de que en 1177 esta jurisdicción había estado reconocida por Armengol VII para el obispo. Éste, en 1186, atrae el conde a su lado, tras abonarle 300 morabatinos.

En 1188, el vizconde de Castellbó, Arnau II, tras alcanzar un acuerdo con el rey Alfonso de Aragón referente a dominios tenidos bajo su preeminencia en el condado de Cerdaña, se enfrenta con el obispo y el conde. Ambos concuerdan con el Rey, en cuyos auspicios se alcanza la paz en 1190, momento en que el conde pacta con el vizconde la reconstrucción del castillo de Castellciutat y la construcción de los de Arfa y San Vicente, éste en Andorra. La ruptura inmediata entre ambos conlleva el acuerdo entre obispo y conde en 1193 y se salda con el arbitraje de 1194 sobre las diferencias entre el prelado y el vizconde, emitido por el rey Alfonso mientras Armengol VIII sólo consta como presente en el acuerdo. En 1195 el vizconde acusa al conde de inmiscuirse en sus iglesias y dominios en Andorra y al obispo de excederse en sus derechos. Solicita ayuda al conde de Foix, colaboración que desemboca en 1196 con el grave asalto de las tropas ultrapirenaicas sobre la sede episcopal, incluyendo un contundente saqueo de la catedral. El conflicto amenaza con extenderse, pues el conde urgelés encuentra el apoyo de su cuñado el vizconde de Cardona, mientras que el vizconde de Castellbó cuenta con el de Ramón de Cervera, quien es derrotado por el conde cerca de Agramunt. A pesar del acercamiento entre vizconde y conde en 1197 y de que se alcanza un arbitraje entre vizconde y obispo en 1199, el apoyo de Armengol VIII al prelado, al que cede en 1200 Arfa a cambio de 600 sueldos, da argumentos a las quejas de Arnau II de Castellbó. Éste afianza la alianza con Ramón Roger de Foix, lo que se traduce en una nueva invasión, en 1203, que Armengol VIII repele con las armas haciendo prisioneros al conde de Foix y al vizconde de Castellbó, que serán liberados previo rescate y la intercesión del rey Alfonso.

Ante el temor de una posible unión matrimonial del heredero de Foix con la heredera de Castellbó, Armengol VIII impone a éste, en 1203, el compromiso de no hacerlo so pena de perder la potestad sobre diversos castillos y propone al conde de Foix la boda de su hermana Miracle, viuda del vizconde de Cabrera y Áger, además de imponerle el compromiso de no aspirar a alcanzar dominios sobre los valles de Caboet, San Juan y Andorra. El inmediato enfrentamiento entre el vizconde y el obispo y el apoyo del conde de Urgel a éste desbaratan las previsiones. Con todo, en 1206 se acercan las respectivas posturas en torno a Armengol VIII. Por un lado, el conde urgelés propone casar a su sobrina Elisenda con el vizconde Arnaldo, que había enviudado en 1201, con el compromiso de que, en caso de morir sin descendencia, cederá al vizconde todos los dominios condales al norte de Nargó, es decir, en el núcleo originario del condado; al mismo tiempo, alcanza el acuerdo entre el conde de Urgel y el de Foix, con aportación económica del primero; y finalmente, antes de concluir el año, la intermediación condal ha aproximado el vizconde y el episcopado, especialmente en sus disputas en torno a la jurisdicción sobre Caboet y Andorra. Al final, empero, en 1207 las posturas vuelven a distanciarse, el Rey intercede y no se materializan las propuestas de matrimonio, sino que en 1208 se materializa la que tanto temía el conde de Urgel: la unión entre los dos herederos Ermesenda de Castellbó y Roger de Foix, consolidando así la pujanza de un vizcondado jurisdiccional y exactivamente ajeno al condado de Urgel que sirve, además, para promover a los condes de Foix en Cataluña.

