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Carlos Ibáñez e Ibáñez de Ibero

Biografía

Ibáñez e Ibáñez de Ibero, Carlos. Marqués de Mulhacén (I). Barcelona, 14.IV.1825 – Niza (Francia), 28.I.1891. Ingeniero militar y geodesta.

Pertenecía a una familia de clase media, era hijo del capitán de Infantería Martín Ibáñez de Prado, fallecido en 1838. Huérfano a los trece años de edad, su madre, María del Carmen Ibáñez de Ibero, solicitó para él una plaza de gracia como cadete en el Regimiento de Infantería América n.º 14, de guarnición en Barcelona. A los pocos meses de permanecer en la unidad, cursó solicitud de ingreso en la Academia Especial del Cuerpo de Ingenieros, ubicada en Guadalajara desde 1833. El joven aspirante superó con brillantez los difíciles exámenes de acceso y el 10 de septiembre de 1839 comenzaba las clases en la capital alcarreña. Con notable aprovechamiento cursó los cuatro años de carrera, en cuyo programa se alternaban las materias militares con las técnicas. El 18 de mayo de 1843, el director de la Academia entregaba el despacho correspondiente a los oficiales de la promoción, entre ellos el teniente Ibáñez, que pasó destinado al Regimiento Real de Zapadores Minadores y Pontoneros, de guarnición en Guadalajara.

Las tropas a las que acababa de incorporarse el nuevo oficial fueron creadas en 1802 con la denominación de Real Cuerpo de Ingenieros de España e Indias. Las misiones asignadas al Cuerpo eran eminentemente técnicas, comprendiendo diversas ramas de la ingeniería, desde el proyecto y ejecución de obras públicas a trabajos geográficos, pasando por especialidades de la física y la química. Pero los ingenieros militares también participaban en operaciones como combatientes. El teniente Ibáñez formó parte en 1847 del ejército mandado por el general Gutiérrez de la Concha a Portugal para dominar la insurrección del conde Das Antas en Oporto contra la reina María de la Gloria. Como máxima distinción castrense, Ibáñez lució en su uniforme desde 1848 la prestigiosa Cruz de San Fernando, concedida por su actuación como capitán de la 2.ª compañía de Pontoneros durante los sucesos revolucionarios ocurridos en Madrid el 26 de marzo de aquel año.

La necesidad de unificar criterios técnicos para el tendido de puentes, así como la ampliación de conocimientos sobre la materia, indujeron al ingeniero general Antonio Remón Zarco del Valle a comisionar dos oficiales de pontoneros en julio de 1851 para realizar estudios en las principales escuelas de puentes europeas, los oficiales designados fueron los capitanes Carlos Ibáñez y Juan Manuel Ibarreta. A su regreso de la comisión de estudios por Estrasburgo, Kloster y Viena, Ibáñez redactó el Manual del Pontonero, base de la construcción y tendido de puentes militares durante décadas.

La guerra civil (1833-1840) puso de relieve las carencias de una cartografía nacional incompleta y anticuada. Al terminar la contienda, el gobierno del general Espartero dispuso la organización de una comisión para el levantamiento del Mapa de España, presidida por el mariscal de campo Manuel de Monteverde. Tras una serie de estudios geográficos diversos, el 11 de enero de 1853 se estableció en el Ministerio de Fomento la Dirección de la Carta Geográfica de España. La junta del nuevo organismo estaba constituida por cinco vocales, de ellos tres militares y dos civiles.

En octubre de ese mismo año la Dirección pasó a depender del Ministerio de la Guerra. Ocupó la vicepresidencia de la junta el brigadier Fernando García de San Pedro, que nombró en noviembre un equipo de técnicos destinados al levantamiento del Mapa. La comisión estaba formada por los capitanes de Estado Mayor Juan de Velasco, Joaquín Sánchez, Fernando Monet y Pedro Cea, el de Artillería Frutos Saavedra, y los de Ingenieros Juan Manuel Ibarreta, Manuel Recacho y Carlos Ibáñez.

Pronto se observó por parte de los expertos que los medios tradicionales de medición directa del terreno no eran lo suficientemente precisos para llevar a cabo las triangulaciones que requería el levantamiento del Mapa. Carlos Ibáñez y Frutos Saavedra inventaron un instrumento de precisión para medir bases geodésicas, que sí permitiría realizar con garantía esas complejas operaciones. Para la fabricación del aparato diseñado por ellos, los dos militares viajaron a París, donde la casa Brunner logró dar forma real al proyecto. No obstante la gran precisión alcanzada en el prototipo, la exigencia de sus creadores introdujo sucesivas mejoras a lo largo de cinco años, hasta lograr las prestaciones deseadas.

