Ramírez Dulanto, Santiago María. Samiano, Condado de Treviño (Burgos), 25.VII.1891 – Salamanca, 18.XII.1967. Dominico (OP), teólogo y filósofo.
Era hijo de labradores. Hizo los primeros estudios humanísticos, principalmente del latín, en la preceptoría de Treviño bajo un maestro licenciado. En 1908 ingresó en el Seminario Mayor de Logroño, donde perfeccionó las Humanidades y cursó la Filosofía.
En el verano de 1911, ingresó en la escuela apostólica de los PP. Dominicos de Corias (Asturias), como preparación para el noviciado. Sus compañeros le recordarán como muy estudioso y poco amigo del juego, dedicando los recreos a leer libros, como las obras de Balmes. Terminado el año de noviciado, hizo la profesión religiosa el 16 de agosto de 1912. Pasó luego al Convento de San Esteban de Salamanca para continuar sus estudios eclesiásticos. Se le convalidó toda la filosofía, pasando en septiembre de 1912 al primer curso de Teología. Enseguida, su lectura predilecta fueron las obras de Santo Tomás de Aquino. Sólo el año académico 1912-1913 estuvo en Salamanca. Los cursos teológicos de 1913-1917, los hizo en el Colegio internacional Angelicum de Roma. Terminó los estudios el 27 de junio de 1917 con el título de Lector y Licenciado en Santa Teología, defendiendo la tesis De quidditate Incarnationis.
En julio del año anterior, había recibido, también en Roma, el orden del presbiterado.
Terminados los estudios, inició inmediatamente su profesorado en el citado Colegio Angelicum. Explicó entre los años 1917 y 1920 varias disciplinas filosóficas: Lógica, Cosmología, Psicología, Historia de la Filosofía Moderna, Ontología y Crítica. Los años 1920- 1923 fueron dedicados a la enseñanza de la Teología Apologética (los tratados sobre la Revelación y sobre la Iglesia) y de la Teología Dogmática en el Estudio General de San Esteban de Salamanca. Era la teología dogmática la materia de sus preferencias, pues le ofrecía la oportunidad de profundizar lo más posible en la explicación racional de los dogmas cristianos. Él gustaba en traer a la mente aquella definición de la teología que da santo Tomás de Aquino en la Suma de la Teología, primera parte, cuestión 1, artículo 3: “como un trasunto de la ciencia divina, que, a pesar de ser una y simple, lo abarca todo”. Sin embargo, hubo de renunciar pronto a ese campo de sus preferencias para aceptar lo que determinaron los superiores: la explicación de la teología moral en la Facultad de Teología de la Universidad de Friburgo (Suiza). Ahí enseñó esa materia durante veintidós años, desde 1923 a 1945.
Él se decidirá preferentemente por la teología moral especulativa, sobresaliendo por la explicación exhaustiva de los temas fundamentales y adquiriendo fama de profesor eminente en ese terreno. Sus primeros artículos densos sobre esas materias en las revistas científicas consagraron esa fama. Una encendida controversia doctrinal mantuvo en esos años con el filósofo Jacques Maritain a propósito de la filosofía moral cristiana, a la que, por encontrarse directamente influenciada por la revelación sobrenatural, no la consideraba este filósofo como ciencia autónoma. Ramírez salió por los fueros de esa independencia, dividiendo en dos campos a los pensadores, filósofos y teólogos del mundo católico. Después de algún tiempo, se suavizaron las posiciones, inclinándose por la defensa de una verdadera autonomía.
El prestigio de sus investigaciones filosóficas movió al Ministerio de Educación Nacional español a pedirlo a la Orden dominicana para asumir la dirección del Instituto de Filosofía Luis Vives del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en Madrid. Ejerció esa dirección en los años 1945- 1947. Ramírez no se encontraba en su lugar y añoraba la paz de su convento, que favorecía más su vivencia religiosa y su investigación filosófico-teológica en el más recogido silencio. En 1947 renunció a ese cargo y fue asignado al Convento de San Esteban de Salamanca como Regente de los estudios de la provincia dominicana de España. Fue su destino predilecto, donde vivió feliz los veintidós últimos años de vida, colmando sus aspiraciones de meditación y observancia regular, de hombre de estudio y publicista. El 15 de noviembre de 1947 se elevó el Estudio General de San Esteban de Salamanca a la categoría de Facultad de Teología de carácter independiente, con la posibilidad de conferir los grados académicos a los miembros de la Orden dominicana. Fue nombrado director por seis años el padre Ramírez y recibió ese nombramiento otras dos veces, manteniendo también el de Regente de Estudios antes mencionado. Fueron esos años (1947-1965) de gran brillantez para la Facultad por el número de alumnos y por intensidad del estudio y de la investigación. Para Ramírez lo fueron de mucha actividad como profesor, conferenciante y publicista.
