Forcades Ferraté, Antonio. Eusebio. Reus (Tarragona), 28.IX.1875 – Calafell (Tarragona), 30.VII.1936. Religioso de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios (OH), beato.
Era hijo de Esteban Forcades Solé y María Ferraté Balbeny, matrimonio muy cristiano que educaron a sus cuatro hijos dentro de una gran piedad y temor de Dios, mereciendo que tres de sus hijos siguieran la vida religiosa. Fue bautizado a los dos días de nacer, imponiéndole los nombres de Antonio, Esteban e Isidro. El sacramento de la confirmación lo recibió en 1876. Su vinculación a la parroquia le estimulaba para seguir con verdadero espíritu sus deberes cristianos, que practicaba con asiduidad. Al ser pequeño de estatura quedó excluido del servicio militar, y al sentirse libre, solicitó lo que ya deseaba con anterioridad, ser religioso con los Hermanos de San Juan de Dios.
Ingresó en la Orden Hospitalaria el 29 de agosto de 1899 en Ciempozuelos y desde el primer momento encontró en su interior la satisfacción de la decisión tomada, tanto en lo religioso como en lo hospitalario.
Pasó a Carabanchel, el 19 de marzo de 1900, donde tomó el hábito, cambiando el nombre de Antonio por el de fray Eusebio. El 26 de mayo de 1901, emitió la profesión de los votos temporales. Estuvo un año de neoprofeso en Ciempozuelos, pasando a continuación por las comunidades de La Línea de la Concepción, Sant Boi de Llobregat, Barcelona y Carabanchel, donde emitió los votos solemnes el 15 de marzo de 1905.
En 1906 fue destinado a México (Zapopan, Guadalajara y México) permaneciendo durante doce años, donde “sentían por él veneración” y dejó “muy patente a los hombres la obra apostólica realizada”, en especial en el hospital de México durante una época tan delicada y difícil como fueron las de las revueltas políticas y persecución religiosa provocadas en aquel tiempo, después de Porfirio Díaz. Al volver a España estuvo incorporado a los hospitales de Sevilla, Gibraltar, Barcelona, Santa Águeda de Guipúzcoa y Calafell, donde fallecería. Como religioso hospitalario siempre se mostró ejemplar, feliz en su vocación y misión; y bien que lo demostró. Su nota característica fue la misericordia: su corazón compasivo y generoso no podía ver una necesidad sin acudir a remediarla, si estaba a su alcance. Y ante muchos problemas, especialmente morales, su bondad siempre hallaba disculpa, y si esto era imposible, lo cubría con el manto de su comprensión diciendo: “¡Miseria humana!”.
El beato Eusebio “iba en el camión que le llevó a la muerte en silenciosa oración”, mientras los milicianos estaban llenos de rabia contra los religiosos.
El beato Corres, intuyendo el final, les dijo: “Hijos míos, ahora nos van a matar; haced un acto de contrición, que os voy a dar la absolución”, y absolvió a todos. Pasado un kilómetro y medio de Calafell, muy próximo a la finca denominada Corral del Rión, fueron obligados a bajar de la camioneta. Colocados en fila junto a la cuneta, uno gritó: “¡Viva Cristo Rey!”, que fue coreado por todos, y sobre las 6-7 de la tarde del 28 de julio de 1936, fueron asesinados catorce hermanos de San Juan de Dios, entre ellos nuestro beato Eusebio Forcades, que, tardando en morir, los milicianos antes de rematarlo decían: “Este viejo no muere; tiene siete vidas”. El beato Eusebio Forcades al morir tenía sesenta y un años de edad y treinta y seis como hermano de San Juan de Dios. Los vecinos de Calafell recogieron aquella misma tarde los cadáveres y los subieron al cementerio, donde todos juntos fueron sepultados al día siguiente, el 31 de julio de 1936. Finalmente, los días 11-14 de febrero de 1992, antes de su beatificación, se llevó a cabo el reconocimiento de los restos y fueron colocados en la capilla de Sant Boi de Llobregat. Abierta su causa de muerte como martirio en la curia diocesana de Barcelona (1948) y aprobada en Roma el 14 de mayo de 1991, fue beatificado el 25 de octubre de 1992 por el papa Juan Pablo II. Su fiesta litúrgica se celebra el 30 de julio como “Mártires de la Hospitalidad”.
Bibl.: O. Marcos Bueno, Violencias, profanaciones y asesinatos cometidos por los marxistas en los Establecimientos de San Juan de Dios: Ciempozuelos, Carabanchel Alto y Talavera de la Reina, Palencia, Editorial Hospitalaria, 1938; R. M. Saucedo Cabanillas, “Hasta el Cielo”. Biografía y martirio de 54 Hermanos Hospitalarios de San Juan de Dios, Madrid, ARGES, 1952; O. Marcos Bueno, Testimonio Martirial de los Hermanos de San Juan de Dios en los días de la persecución religiosa española, Madrid, Editorial Hospitalaria, 1980; F. Lizaso Berruete, Testigos de la misericordia hasta el martirio, Madrid, Fundación Juan Ciudad, 1992.
José Luis Martínez Gil, OH