La primera medición realizada con el nuevo aparato tuvo lugar en Madridejos entre los meses de mayo y octubre de 1858. Se trataba de comprobar la base de partida de la triangulación nacional realizada en 1854, una alineación de 14,5 kilómetros de longitud en terreno completamente plano. La precisión obtenida fue considerada en su tiempo como absoluta, logrando un error probable de sólo 1/5.800.000 de la longitud media, frente a 1/1.200.000 conseguido hasta entonces en mediciones similares realizadas en Europa.

Carlos Ibáñez ascendió a comandante el 16 de abril de 1857, acababa de cumplir los treinta y dos años de edad y al siguiente de su ascenso recibía la Cruz de Carlos III en reconocimiento a sus trabajos geodésicos, en especial por su aportación personal en el diseño y empleo de la regla que después llevaría su nombre. Durante todo el año 1859 el comandante Ibáñez visitó en comisión de estudios varios países europeos. Se trataba de observar los trabajos geodésicos y parcelarios llevados a cabo en Austria, Baviera, Bélgica, Dinamarca, Holanda, Gran Bretaña, Piamonte, Prusia y Suiza. Su perfecto conocimiento de los idiomas inglés, francés y alemán favoreció las numerosas misiones desempeñadas a lo largo de su vida profesional en el extranjero.

Ibáñez regresó de su viaje por Europa a mediados de 1860, al año siguiente la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales le nombró numerario de la sección de Ciencias Exactas —su discurso versó sobre el Origen y progresos de los instrumentos de astronomía y geodesia—, a la vez que la Junta General de Estadística le encomendaba el cargo de secretario de la Sección Geográfica. Por su parte, la carrera militar seguía desarrollándose dentro de los cánones de promoción por estricta antigüedad: el 1 de julio de 1862 fue promovido al empleo de teniente coronel.

Con su nueva divisa sobre el uniforme, Ibáñez tomó el mando del primer distrito geodésico-catastral en 1864. La demarcación comprendía las provincias de Castellón, Valencia, Alicante y Baleares, donde se venían realizando las operaciones de la red geodésica de primer orden. Desde el monasterio mallorquín de la Virgen del Lluch, donde instaló su despacho, Carlos Ibáñez dirigió y planificó las operaciones geodésicas de su distrito, pronto reducidas a Baleares por cuestiones presupuestarias. En su singular observatorio Ibáñez escribió las obras Descripción geodésica de las islas Baleares y Base central de la triangulación geodésica de España. Ambos trabajos merecieron el reconocimiento de la comunidad científica internacional y fueron traducidos a los idiomas francés y alemán. Ibáñez permaneció en Mallorca hasta noviembre de 1867, y en mayo del año siguiente ascendía a coronel.

Una serie de disposiciones dictadas durante la regencia del general Serrano cambiaron el tradicional enfoque dado por gobiernos anteriores a las operaciones geográficas. La primera de ellas fue el Decreto de 2 de enero de 1870 por el que, entre otras innovaciones, los trabajos geodésicos pasaron a depender de la Dirección General de Estadística, integrada en el Ministerio de Fomento. El segundo Decreto, de fecha 12 de septiembre de 1870, reorganizó la Dirección General, creando en ella un establecimiento que se denominó Instituto Geográfico. Ambas disposiciones afectaron directamente a la carrera científica del coronel Ibáñez: el 7 de enero se le nombró subdirector de trabajos geodésicos de la Dirección General de Estadística, el 28 de abril recibió el cargo de 2.º jefe de la misma, y el 12 de septiembre el ministro de Fomento, José Echegaray, lo designó director del Instituto.

Los nombramientos prosiguieron en la carrera de Carlos Ibáñez: el 10 de noviembre de 1871 ascendió a brigadier, en octubre de 1872 era nombrado presidente de la Comisión Internacional del Metro, a la que pertenecían veintisiete países. Durante la Primera República se produjo una importante reorganización administrativa: con fecha 12 de marzo de 1873 el ministro de Fomento, Eduardo Chao, suprimió la Dirección General de Estadística, creando en su lugar el Instituto Geográfico y Estadístico, dependiente directamente del ministro de Fomento y dirigido por el brigadier Ibáñez.

