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Aniceto Fernández Alonso

Biografía

Fernández Alonso, Aniceto. Pardesivil de Curueño (León), 17.IV.1895 – Roma, 13.II.1981. Filósofo, teólogo dominico (OP) y hombre de gobierno.

A la edad de catorce años ingresa en el colegio-seminario que los dominicos tenían abierto en Corias (Cangas de Narcea, Principado de Asturias), donde completa los estudios de la enseñanza media. En 1914 viste el hábito de Santo Domingo e inicia el año de noviciado en el convento de la Orden de los Dominicos en Padrón (Coruña). El año siguiente emite su profesión religiosa en dicha Orden. Vuelve al convento de Corias para iniciar los estudios superiores de la carrera sacerdotal (1915-1917), que continuará en el convento de San Esteban de Salamanca (1917- 1921), donde obtuvo el título de lector en Teología.

El 19 de febrero de 1921 es ordenado sacerdote. Al terminar los estudios teológicos los superiores lo destinan a Madrid, donde se matricula en la Facultad de Ciencias de la Universidad Autónoma, licenciándose en Ciencias Físicas (1926). Su ulterior destino será el convento de Corias (1926-1932). Aquí enseña Ciencias y Filosofía Natural.

En 1932 es llamado por el maestro general de su Orden para impartir docencia en el Colegio Internacional Angelicum de Roma (1932-1946), haciéndose cargo de las asignaturas de Cosmología y Ciencias físicas.

Durante su estancia en este centro será decano de la Facultad de Filosofía y representará a su Facultad en congresos de París y Roma. En esta época, junto a un Curso de cosmología, publica una larga serie de artículos y colaboraciones sobre temas de Filosofía, donde ilustra con frecuencia su tesis de la unidad y mutua compenetración de las ciencias empíricas y de la Filosofía, formando un cuerpo armónico del saber humano.

A partir de 1946 su vida irá por otros derroteros. Primero será nombrado socio y vicario del maestro general de su Orden (1946-1950), y más tarde es elegido provincial de los dominicos de la provincia de España, cargo que ejercerá por espacio de doce años (1950-1962). Durante este tiempo fomentó las vocaciones religiosas, el estudio, abrió nuevas casas religiosas y nuevos campos de trabajos. En estos años de provincialato se funda en Madrid, con activa participación suya, la Confederación Española de Religiosos (CONFER), siendo presidente de la misma desde 1954 a 1962.

El Capítulo General de los dominicos celebrado en Toulouse en junio de 1962 lo elige maestro general de la Orden (1962-1974). Los inicios de su generalato coincidieron con los años del Concilio Vaticano II, participando activamente en las sesiones conciliares.

De espíritu tradicional, supo comprender con espíritu abierto los nuevos tiempos, y abrir con exquisito tacto su Orden religiosa a las nuevas exigencias de aquel concilio. Con este fin promovió y llevó a cabo con acierto la redacción de las nuevas constituciones de su Orden (1968). En los años difíciles del postconcilio “la personificación vital y dinámica del espíritu religioso dominicano en el P. Aniceto, ha tenido una influencia imponderable en la persistencia, la unidad y la autenticidad de la Orden de Santo Domingo” (Lebrato, 1981: 52). Durante su generalato el papa Juan XXIII elevó a rango de Universidad el Ateneo romano Angelicum de Roma (1963). Atendiendo a los deseos de autonomía de los pueblos y a la promoción de las iglesias locales se crearon bajo su mandato la provincia dominicana de Vietnam (1967), la de Filipinas (1971), el vicariato general de África Central (1963) y el de África del Sur (1968). Organizó en Madrid el Primer Congreso de Misioneros Dominicos (1973) que significó un potente impulso a la labor misionera de la Orden dominicana.

Con motivo del VII centenario de la muerte de Santo Tomás de Aquino convocó un importante congreso internacional sobre la figura y doctrina de Santo Tomás (Roma-Nápoles, 14-24 de abril de 1974), del que fue presidente. Este acontecimiento reunió más de 1.500 estudiosos del tomismo de cincuenta naciones.

Las actas de este congreso ocupan 5.000 páginas en nueve volúmenes, conteniendo cuatrocientas diez colaboraciones. Uno de los objetivos del congreso fue la creación de una organización internacional que aglutinara a los tomistas en todo el mundo, siguiendo la iniciativa del entonces cardenal K. Wojtyla, lo que posteriormente fue la Sociedad Internacional Tomás de Aquino (SITA), de la que A. F. fue miembro fundador.

Quien los conocieron de cerca destacan sus dotes de liderazgo y los rasgos del mismo: “Candor, honestidad, sentido de responsabilidad; visión (de futuro) combinada con la resistencia física y el coraje (tesón), sentido de interés y entrega por los demás; habilidad para motivar a la gente; integridad, disciplina y estabilidad personal; prudencia, carisma, justicia y veracidad..., así como otros requeridos en una persona que gobierna una Orden como la dominicana...: Fidelidad personal a las observancias regulares, empatía con cada uno de los hermanos, celo por los estudios y el apostolado y un ardiente amor por la Iglesia y por su Orden” (Lebrato, 1981: 54).

Después de terminar su generalato se retiró al convento de Santo Domingo y Sixto, donde tiene su sede la Universidad Angelicum de Roma. Todavía mantuvo en sus últimos años la inquietud que caracterizó sus primeros estudios sobre la unidad entre ciencias empíricas y filosofía.

 

Obras de ~: “El novísimo principio de indeterminación”, en Contemporánea, 6 (1934), págs. 72-80; “De primis intrinsecis corporum naturalium principiis”, en Act. Pont. Acad. Romanae S. Thomae Aquinatis et Religionis Catholicae, 3 (1936); “Scientiae et philosophia secundum S. Albertum Magnum”, en Angelicum, 13 (1936), págs. 24-59; “El concepto antiguo y tradicional de filosofía”, en Rivista de Filosofia Neo-Scolastica, 19 (1937), págs. 353- 374; “La théorie thomiste de l’unité de la science humaine”, en IX Congres International de Philosophie, vol. 5 (1937); “Naturaleza y unidad de la ciencia humana en la filosofía moderna y en el tomismo”, en Ciencia Tomista, 57 (1938), págs. 327-352; “Il problema delle relazioni fra le scienze e la filosofi”, en Angelicum, 23 (1946), págs. 169- 174; “Actualité et nécessité de la philosophie de saint Thomas dans la période postconciliaire”, en Revue Thomiste, 166 (1966), págs. 177-189; “Algunos criterios para el estudio del misterio de la Iglesia”, en Teología Epiritual, 10 (1966), págs. 167-176; “Aquinas after the council”, en Doctrine and Life, 16 (1966), págs. 587-600; “Il pensiero di San Tommaso nell’epoca postconciliare”, en Sapienza, 19 (1966), págs. 385- 398; “Il principi fondamentali della coesistenza e della cultura”, en Incontri culturali, 1 (1968), págs. 343-357; “Oggettivita dell’ordine morale”, en Idea, n.º 2 (1970), págs. 46-55; “Per una riconquista del sacro”, en Incontri culturali, 4 (1971), págs. 255-264; “Alcuni principi fondamentali della filosofia di Tommaso d’Aquino”, en VV. AA., Atti del Congresso Internazionale, vol. 9, Napoli, 1978, págs. 77-86.

 

Bibl.: J. R. Lebrato, OP, Padre Aniceto Fernández (Recuerdos y testimonios), Roma, Tipografía “Olímpica”, 1981.

 

Eliseo Rodríguez Gutiérrez, OP

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