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José Pérula y de la Parra

Biografía

Pérula y de la Parra, José. Sesma (Navarra), 1830 – Mondariz (Pontevedra), 1881. General carlista.

Intervino en el alzamiento carlista a favor del conde de Montemolín (Carlos VI) en la provincia de Burgos en 1854, siendo capitán de Caballería de la partida de los Hierros. Fue apresado en 1855 y condenado a servir como soldado en Cuba durante ocho años. En 1858 fue amnistiado y regresó a España. Se alistó como voluntario en el Arma de Caballería en la campaña de Marruecos de 1859-1860, donde ganó la Cruz de Caballero de San Fernando y fue ascendido a oficial en los Tercios Vascongados. Con motivo de la sublevación de Carlos (VI) en San Carlos de la Rápita (1860), fue nombrado capitán de la Caballería carlista. Fracasado el intento, en el que no participó, regresó a Corella (Navarra) para ejercer el empleo de notario público durante varios años.

Con ocasión de la Revolución de 1868, se presentó en San Sebastián con su amigo, el conde Heredia-Spínola, y ofreció sus servicios a Isabel II mientras ésta estuviera en España. En 1870 se presentó al rey carlista Carlos (VII) en París, y asistió a la Asamblea de Vevey (Suiza) del 18 de abril de 1870. El 21 de abril de 1872, siendo teniente coronel de Caballería, inició la campaña con el general carlista Díaz de Rada, y luchó en Oroquieta frente a Moriones, en Puente la Reina y Unzué, regresando a Francia por no acogerse al Convenio de Amorebieta (24 de mayo de 1872).

Fue ascendido a coronel por sus servicios.

De nuevo, el 21 de diciembre de 1872, entró por Dancharinea (Navarra) junto con Ollo, Rada, Argonz, y otros veinticinco hombres. A los tres días, y con sólo cincuenta voluntarios, desarmó a los nacionales de Sesma (Navarra), apoderándose de armas, caballos y bagajes. Actuó como guerrillero y tuvo una gran popularidad en Sesma, Lodosa y otros lugares de Navarra. Asistió a las acciones de Salinas de Oro, Munárriz, Ulíbarri, Caparroso, Villafranca y Olcoz, todas ellas en Navarra. A comienzos de febrero de 1873 hizo una incursión por Álava y Vizcaya. Luchó en Miravalles y Elejabeitia. Este mismo mes creó un Regimiento de Caballería de la División de Navarra, gracias a su popularidad que compartía con Ollo y Radica. Fue el alma de la Caballería carlista, y estableció un taller de monturas en Legaría (Amézcoas, Navarra) para surtir de sillas y bridas. Participó en la batalla de Monreal. Entre abril y mayo realizó incursiones a Logroño, Burgos, y Álava, regresando con botín y sin perder un solo soldado. Regresó a Navarra y luchó en Allo, la toma de Estella, en la batalla de Montejurra (7 a 9 de noviembre de 1873) y luego en Somorrostro (Vizcaya, 24 de febrero de 1874). Durante el sitio carlista de Bilbao, se encargó de la defensa de Estella, mereciendo el ascenso a brigadier en junio de 1874. Fue jefe de la 2.ª División de Navarra.

Se distinguió en la batalla de Abárzuza (25 a 27 de junio de 1874), y participó en la acción de Oteiza y la expedición a Calahorra (Logroño), en la que hizo cien prisioneros y tomó más de trescientos fusiles.

De nuevo en Navarra, luchó en Carrascal (Unzué), donde ganó la Gran Cruz Roja del Mérito Militar, distinguiéndose en las victorias de Biurrun (1874), Monte San Juan, y en la famosa batalla de Lácar (Yerri, 3 de febrero de 1875), donde por su actuación fue ascendido a mariscal de campo.

En adelante, Pérula adquirió una importancia de primer orden en el campo carlista. Fue comandante general de Navarra, y el 1 de julio de 1875 sucedió a Torcuato Mendiry como jefe del Estado Mayor General del Ejército Real del Norte. Asistió al juramento de los Fueros de Vizcaya por Carlos (VII) en Guernica el 3 de julio de 1875. El día 7 fue derrotado en la batalla de Zumelzu (condado de Treviño, Burgos), aunque logró la brillante victoria de Lumbier (Navarra) el mes de octubre. Derrotado de nuevo por el general Quesada en Miravalles-Oricáin (Navarra), presentó la dimisión. Aceptada ésta y sustituido el 11 de diciembre de 1875 por don Alfonso de Borbón (conde de Caserta), en 1876 pasó a la Comandancia General de Navarra, rechazando a los liberales en Santa Bárbara de Mañeru (Navarra) el 30 de enero de 1876.

Cuando Martínez Campos entró en Vera (Navarra) el 20 de febrero de 1876, Pérula tuvo una conducta equívoca al permanecer inactivo en el Baztán, explicable quizás por cierto atolondramiento fruto de su temperamento fogoso y aguerrido. Por eso algunos carlistas le tildaron de traidor, aunque nada pudo probarse.

Lo cierto es que el Gobierno liberal alfonsino procuró la atracción de Pérula, Dorregaray, Mogroviejo y Bérriz, entre otros, pero sin éxito. Su amigo el conde de Heredia-Spínola le escribió el 10 de mayo de 1875, por medio del cónsul de Costa Rica en Pamplona, ofreciéndole gran cantidad de dinero, carta que Pérula remitió noblemente a Carlos (VII).