Carlos Ibáñez desarrolló una gran actividad en el extranjero durante 1874: ostentó la representación de España en el Comité Internacional de Pesas y Medidas, con sede en París, recibió el nombramiento de delegado del Gobierno en el Congreso Internacional de Estadística, celebrado en Budapest, y fue designado presidente de la Asociación Geodésica Internacional —que él mismo había fundado—, cargo que ocupó hasta su muerte. En este prestigioso organismo, ubicado en Bruselas, figuraban como vocales los tenientes generales Bayer de Prusia, Morín de Francia, Vecchi de Italia, el sueco Wrede y el ruso Forch, máximas figuras en las ciencias geográficas de sus respectivos países. El nombre de Carlos Ibáñez era ya una referencia en los círculos científicos de Europa, y con él se asociaban a muy alto nivel las ciencias geográficas, la metrología y la estadística españolas.

La publicación del Mapa Topográfico Nacional fue una de las tareas a las que Ibáñez dedicó parte de su vida en los diferentes cargos desempeñados; en 1875, bajo su dirección, el Instituto iniciaba la publicación con la hoja n.º 559 de Madrid a escala 1/50.000. A partir de esta primera hoja fueron apareciendo las que habrían de completar nuestra cartografía básica —hasta completar, a mediados del siglo xx, con la 1.130 la cobertura de todo el país—, la misma utilizada durante cien años. Sólo desde 1975 con la publicación del Mapa a escala 1/25.000, existe una versión más detallada de la superficie de España.

El brigadier Ibáñez ascendió a mariscal de campo el 23 de enero de 1877, pero continuó al frente del Instituto; con ese empleo dirigió la operación geodésica de mayor significado científico de la época: la unión geodésica de Europa con África. Se trataba de completar un arco de meridiano de 28 grados desde las islas Shetland hasta los confines del Sáhara. El arco se hallaba interrumpido por un corte de 270 kilómetros desde las mediciones efectuadas en 1806 por los físicos franceses Aragó y Biot. Nunca se había logrado divisar una señal a tal distancia.

Bajo su dirección tuvo lugar también la creación del cuerpo de estadísticos y se publicaron el Censo de Población de España de 1877, el Movimiento de población en el decenio, el Nomenclátor general de ciudades, villas y aldeas de las cuarenta y nueve provincias en que se dividía España y la Reseña geográfica y estadística de 1888.

La operación geodésica fue planificada en 1878 conjuntamente por Ibáñez y el comandante francés de Estado Mayor François Perrier. Como primera medida, fue preciso señalar los puntos donde habrían de realizarse las maniobras de enlace: se fijó un gran cuadrilátero entre los dos continentes, apoyado en los picos del Mulhacén y Tetica de Bacares en España, y en los de Sabiha y Filhausen en Argelia. Después había que conseguir unos potentes reflectores capaces de emitir rayos de luz visibles a 270 kilómetros de distancia. Para ello Ibáñez realizó un proyecto que se plasmó en los aparatos requeridos, fabricados en París. Finalmente los responsables de la operación debían organizar un equipo de técnicos capaces de llevar a cabo la difícil tarea en las condiciones extremas que se presumían. Fueron designados, como coordinador de los trabajos, el jefe de Geodesia del Instituto, coronel de Ingenieros Joaquín Barraquer, que operaría en el Mulhacén, asistido por el capitán del mismo cuerpo Juan Barrés y el teniente de Artillería Príamo Cebrián. La brigada de operaciones destacada en el pico de Tetica quedaba a cargo del comandante de Estado Mayor Vicente López Puigcerver, con el teniente de Artillería Clodoaldo Piñal.

A lo largo de los meses de julio y agosto de 1879 se llevaron a cabo las operaciones de transporte e instalación del material preciso para realizar el enlace. El 1 de septiembre llegó Ibáñez al pico del Mulhacén para inspeccionar los trabajos e impartir las últimas instrucciones. Durante las noches del 10 al 13 de septiembre, tras varios intentos obstaculizados por condiciones meteorológicas adversas, se produjo el enlace óptico entre los picos señalados; se había realizado la operación geodésica más importante del mundo durante el siglo XIX. Años más tarde, el 8 de febrero de 1889, la reina María Cristina concedía a Carlos Ibáñez el título de marqués del Mulhacén.