Armengol VIII ha tenido que encarar estas tensiones al tiempo que se enfrentaba con el vizconde de Áger, quien pretende afianzar su pleno dominio jurisdiccional y que aspira a ser reconocido como sucesor del condado de Urgel por su boda con la hermana del conde, Marquesa, heredera en caso de que Armengol VIII falleciera sin heredero legítimo según el acuerdo establecido en 1167 con Armengol VII, tal como éste recogía en sus testamentos de 1167 y 1177. Los apoyos que busca el vizconde Ponce II ante los reyes de Aragón, Castilla y León, amplían el eco de las tensiones. En 1184 jura fidelidad a Alfonso rey de Aragón y conde de Barcelona no sólo por sus castillos del vizcondado de Cabrera, empezando por Hostalric, sino también por los de Artesa, Montmagastre, Castelló de Farfaña, Balaguer y Camporells, en el espacio urgelitano. El convenio establecido en Valladolid en 1187 entre conde y vizconde acercan las posturas, que se distancian inmediatamente tras negarse el vizconde a reconocer la preeminencia condal en los castillos de Áger y Os. A inicios de 1190 el vizconde de Ager y el de Castellbó se comprometen a ayudarse mutuamente contra sus enemigos. Con todo, unos meses después el primero alcanza en Balaguer una tregua con el conde. Éste consigue el apoyo del rey Alfonso, con quien llega a pactar el reparto de los dominios vizcondales en 1191. El Rey se reconcilia con Poncio II, que se compromete a no agredirle ni desde el castillo que capitaliza el vizcondado de Cabrera, Montsoriu, ni desde el que capitaliza el vizcondado de Áger, Castelló de Farfaña, y, además, a avenirse con el conde de Urgel.

En este sentido, al año siguiente Poncio II reconoce la preeminencia condal sobre sus derechos y dominios en Áger, Balaguer, Ós y Montessor, aceptando su potestad en los castillos de Áger, Montmagastre y Casserras. En el mismo 1195 el Rey se compromete a apoyar a Armengol VIII frente a los dos vizcondes, el de Castellbó y el de Áger, tal como confirma al año siguiente. Mientras, el vizconde de Áger y su hijo no dejan de frecuentar la Corte condal cuando mantienen buenas relaciones con su titular, como en 1197.

Tras suceder Guerau III a Poncio II en 1199, jura fidelidad al Rey por castillos en la zona de Cabrera mientras que en la zona urgelense-ribagorzana sólo jura fidelidad por los tradicionalmente unidos a la casa barcelonesa, como son los de Camarasa, Benabarre y Estopiñán. El período de entendimiento conlleva la participación del vizconde en la Corte condal, especialmente radicada en Agramunt, donde todavía se le encuentra en 1204 avalando concesiones condales.

El nacimiento de la hija del conde hacia 1205 abre una brecha entre ambos por la pretensión de Armengol de declararla heredera, lo que lesiona las pretensiones de Guerau. Explícitamente en 1206 Armengol VIII establece convenios de defensa con nobles como Guillem de Cervera, mientras que otros, como Ferrer de Conques, le abandonan para pasar a las filas de Guerau. En este mismo año el vizconde recaba el apoyo real, ya pensando directamente en suceder a Armengol VIII, pero es éste quien finalmente, en 1207, se atrae al Monarca en el compromiso de defender los derechos de su esposa.

Armengol VIII, a lo largo de su gobierno, afianza su dominio en el llano, donde precisamente destaca la pujanza de núcleos como Liñola, Ponts y sobre todo Agramunt, verdadera capital del condado dotada de gran vigor socioeconómico, a la que concede franquicias en 1197. A pesar de las reivindicaciones del vizconde de Áger sobre la tenencia castral de Balaguer, el conde también se beneficia notablemente del desarrollo urbano de esta ciudad, a la que fomenta negociando con sus prohombres, como hace en 1189 al concordar la restauración de las murallas. En 1187 el conde de Urgel emite Constituciones de Paz y Tregua en Agramunt, que Ponce II confirma para el vizcondado en su capital, Castelló de Farfaña. Al proclamar estas garantías jurídicas, Armengol VIII pretende ostentar su soberanía, equiparable a la proclamación similar efectuada por el rey Alfonso en 1173, que así ha situado en el ámbito del poder real unas garantías surgidas del encaje social de la Iglesia del siglo XI. En realidad, la creciente intervención de Alfonso el Casto y, desde 1196, de su sucesor Pedro el Católico en los problemas del condado de Urgel, y la misma necesidad del conde de recabar el apoyo del rey de Aragón y conde de Barcelona, perfilan la evolución declinante del poder condal y la orientación ascendente del regio. Armengol VIII frecuenta la Corte real e incluso acompaña al rey Pedro a Roma para ser coronado por el papa Inocencio III.