En el campo filosófico continuó sus publicaciones sobre la analogía y el concepto de filosofía. En el campo teológico inició la publicación de sus grandes comentarios a los tratados de la Secunda Secundae de Sto. Tomás con el libro en tres volúmenes en latín De hominis beatitudine. Una controversia le tuvo en el candelero de la vida filosófica española durante algunos años. En 1958 publicó, a petición del episcopado español, la obra crítica La Filosofía de Ortega y Gasset. La convulsión en el mundo universitario fue inmediata. Las protestas en la prensa diaria y en las revistas de pensamiento fueron numerosas, avaladas en general por los más representativos discípulos y admiradores de Ortega.
Ramírez respondió a todas esas críticas con diversos libros. Una actividad singular representaron para él los años preconciliares, conciliares y postconciliares.
Como teólogo de reconocida solvencia, fue nombrado miembro de la Comisión Preparatoria para los temas referentes a la fe cristiana. Formó parte luego de los peritos de la Comisión Teológica del Concilio, y fue el asesor continuo del maestro de la Orden dominicana padre Aniceto Fernández, que era padre conciliar. Intervino muy eficazmente en el mantenimiento de santo Tomás de Aquino como maestro en la formación filosófica y teológica del clero y en las precisiones en torno al tema de la colegialidad de los obispos en el magisterio de la Iglesia. En medio de sus trabajos conciliares pudo publicar su libro De Ordine.
Él coloca el orden en la clave del sistema tomista. La clave de sus libros es el orden: en el texto la concatenación ordenada de los temas y argumentos, y en el índice final como un resumen de la obra mediante la ilación lógica de los conceptos. Después de unos meses de dura enfermedad, murió. Fue enterrado en el Convento de San Esteban de Salamanca, junto a los restos de los antiguos maestros, en el llamado “Panteón de los Teólogos”.
Obras de ~: Doctrina política de Santo Tomás, Madrid, Instituto León XIII, 1951; El Derecho de Gentes: examen crítico de la filosofía del derecho de gentes desde Aristóteles hasta Francisco Suárez, Madrid, Ed. Studium, 1955; La Filosofía de Ortega y Gasset, Barcelona, Ed. Herder, 1958; ¿Un Orteguismo católico?, Salamanca, Ed. San Esteban, 1958. La zona de seguridad, Salamanca, Ed. San Esteban, 1959; Ortega y el núcleo de su filosofía, Madrid, Punta Europa, 1959; De ordine placita quaedam tomística, Salamanca, Ed. San Esteban, 1963; De episcopatu ut sacramento deque episcoporum collegio, Salamanca, Ed. S. Esteban, 1966; Introducción a Tomás de Aquino, biografía, obras, autoridad doctrinal, ed. actualizada por V. Rodríguez, Madrid, La Editorial Católica, 1975 (Biblioteca de Autores Cristianos. Minor, 36); Obras Completas, t. I-VII, Madrid, CSIC, Instituto de Filosofía “Luis Vives”, 1970-1974, y t. VIII-XI, Salamanca, Editorial San Esteban, Biblioteca de Teólogos Españoles, 1990-1995 (las más representativas son: t. I: De ipsa philosophia in universum [...], 2 vols.; t. II: De analogía [...], 3 vols.; t. III: De hominis beatitudine [...], 3 vols.; t. IV: De actibus humanis [...]; t. V : De passionibus animae [...]; t. VI : De habitibus in communi [...], 2 vols.; t. VII, De donis Spiritus Sancti [...]; t. VIII, De vitiis et peccatis [...], 2 vols.; t. IX: De gratia Dei [...], 2 vols.; t. X: De fide divina [...], 2 vols.; t. XI: De spe theologica.
Bibl.: T. Urdánoz, “P. Santiago Ramírez”, en Estudios Filosóficos, XVI (1967), págs. 581-586; VV. AA., Santiago Ramírez, O. P. 1891-1967: In memoriam, Salamanca, Ed. San Esteban, 1968; A. López Quintás, Filosofía española contemporánea [...], Madrid, La Editorial Católica, 1970 (Biblioteca de Autores Cristianos, 298), págs. 371-377; V. Marrero Suárez, Santiago Ramírez, O.P., Su vida y su obra, Madrid, CSIC, Instituto de Filosofía “Luis Vives”, 1971; R. Hernández, “Los veinticinco años de la Facultad de Teología de San Esteban de Salamanca”, en Ciencia Tomista (CT), 99 (1973), págs. 483-562; G. Díaz Díaz, “Ramírez de Dulanto, Santiago María”, en Hombres y Documentos de la Filosofía Española, vol. VI, Madrid, CSIC, Centro de Estudios Históricos, 1998, págs. 673b-678a; R. Hernández, “El Concilio Vaticano II”, en CT, 128 (2001), págs. 317-366.
Ramón Hernández Martín, OP