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Joaquín Rodríguez Ortega

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Biografía

Rodríguez Ortega, Joaquín. Cagancho. Sevilla, 17.II.1903 – Ciudad de México (México), 31.XII.1983. Torero.

Nacido en el barrio sevillano de Triana, en el seno de una familia de larga estirpe de artistas gitanos, heredó de su abuelo Manuel Rodríguez García Cagancho, que fue notable cantaor, su apodo. Con su primo Francisco Vega de los Reyes, Gitanillo de Triana (también conocido como Curro Puya, aunque nunca utilizó en los carteles este sobrenombre), aprendió las primeras nociones del arte de torear. Debutó en público en San Fernando (Cádiz), en 1923: “Estuvo muy bien toreando y muy mal matando”, dice Cossío, respecto a un festejo en el que le echaron un becerro al corral. Se presentó en Sevilla el 25 de julio de 1924, en una novillada de seis matadores en la que conquistó el premio de 200 pesetas que ese día estaba en disputa para el que mejor quedara. En 1925 tuvo un gran triunfo en Valencia, siendo 1926 el año de su revelación. Muy importante fue la tarde del 4 de julio en Barcelona, plaza en la que toreó varias novilladas más, los días 25 de julio y 1 de agosto.

“Estas tres corridas —señala Cossío— le abren las puertas de Madrid, en donde se presenta el 5 de agosto. Y es la corrida que le consagra. Su toreo de capa, sobre todo, produce asombro; su gracia, su majestad, su quietud, su temple, levantan en el público madrileño esas ovaciones que sólo oyen los grandes toreros”. En la novillada del debut en Madrid toreó con Gitanillo de Triana y Enrique Torres. Regresó a la capital el 10 de septiembre, y resultó herido grave.

“Doce novilladas es el precario balance de la temporada de su revelación —añade Cossío—. Ya no torearía más novilladas. Al año siguiente, 1927, la primera corrida en que actúa, el 17 de abril, es la de su alternativa en Murcia”. Rafael Gómez Ortega El Gallo, en presencia de Manuel Jiménez Moreno Chicuelo, le cedió el toro Orejillo, de Carmen de Federico.

Confirmó el doctorado en Madrid el 22 de junio de ese mismo año: Victoriano Roger Serrano Valencia II y Marcial Lalanda ejercieron de padrino y testigo, respectivamente, de la ceremonia. El toro se llamó Naranjo, y era de la ganadería de María Montalvo.

En esa primera temporada como matador de toros alterna los éxitos clamorosos con los fracasos sonados, siendo ésta una de las características de su carrera.

“Lo importante, en él —escribe Néstor Luján—, es el movimiento, el lujoso gesto, el desembarazo soberbio con que crea los adornos más impensados, su modo de caminar, sus pases casi litúrgicos, la extraña e inexplicable fascinación de su persona. [...] Quizá Cagancho haya llegado a disponer del enigma de la plástica del toreo, como es fama que su abuelo llegó a dominar la fuerza primera de la voz [...]. Posiblemente Cagancho, de una manera inconsciente, ha sido en su arte una fastuosa traducción de todo lo que tiene el toreo de inteligencia y fantasía, de intento de fascinar al oro con actos mágicos y rituales. Él no sabía nada de su toreo porque todo le venía de dentro, así el miedo como la elegancia”.

Sus temporadas siguientes se desarrollaron en esa misma, y mágica, línea. Fue ídolo venerado en México y sufrió (como todos los de su generación, toreros y no toreros) la Guerra Civil; formó junto a Rafael Vega Gitanillo de Triana (hermano de Francisco) y Rafael Albacín un cartel de inigualables artistas gitanos; en 1950 les dio la alternativa a Julio Aparicio y Miguel Báez Litri en Valencia; en España toreó, de manera esporádica, hasta 1953, desgranando en su última etapa todavía algunas faenas mágica e inigualables.

Ya retirado regresó a México (país en el que había vivido largas temporadas), toreó un festival en 1964, se hizo cargo de una ganadería y, finalmente, falleció el último día de 1983 (o el primero de 1984, según otros), a los ochenta años de edad.

 

Bibl.: S. Íbero, Cagancho, el mejor y el peor de los toreros. La verdad de su toreo [...], Barcelona, Imprenta Garrofé, 1927; M. Lasarte de la Fuente, Desde Bombita a Cagancho, pasando por Don Tancredo. Memorias de un aficionado viejo, Madrid, 1927; Uno Al Sesgo (seud. de T. Orts Ramos), Joaquín Rodríguez (Cagancho), Barcelona, Ed. Lux, ¿1927? (col. Los Ases del Toreo); J. M. Cossío, Los toros. Tratado técnico e histórico, Madrid, Espasa Calpe, 1943, vol. III, págs. 790-793, 1961, vol. IV, pág. 682, y 1988, vol. XI, pág. 904; A. Rodríguez y Antigüedad, Bronca en el siete. De Rafael el Gallo a Cagancho, 1950; G. Sureda Molina, El toreo gitano, Palma de Mallorca, Imprenta Fullana, 1967; C. Jalón, Memorias de “Clarito”, Madrid, Guadarrama, 1972; J. Albaicín, Gitanos en el ruedo, Madrid, Espasa Calpe, 1983; F. Claramunt, Historia ilustrada de la Tauromaquia, Madrid, Espasa Calpe, 1989; D. Tapia, Historia del toreo, vol. I, Madrid, Alianza Editorial, 1992; N. Luján, Historia del toreo, Barcelona, Destino, 1993 (3.ª ed.), págs. 252-253; I. Garciadiego, Cagancho, ídolo del público mexicano, México, Bibliófilos Taurinos de México, 1995 (Col. de Lecturas Taurinas).

 

José Luis Ramón Carrión