El conde debe una explícita preeminencia al Rey en Lérida, donde bajo su jurisdicción superior posee la tercera parte de la ciudad y el oficio de “castlán” mayor.

Desde esta posición concede al lado del Rey privilegios como el que en 1200 garantiza la justicia y el poder municipal, al tiempo que acumula rentables propiedades y derechos en la ciudad, como los molinos harineros o los derechos sobre la “caldera” de la producción de tintes, además de desarrollar una clara estrategia de afianzamiento local. En 1192 el conde y el Rey renuevan el convenio mutuo, que garantiza a Armengol VIII los bienes en Lérida más la participación en la jurisdicción de Aitona, Albesa, Gebut y Mequinenza. A pesar de que Armengol VII zanjara en 1168 el conflicto con el episcopado leridano por los diezmos castlanes, éste vuelve a surgir en torno a Aitona, tensión que culmina con el acatamiento condal en 1189, en 1192 y definitivamente en 1196.

Las donaciones de Armengol VIII benefician en gran manera a los cistercienses, con importantes donaciones para el monasterio de Poblet, sin olvidar a los de Santes Creus y Vallbona, además de que el entorno familiar condal genera específicas fundaciones: en 1186 el monasterio de Santa María de les Franqueses promovido por su madre, la condesa viuda Dulce, y en 1204 San Hilario de Lérida por su esposa, lo que coincide con la voluntad de afianzamiento en esta ciudad, siendo ambas objeto de posteriores donaciones.

También apoya a los premostratenses, con donaciones al cenobio de Bellpuig de las Avellanas y estudiando la posibilidad de generar otra comunidad en Bonrepós. Prosigue la tradición familiar de beneficiar la canónica de Solsona, a la que concede derechos sobre los molinos de Ponts, rentas en Oliana y mansos en Albelda y Oden. Testamentariamente favorece a los monasterios benedictinos de Sant Serni de Tavérnoles, Santa Cecilia de Elins y Santa María de Gualter. También en continuidad con sus antecesores ofrece donaciones a las Órdenes Militares, tanto al Temple como al Hospital de San Juan, tal como reitera en el testamento. No olvida la sede urgelense, sobre todo desde 1186, y a la que en 1196 la condesa contribuye cuantiosamente para colaborar en la reparación del saqueo de objetos de plata sufrido ese mismo año, añadiendo testamentariamente la cesión de Nargó. De acuerdo con la espiritualidad seglar de la época en 1192 el conde se adscribe a la fraternidad de Solsona invocándose canónigo, tal como repite en 1196 en la catedral de Lérida, acompañado de importantes donaciones, entre las que se incluye el reconocimiento de la titularidad de los diezmos para la sede episcopal leridana; se hace excepción de los que corresponden a la canónica de Solsona. Igualmente, participa del creciente afianzamiento de la figura papal. Tras haber estado en Roma en 1204, en su testamento de 1208 hace constar la donación al Papa —“domino Papae Inocencio”— de la mitad de la villa de Valladolid, mientras que la otra mitad la detentará su hija en nombre del Papado, fórmula con la que pretende contribuir a su protección.

Armengol VIII había sufrido desavenencias con su esposa, que se tratan de zanjar en 1203 mediante un convenio mutuo, en el que se prevé la dotación y ubicación de la condesa en caso de separación. Poco después, hacia 1204 nace una hija del matrimonio, Aurembiaix, declarada heredera en el testamento de 1208, bajo la tutoría de su madre Elvira, siguiendo en la línea sucesoria las hermanas del conde, Marquesa y Miracle, y el vizconde de Cardona, esposo de Elisabet de Urgel, hermana de Armengol VIII. La muerte de éste en 1209 comporta la inmediata queja del vizconde Guerau, que no acepta el testamento, con lo que se inicia un largo conflicto sinónimo de inestabilidad en el condado y vía de afianzamiento del poder regio sobre el conjunto territorial catalán.

 

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Flocel Sabaté Curull

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