En 1888 la Academia Española de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales nombró a Ibáñez vicepresidente. Al año siguiente, con fecha 25 de octubre, un Real Decreto suprimía la autonomía del Instituto Geográfico y Estadístico, y, en adelante, la financiación de las operaciones a realizar por el centro quedarían considerablemente limitadas. Por esta u otras razones, el 20 de diciembre el director presentó su dimisión, cesando en el cargo después de diecinueve años de intensa actividad científica.

Carlos Ibáñez solicitó licencia para realizar estudios en Italia y Francia. Al cabo de un año se instaló en Niza y colaboró en el observatorio astronómico de aquella ciudad. Su salud, muy quebrantada por una hemiplejía que sufrió poco antes de salir de España, se agravó con una pulmonía, a consecuencia de la cual falleció el 28 de enero de 1891. El sabio español recibió sepultura en el cementerio nizardo de Chateau, donde reposan actualmente sus restos.

Juana Baboulene y Thenie, su viuda, y dos hijos, quedaron en estrecha situación económica, paliada en parte con la pensión de general de división concedida por el Ministerio de la Guerra. Entre las consideraciones extranjeras otorgadas a Ibáñez por el mundo de la ciencia cabe señalar los nombramientos de miembro perpetuo de las Academias de Ciencias de Francia, de Bélgica y la Real de Berlín.

 

Obras de ~: Manual del Pontonero: instrucción del soldado, maniobras, trenes y servicio en campaña con estampas, Madrid, Imprenta del memorial de Ingenieros, 1859; Experiencias hechas con el aparato de medir bases perteneciente a la Comisión del Mapa de España, Madrid, 1859; Aparato de medir bases, Madrid, Rivadeneyra 1859; Estudios sobre nivelación geodésica, Madrid, Rivadeneyra, 1864; Base de Madridejos, Madrid, Rivadeneyra, 1865; Base central de la triangulación geodésica de España, Madrid, Rivadeneyra, 1865; Estado de la triangulación geodésica en España, Madrid, 1866; Nuevo aparato de medir bases geodésicas, Madrid, Imprenta de Ingenieros, 1869; Descripción geodésica de las islas Baleares, Madrid, Rivadeneyra, 1871; Elogio del coronel de Artillería D. Frutos Saavedra Meneses, Madrid, 1871; Determinación del metro y kilogramo internacionales, Madrid, Imprenta Central, 1877; Reseña de la novena reunión del Congreso Internacional de Estadística, Madrid, Imprenta Víctor Sáiz, 1877; Enlace Geodésico y Astronómico de Europa y África, Madrid, Aguado, 1880; Rapport sus l’etat des travaux pour la détermination du niveau moyen des mers, Berlin, Reiner, 1881; Jonction géodesique et astronomique de l’Algerie avec l’Espagne, executée en commun en 1879, Paris, 1886.

 

Fuentes y bibl.: Archivo Central Militar, Expediente personal de Carlos Ibáñez e Ibáñez de Ibero, secc. 1.ª, leg. I-17; Academia de Ciencias de Barcelona, El general Ibáñez de Ibero, Barcelona 1891; Academia de Ciencias de Madrid, El general Ibáñez de Ibero, Madrid, 1891.

S. Hirsch, El general Ibáñez de Ibero, marqués de Mulhacén. Apuntes para servir a su biografía, Barcelona, Imprenta P. Ortega, 1918; F. Fernández Martínez, Una efemérides gloriosa: el enlace geodésico de España con África y el general Marqués de Mulhacén, Granada, 1941; J. de la Llave, Biografía de Carlos Ibáñez de Ibero, Marqués de Mulhacén, Madrid, Instituto Geográfico y Catastral, 1953; “La obra científica del general Marqués de Mulhacén y la unión geodésica y astronómica de España con África”, en Archivo del Instituto de Estudios Africanos, 9 (1956), págs. 57-75; F. Quirós, “Se ha completado el mapa topográfico 1:50.000 de la España peninsular”, en Estudios Geográficos (Madrid), 98 (1965), págs. 147-149; M. C . Martínez Utesa, Ciencia y milicia en el siglo XIX en España: El general Ibáñez e Ibáñez de Ibero, Madrid, Ministerio de Fomento, 1995; M. Ruiz Morales, Los ingenieros geógrafos. Origen y creación del Cuerpo, Madrid, Instituto Geográfico Nacional de Información Geográfica, 2003.

 

Miguel Parrilla Nieto