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Pedro Fernández de la Torre

Biografía

Fernández de la Torre, Pedro. Baeza (Jaén), p. m. s. XVI – Frente a las costas de Brasil (Océano Atlantico), 1573. Sacerdote, segundo obispo, político.

Llegó en 1556 a Asunción, donde “muchos días había que se tenía noticia por vía de los indios de abajo, como habían llegado de Castilla ciertos navíos a la boca del Río de la Plata [...] más con mucha facilidad, los naturales de aquel río se dan aviso unos a otros por humaredas y fuegos con que se entienden […] otro día siguiente [...] salieron a reconocer algunas personas, y topándose en la frontera, seis leguas de la Asumpción, vieron al Obispo don Fray Pedro de la Torre, a quien como a tal prelado besaron con mucha humildad las manos, donde venía por general por Su Majestad, Martín de Orué, que había ido a la corte por procurador de esta provincia, y a costa de Su Majestad volvió a ella con tres navíos de socorro de armas y municiones, y de lo demás necesario, con el nuevo prelado” (Díaz). Comenzó ejerciendo de segundo obispo titular de Asunción y, además, fue el primero que se hizo cargo de dicha diócesis. Fue amigo del conquistador y político Domingo Martínez de Irala, gobernador del Río de la Plata, por lo que tomó parte en Argentina en las luchas políticas a favor de Irala y mostró un gran afán por realizar exploraciones y conquistas. Cruzó el Chaco y estuvo en Santa Cruz de la Sierra y en Chuquisaca. De regreso a Asunción combatió contra Felipe de Cáceres, alrededor de 1570, y en la provincia de Guayra se agudizaron las diferencias entre el general Felipe Cáceres y el obispo Pedro de la Torre, pues “unos decían que el Obispo como pastor debía prevalecer, y otros, que el General como Ministro de Su Majestad convenía estar adelante, y tener la suya sobre el hito: de donde resultó perseguir el General a algunas del banco contrario, y el Obispo usar de excomuniones contra él y sus ministros, y estaba de tal manera revuelto, que muchos clérigos y eclesiásticos eran contra su Obispo, y la mayor parte de los seculares contra su General” (Díaz), con la intermediación del gobernador Juan Ortiz de Zárate. En 1572, Felipe de Cáceres quiso apresar al obispo en el monasterio de Nuestra Señora de las Mercedes, donde contaba el religioso con un pequeño ejército de cincuenta soldados, que lograron detener al grito de “Viva la Fe de Cristo” a Cáceres y lo encerraron en “una fuerte y estrecha cámara, en que le pusieron con dos pares de grillos, y una muy gruesa cadena, que atravesaba una pared, al aposento del Obispo, y venía a cerrar en un muy grueso cepo de madera con un muy fuerte candado, cuya llave tenía el Obispo: además de los guardas, que dentro y fuera tenía a su costa, sustentándoles de sus bienes, sin dejarle más que para su sustento. Así le tuvieron más de un año, padeciendo este caballero muchas molestias e inhumanidades, pagando por los propios términos que él fraguó en aquella misma ciudad contra su Adelantado” (Díaz). Esta descripción de cómo tienen preso a Cáceres, Espasa Calpe la hace coincidir no con este hecho sino con la prisión en un barco en el que Pedro de la Torre le pretende trasladar a España. Después de un año, pasan a Felipe Cáceres del monasterio a prisión, y cuatro días más tarde, se reúne el Cabildo, donde el gobernador, capitán general, justicia y alguacil mayor Juan Ortiz de Zárate hace público “que el señor don Fray Pedro Fernández de la Torre, Obispo de estas provincias, y Alonso de Segovia, su provisor, con las demás personas que para ello se juntaron, y prendieron en la iglesia mayor de esta ciudad de la Asumpción a Felipe de Cáceres, mi Teniente de gobernación en estas provincias, Martín Suárez de Toledo, vecino de esta ciudad, de su propia autoridad, temeraria y atrevidamente, el día de la prisión referida, tomó una vara de justicia real en la mano; y usando de ella, usurpó la real jurisdicción, donde después de tres o cuatro días, el Cabildo y regimiento de la dicha ciudad, viendo que convenía al servicio de Dios Nuestro Señor obviar el grande escándalo, y desasosiego de los soldados y gente que se había hallado en la prisión, nombraron y recibieron al dicho Martín Suárez de Toledo, por mi lugarteniente, de Gobernador y Justicia mayor de todas estas provincias” (Díaz), mientras se condenó a Cáceres a continuar preso hasta ser trasladado a España. Por orden del obispo Pedro de la Torre y Martín Suárez de Toledo, avisaron al capitán Rui Díaz Melgarejo, para que se encargase de llevar a Felipe de Cáceres y otros dos (Alonso Riquelme y otra persona cuyo nombre se desconoce) con él a Castilla en una carabela, en la que determinó el obispo ir personalmente a Castilla, acompañado por ochenta soldados. En 1573 partieron de la ciudad de Asunción, con el capitán Rui Díaz Melgarejo y el hidalgo vizcaíno Juan de Garay, a quien se le concedió facultad “para que hiciese gente, y saliese con ella a hacer una población en Sancti Spiritus”, que realiza llamando a la ciudad Santa Fe, en el día de san Jerónimo (1573). Mientras, fray Pedro de la Torre y el prisionero Felipe Cáceres prosiguen viaje a España, no se sabe si en las condiciones que expone Espasa Calpe, en las que el obispo Pedro de la Torre custodia personalmente al preso, “a quien tuvo atado con una cadena a su camarote de obispo”, pero a causa de un naufragio, en ese mismo año de 1573, muere el obispo en la costa de Brasil, mientras Felipe Cáceres logra quedar en libertad.

 

Bibl.: VV. AA., Diccionario Enciclopédico Abreviado, t. IV, Madrid, Espasa Calpe, 1954, 7 vols.; R. Díaz de Guzmán, Historia Argentina del descubrimiento, población y conquista de las provincias del Río de la Plata, escrita por Ruy Díaz de Guzmán, en el año de 1612 (en www.cervantesvirtual.com/servlet/ SirveObras/acadLetArg/68049485989571385754491/index.htm).

 

Miguel Héctor Fernández-Carrión

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