Ayuda

Rafael Moreno y Gil de Borja

Biografía

Moreno y Gil de Borja, Rafael. Madrid, 19.X.1859 – Madrid, 3.III.1936. General de división.

Ingresó por oposición en la Academia de Ingenieros del Ejército en Guadalajara el 1 de diciembre de 1874, siendo promovido a teniente del Cuerpo el 18 de mayo de 1878. Su primer destino fue al primer Regimiento de Zapadores. Integrado en la compañía destacada en Pamplona, tomó parte en las obras de fortificación del Monte San Cristóbal, dirigidas por el teniente coronel de Ingenieros José de Luna y Orfila, jefe de la Comandancia del Cuerpo en Pamplona.

En 1880 estaba destinado en el Regimiento Montado, ascendiendo a capitán de Ingenieros por antigüedad el 31 de agosto de 1881. En 1874 en plena III Guerra Carlista se habían creado nuevas especialidades del Cuerpo. Estas se agrupaban en un Regimiento (el número tres) que con carácter de Cuerpo Montado constaba de un primer Batallón con cuatro compañías de Pontoneros y otro segundo con dos de Telégrafos (eléctricos y ópticos) y dos de Ferrocarriles. Al desaparecer el citado regimiento, se creaba, entre otras unidades, el Batallón de Telégrafos, en el que Rafael Moreno sirvió más tarde como capitán, desempeñando, entre otras, la comisión de redactar el Reglamento para el servicio telegráfico militar de las plazas.

En diciembre de 1897, después de estar destinado en el Ministerio de la Guerra, siendo comandante del Cuerpo, fue destinado al Laboratorio del Material de Ingenieros, entonces recientemente creado por el coronel José Marvá, primer director del establecimiento. En él permaneció hasta su ascenso a coronel, ocurrido en mayo de 1909, y al mismo volvió en enero de 1912, ya como director en propiedad, pues lo había sido interinamente en distintas ocasiones. En todo ese tiempo intervino activamente en los trabajos de verificación e investigación realizados en el Laboratorio, desempeñando varias comisiones científicas en Francia y Alemania.

En las últimas décadas del siglo XIX se hacía evidente en el Cuerpo la necesidad de disponer de un laboratorio de ensayos de materiales. En 1881, la Academia había adquirido una prensa de 25 toneladas de fuerza para pruebas de hierros, piedras y otros materiales. Así mismo en la construcción del Hospital Militar de Carabanchel se organizó un pequeño laboratorio para ensayos de cementos y productos hidráulicos. En 1897 se lograba la creación de un laboratorio, primero que se estableció en España. Dos años después funcionaban todas las dependencias previstas, que eran: fábrica de electricidad (para el suministro de energía para máquinas del laboratorio e iluminación eléctrica); ensayos de explosivos y cebos; estación de meteorológica; sala de máquinas número 1 (para ensayos de metales, piedras y maderas); sala de máquinas número 2 (para ensayo del resto de materiales); talleres; salas de cemento, volumetría, electrometría, transformadores, química, hornos, radiografía y fotomicrografías.

Rafael Moreno cesó en la dirección del Laboratorio en abril de 1917, por pase a la dirección del “Servicio de Aeronáutica”, en el que permaneció hasta su ascenso a general de brigada en agosto de 1918. En ese empleo fue destinado a la Comandancia General de Ingenieros de la sexta Región, con residencia en Burgos, cargo en el que desplegó una actividad incesante en la inspección de obras y servicios. Durante este tiempo tuvo repetidamente a su cargo el gobierno militar de la plaza y provincia de Burgos.

Causó baja en la Comandancia General de la sexta Región, en abril de 1922, por pase a igual cargo en la primera Región, en la que permaneció hasta julio de 1923, en que era promovido a general de división y destinado al mando de la undécima, con residencia en Burgos, que simultaneó en diferentes ocasiones con el despacho de la Capitanía General de la Región.

Se integraba en la primera reserva, por cumplir la edad reglamentaria en octubre de 1925, y, ya en esa situación, fue nombrado vocal del Consejo Supremo de Guerra y Marina y, poco después, presidente de la Junta de Valoración de las obras realizadas en la Penitenciaría del Dueso, misión que realizó con gran acierto y por la que le fueron dadas, de R. O., las gracias, en atención al “celo, inteligencia y rectitud de criterio demostrados”.

Cesó en el cargo de consejero del Supremo en mayo de 1930 no sin haber recibido nuevas gracias de R. O. por los estudios que realizó como miembro de la Comisión nombrada para redactar el proyecto de Código Penal Militar.

Poseía, entre otras, las siguientes condecoraciones nacionales y extranjeras: cruz, placa y gran cruz de San Hermenegildo; cruces y placas del Mérito Militar con distintivo blanco; cruz de Caballero de San Benito de Avis de Portugal; cruz “Pro Ecclesia et Pontifica” del Vaticano; medallas de Alfonso XIII y otras.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General Militar (Segovia), Exps. Personales.

VV. AA., Estudio Histórico del Cuerpo de Ingenieros del Ejército, Madrid, Establecimiento Tipográfico Sucesores de Rivadeneyra, 1911, 2 vols.; “Necrologías”, en Memorial de Ingenieros y Revista científico-militar (1936); J. López Muiños, Algunos aspectos de la Ingeniería Militar española y el Cuerpo Técnico, Madrid, Ministerio de Defensa, 1993; J. Carrillo de Albornoz y Galbeño, Historia del Arma de Ingenieros, Abriendo Camino, t. I, Madrid, Imprenta Grafoffset, 1997.

 

Juan Carrillo de Albornoz y Galbeño