Ramery y Zuzuarregui, Liborio de. Fuenterrabía (Guipúzcoa), 23.VII.1833 – San Sebastián (Guipúzcoa), 3.I.1894. Abogado, político tradicionalista, diputado a Cortes, escritor vascófilo y fuerista.
Fue un político español que gozó de prestigiosos cargos en la gobernación colonial de las islas Filipinas. De regreso a la Península en 1891, fue elegido diputado a Cortes con el Partido Integrista por el distrito de Zumaya. Fue tío y mentor ideológico de Juan de Olazábal y Ramery, jefe del Partido Integrista tras la muerte de Ramón Nocedal (1842-1907).
Nacido en el seno de una familia perteneciente a la nobleza guipuzcoana, fueron sus padres Melitón Ramery Yrarreta y Rita Zuzuarregui Delgado. El solterón Liborio, siempre muy apegado a la familia, tuvo cinco hermanos.
Sus padres tuvieron que emigrar a Hendaya durante la Primera Guerra Carlista, poco después de nacer Liborio, y en esta villa francesa pasó sus primeros años. Vuelto a su ciudad natal después de concluido el conflicto, cursó allí las primeras letras; y el bachillerato en el afamado colegio de los señores Fano, situado en Tolosa, pasando luego a estudiar las carreras de Derecho, Filosofía y Letras y la de Administración en las Universidades de Oñate, Zaragoza, Valladolid y Madrid.
Se licenció en Derecho Civil, Canónico y Administrativo (1858). Volvió al lado de sus padres y con ellos permaneció dos años (1858-1860), ejerciendo la abogacía. En 1860 emprendió una brillante y rápida carrera administrativa en las islas Filipinas: teniente gobernador de la isla de Zamboanga (1860); alcalde mayor en comisión a la provincia de Mindoro; alcalde mayor en comisión a la provincia de Nueva Vizcaya; teniente fiscal en comisión de la Real Audiencia-Chancillería de Manila (1862), ciudad en la que permaneció el resto de su estancia en Filipinas hasta su regreso a España en 1874. El 25 de febrero de 1863 fue nombrado abogado defensor del Gobierno superior civil de Filipinas, vocal de la comisión permanente de Censura de libros y fiscal del Tribunal Superior Territorial de Cuentas de las Islas Filipinas, en cuyo cargo cesó cuando fue suprimido. El capitán general le ofreció un cargo de la misma categoría que el que venía desempeñando, que Liborio no aceptó, solicitando, en cambio, permiso para poderse dedicar a su profesión de abogado.
Según militares, magistrados y marinos que habían estado en el archipiélago filipino, el bufete de abogados de Liborio de Ramery gozaba de gran prestigio en Manila y era uno de los más acreditados. A Liborio le costó bastante aclimatarse a Filipinas, sufriendo no pocos quebrantos en su salud. Allí fueron sus mejores amigos las Órdenes Religiosas y muy especialmente los Jesuitas. Al margen de los tribunales, el funcionario Liborio tuvo gran actividad en la sociedad civil filipina. Fue socio de la Real Sociedad Económica Filipina de Amigos del País (1862), vocal del convento hospital de San Juan de Dios (1863), vocal de la Comisión Superior de Instrucción primaria (1864), presidente de la Comisión encargada de reformar el Gobierno político-militar de la provincia de Nueva Vizcaya (1864), vocal de la Comisión encargada de examinar la parte que pudiera ser aplicable al archipiélago del plan de estudios de Cuba (1864), vocal de la Comisión constituida para redactar una ley local de vagos y maleantes, regidor del ayuntamiento de Manila (1868).
El 7 de febrero de 1874, a los 14 años de haber marchado a Filipinas, se embarcó para Europa, llegando a la ciudad francesa de Ciboure, cerca de San Juan de Luz, en donde residía su familia, emigrada a causa de la Tercera Guerra Carlista. Allí vivió Liborio varios años más, después de terminada la guerra civil, consagrado muy especialmente a la educación de sus sobrinos, con quienes hizo verdaderos oficios de padre. Cuando éstos tuvieron que trasladarse a la Corte a continuar los estudios, Liborio se trasladó también a Madrid hasta 1885.
Ansioso de fijar su residencia en el País Vascongado, levantó, en unión de sus hermanos, una hermosa casa en Mundaiz, en los contornos de San Sebastián. La vida de Liborio fue totalmente privada, desentendiéndose de la actividad política hasta 1888.
Esta tranquilidad hogareña se rompió en 1888 en que se hizo político y periodista militante del carlismo integrista de su amigo Ramón Nocedal. Era una de las personas de mayor influencia y más legítimo prestigio de Guipúzcoa, pero se negó constantemente a formar parte de las corporaciones populares y representación en el Congreso y Senado, aceptando únicamente, en las elecciones legislativas de 1891, el ser proclamado diputado a Cortes por Zumaya. En el Parlamento ayudó a Nocedal en sus trabajos, firmando cuantos proyectos de ley, proposiciones y enmiendas presentó.
Fruto de su amor entrañable al País Vascongado, fueron los artículos reunidos en su libro El liberalismo y los fueros vascongados. En ellos se aprecia una ferviente devoción a los lemas carlistas de “Dios y Patria”, y en su conjunto son un verdadero tratado del fuerismo posterior a las Cortes de Cádiz. El libro recoge 60 artículos, de distinta extensión, de entre cinco y diez páginas aproximadamente, que vieron la luz en el periódico El Fuerista, la mayoría redactados en los dos últimos años de su vida.
En conclusión, los artículos, escritos en estilo periodístico y sin pretender darles demasiados vuelos, se leen con gusto, por su fondo notable y por su erudición, adquirida en constante estudio y meditaciones sociológico-históricas. Se trata la cuestión vascongada desde varios puntos de vista, para demostrar hasta qué punto son calumniosos, injustos y absurdos los ataques y la legislación del gobierno español al suprimir los Fueros.
Obras de ~: El liberalismo y los fueros vascongados […] artículos que vieron la luz pública en el periódico El Fuerista y mandados coleccionar por acuerdo de la junta regional del Partido Tradicionalista de Guipúzcoa a la muerte de su autor, con una biografía del mismo, Madrid, Imprenta de San Francisco de Sales, 1896.
Bibl.: P. M. de Soraluce, “Apuntes necrológicos: El Iltmo. Sr. D. Liborio de Ramery y Zuzuarregui (1833-1894)”, en Euskal-Erria. Revista Bascongada (1894), págs. 18-28; E. de J. M. V., “Biografía”, en El Liberalismo y los Fueros vascongados (1896), págs. 591-624; “Prólogo”, en El Liberalismo y los Fueros vascongados (1896), págs. V-X.; E. Aranzadi y Etxeberría, Ereintza. Siembra de nacionalismo vasco (1894-1912), Zarauz, Editorial Vasca, Celaya y Cía., 1935, págs. 351 (2ª ed., Auñamendi, 1980).
Antonio Astorgano Abajo
