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Juan de Ramón Miró y Carbonell

Biografía

Ramón Miró y Carbonell, Juan de. Barcelona, 17.XII.1798 – s. m. s. XIX. Militar, coronel de Ingenieros y brigadier del Ejército.

Perteneció como cadete al Regimiento de Infantería “Almansa” desde el 20 de julio de 1814 hasta 1815, año en el que ingresaba en la Academia de Ingenieros de Alcalá de henares, de donde salía como teniente del Cuerpo el 20 de diciembre de 1820, después de completar los estudios reglamentarios. Su primer destino fue el entonces único Regimiento de Ingenieros, el Regimiento de Zapadores-Minadores, siendo destacado con su compañía a las islas Baleares, donde realizaba numerosos trabajos de fortificación.

En julio de 1823 era destinado al Ejército de Cataluña, formando parte del cual estuvo en la defensa de Tarragona, ante el sitio puesto por el ejército francés llamado de los “Cien mil Hijos de San Luis”. Después de la capitulación de la plaza, caía prisionero y conducido a Francia. A su vuelta, era “impurificado” por constitucionalista y separado del servicio y del ejército, con residencia en Sevilla. En 1832 se le rehabilitaba, por lo que ingresaba de nuevo en el Cuerpo, con el empleo anterior (capitán de Ingenieros) y con destino a la Dirección Subinspección de Granada, con residencia en la plaza de Melilla. Un año después prestaba sus servicios en la Dirección de Castilla la Nueva, y en 1836 pasaba al Regimiento del Arma (hasta 1860 no se creaba el segundo de los Regimientos de Ingenieros), con el que se integraba en el Ejército del Centro en el marco de la Primera Guerra Carlista.

Durante la citada Guerra Carlista tomó parte en numerosas acciones. Con anterioridad a su integración en el Regimiento de Ingenieros, en 1835 se le encomendó la fortificación de una línea telegráfica de Madrid a Burgos, y, posteriormente, ya en el Teatro de Operaciones, dirigió las fortificaciones de Teruel, Cantavieja, Daroca, Chiva, Alcañiz y Requena. En 1836 estuvo en el sitio y toma de Cantavieja, en el que, después de reparar los caminos para el asentamiento de la Artillería, entró de los primeros en la plaza por la brecha abierta con explosivos, por lo que fue recompensado con el grado de comandante de Infantería (los oficiales de Ingenieros podían ascender en dos escalas distintas: una, la del Ejército, por elección, y otra, en el Cuerpo, por antigüedad). Más tarde (17 y 18 de junio de 1837) fue herido de gravedad en el socorro de Caspe, rehusando ser hospitalizado a pesar de que la herida permanecía abierta. De nuevo era recompensado con el ascenso a mayor de batallón de Infantería. Por su valeroso comportamiento en la acción de Chiva (17 de julio de 1837), donde sobre el campo de batalla el general en jefe del Ejército felicitó a la compañía de su mando, a la que llamó “muro de bronce”, fue recompensado con la Cruz de San Fernando de 1ª clase, concedida según una Real Orden de 31 de agosto de 1838. También en 1837 reparó, de noche y bajo fuego enemigo, el puente del Carrasco sobre el río Júcar, parcialmente destruido por los carlistas. En 1839, ocupando el cargo de mayor general de Ingenieros de su Ejército, se distinguió especialmente en la toma del fuerte de Tales (Castellón), donde se había hecho fuerte el general carlista Cabrera, acción por la que fue recompensado con otra Cruz de San Fernando de 1ª clase, según R.O. de 10 de abril de 1841, año, este último, en el que, con fecha de 22 de diciembre ascendía a comandante de Ingenieros.

A partir de 1840 estuvo destinado en la Dirección General del Cuerpo, en el Depósito Topográfico, de nuevo en el Regimiento de Zapadores-Minadores y en la Comandancia de Ingenieros del Campo de Gibraltar, y promovido a brigadier del Ejército el 28 de noviembre de 1851. El 5 de diciembre de 1853 era destinado, como coronel de Ingenieros en Ultramar (al ser destinados a ultramar, recibían el grado inmediato superior, que perdían al volver a la Península) a la Dirección-Subinspección del Cuerpo de Ingenieros en Cuba, encargándose de la comandancia de la plaza de La Habana, donde realizaba una importante labor facultativa. Permaneció en la isla hasta septiembre de 1860 en que volvía a la Península con destino a la Dirección Subinspección de Ingenieros de Valencia.

Según una R.O. de 28 de marzo de 1861 pasaba “de cuartel” (sin destino) a Sevilla.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General Militar de Segovia (AGMS), Exps. personales.

Estados (Escalillas) del Cuerpo de Ingenieros del Ejército, 1821-1862; Estado Militar de España, 1861-1863; J. López Muiños, Algunos aspectos de la Ingeniería Española y el Cuerpo Técnico, Madrid, Ministerio de Defensa. Madrid, 1993, 2 ts.; L. de Sequera Martínez, Historial de las Unidades de Ingenieros en Ultramar (la Campaña de 1898), Madrid, Talleres del Centro Geográfico del Ejército, 1999; J. Carrillo de Albornoz y Galbeño, “Caballeros de la Real y Militar Orden de San Fernando pertenecientes al Arma de Ingenieros”, en Memorial del Arma de Ingenieros (Madrid, Ministerio de Defensa), n.º 63-66 (2001 y 2002); V. Navalón Martínez y G. Guimaraens Igual, “El valor de lo invisible, la fortificación liberal de Requena”, en Oleana: Cuadernos de Cultura Comarcal, 30 (2016), págs. 123-140.

 

Juan Carrillo de Albornoz y Galbeño

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