En Estella (Navarra), tuvo tratos con los alfonsinos, pero sin acuerdo debido —según parece— a sus exageradas pretensiones, quizás no carentes de ironía, lo que Melchor Ferrer calificó de traición moral. Sin embargo, en otra ocasión se negó a impulsar a don Carlos para hacer la paz salvando los Fueros. Según Brea y del Burgo, tampoco la escena de uno de los últimos días de febrero que narra El Estandarte Real (Barcelona, noviembre de 1891) constituyó un hecho probado de traición. Por último, en 1876 de nuevo recibió una nueva oferta, esta vez del acaudalado liberal navarro Nazario Carriquiri, que le proponía hacer la paz. Pérula le respondió: “No poseo más bienes de fortuna que mi honra. La mancha de infamia jamás cubrirá mi frente. Sangre navarra, de este pueblo de héroes, corre por mis venas. ¿Puedo ser traidor? Nunca. Bendiga Dios al destinado para hacer la paz y unirnos todos como hermanos”. Pérula publicó esta respuesta en El Eco de Navarra de Pamplona (jueves, 24 de mayo de 1877, n.º 176) frente a las calumnias de las que era objeto, añadiendo que nunca recibiría dinero por una supuesta traición, y que “no hay general en el mundo que con su espada pueda sostener un palacio que se hunde, lo cual se pretendía exigir de mí: el palacio se hundió como no podía menos de suceder y yo caí envuelto en sus escombros”.

Pérula, junto a Lerga y otros, atravesó la frontera de Francia por San Martín de Echevarri en febrero de 1876, con los restos de doce batallones navarros.

Residió en Burdeos llevando una vida muy modesta.

Regresó a Madrid, donde vivió de forma más modesta todavía, “habitando en una casa de huéspedes de las que pudieran calificarse de más que humildes (Calle de la Aduana, piso 3.º), en un cuarto por demás chico é insalubre”, según Brea. En algunas ocasiones asistió a la tertulia de su amigo, el conde de Heredia- Spínola. Para sobrevivir debió aceptar de Cánovas un sencillo empleo civil en La Habana (Cuba). Por motivos de salud regresó a la Península, donde murió pobre en los baños de Mondariz. Los historiadores afirman que fue leal a don Carlos (VII).

 

Bibl.: Biblioteca Popular Carlista, Barcelona, Imprenta La Hormiga de Oro, t. IV (octubre de 1895), págs. 79-92; t. XVIII (diciembre de 1896), pág. 42; t. XX (febrero de 1897), págs. 115-120; y t. XXI (marzo de 1897), pág. 73; J. Botella Carbonell, La guerra civil en España de 1872 a 1876 [...], t. I, Barcelona, Librería de Juan Oliveres, 1876, págs. 139, 164, 179, 211, 225, 240, 250, 357, 441, 442, 487, 550, 576, 586, 596 y 612-613; F. Hernando, Recuerdos de la guerra civil. La Campaña Carlista (1872-1876), París, Jouby y Roger, 1877, págs. 25-26, 43, 199, 398-399, 405-497, 413 y 417-418; A. Pirala, (...) Anales desde 1843 hasta el fallecimiento de don Alfonso XII, Madrid, Felipe González Rojas, vol. II, 1895, págs. 614 y ss., y vol. III, 1907, págs. 713 y ss.; A. Brea, Campaña del Norte de 1873 a 1876, Barcelona, Biblioteca Popular Carlista, 1897, págs. 20 y 507-511; R. Brea, barón de Artagan, Victorias de Carlos VII y de Cruzados modernos. Años 1873 y 1874. Odisea Republicana, Valencia, Sanchís, Torres y Sanchís, 19??, pág. 314; J. del Burgo, Bibliografía de las guerras carlistas [...], vol. III, Pamplona, Gómez y D. F. de N., 1955, págs. 217-218; M. Ferrer, Historia del Tradicionalismo Español, Sevilla, Editorial Católica Española, t. 27, 1959, págs. 29-30, 65, 108-110, 241, 253-255 y 261; t. 28, vol. II, 1959, pág. 259; Tercera Guerra carlista, Pamplona, Diputación Foral de Navarra, 1974, págs. 4, 14-15 y 22; J. Larrayoz Zarranz, Dorregaray, el general enigmático, Pamplona, Aranzadi, 1978, págs. 294-295; VV. AA., Diccionario de Historia de España, vol. III, Madrid, Revista de Occidente, 1969, págs. 252-253; J. del Burgo, en Gran Enciclopedia Navarra, vol. IX, Pamplona, CAN, 1990, pág. 121; VV. AA., Enciclopedia Universal ilustrada Europeo-Americana, vol. XLVIII, Madrid, Espasa Calpe, 1991, págs. 1316-1317; J. del Burgo, Historia General de Navarra [...], vol. III, Madrid, Rialp, 1992, págs. 751, 753 y 762-763; Carlos VII y su tiempo. Leyenda y realidad, Pamplona, Gobierno de Navarra, 1994, págs. 221, 228, 275, 282, 284-285, 288 y 295; J. Real Cuesta, “La emigración carlista de 1876 y la política de atracción de republicanos y moderados”, en Eusko-Ikaskuntza (San Sebastián), n.º 22 (1994), págs. 217-219; I. Urzainqui Miquéleiz, “Pérula y de la Parra, José”, en Enciclopedia General Ilustrada del País Vasco, vol. XXXVIII, San Sebastián, Auñamendi, 1994, pág. 57; VV. AA., Gran Enciclopedia de España, vol. XVI, Zaragoza, Enciclopedia de España, 2001, pág. 7977.

 

José Fermín Garralda Arizcun

 

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