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Manuel Sánchez Lamela

Biografía

Sánchez Lamela, Manuel. Puerto Rico, 18.VI.1822 – ?, 30.V.1896. Militar y caballero Laureado de San Fernando.

Fueron sus padres Pío Sánchez y Carmen Lamela de Torres. Se le concedió en septiembre de 1837 la gracia de cadete en el Regimiento de Infantería del Rey, en el que siguió sus estudios hasta que en mayo de 1838 recibió el empleo de subteniente, pasando a continuación a operar en el Bajo Aragón contra los carlistas, interviniendo en julio de 1839 en la acción de Alcañiz y al año siguiente en el sitio y toma del castillo de Aliaga y en la acción de la Cenia, pasando en octubre al Ejército de Cataluña.

Al término de la guerra permaneció de guarnición en Gerona y otros puntos de la provincia, pasando en febrero de 1842 a servir en el Regimiento de la Constitución, con el que en noviembre tomó parte en la pacificación de Barcelona, donde se adhirió al año siguiente al pronunciamiento contra Espartero, asistiendo en dicha plaza a la acción de San Andrés del Palomar.

En agosto de 1843 obtuvo el empleo de teniente de Infantería, interviniendo en el mes de octubre en el ataque al castillo de Montjuic de Gerona, en el que resultó herido de bala de cañón en la pierna izquierda, hallándose a fines de diciembre en el sitio del castillo de Figueras.

En junio de 1845 causó baja en su Regimiento y quedó de reemplazo en Madrid por habérsele concedido el pase al Arma de Caballería debido a la cojera que le había producido la herida recibida durante el sitio de Gerona, pasando a servir en ese año en el Regimiento de Alcántara y seguidamente en el de Lusitania, siendo trasladado en enero del año siguiente al de Carabineros de Borbón, con el que guarneció las plazas de Madrid y Alcalá de Henares.

En abril de 1847 se integró con su Regimiento en el Ejército Expedicionario a Portugal, hallándose en la ocupación de Lisboa y regresando en agosto a España, donde pasó a la plaza de Valladolid.

En 1848 persiguió a partidas carlistas en la provincia de Palencia y al año siguiente en la de Burgos, en cuya capital siguió de guarnición durante los siguientes años, pasando en abril de 1852 acantonado a Alcalá de Henares.

Se adhirió en 1854 al alzamiento nacional y luchó en la acción de Vicálvaro, recibiendo como recompensa el empleo de capitán y el grado de comandante. Dos años después se enfrentó en el mes de julio a la revuelta de la Milicia Nacional de Madrid en apoyo de Espartero, por lo que obtuvo como premio la Cruz de San Fernando de 1.ª Clase, Laureada.

A partir de julio de 1857 sirvió en el Regimiento de Lanceros de España en las plazas de Valladolid, Reus, Tarragona y Valencia, causando baja en él en febrero de 1863 al haber sido destinado a petición propia al Ejército de la isla de Cuba con ascenso al empleo de comandante.

A su llegada a La Habana fue destinado al Regimiento de Lanceros de la Reina, en San Antonio de los Baños, del que en agosto de 1867 fue trasladado al de Milicias Disciplinadas de La Habana por haber ascendido a teniente coronel, causando baja en él dos meses después al haber sido nombrado comandante militar de Sagua la Grande.

En febrero de 1868 pasó a la situación de reemplazo, dedicándose a partir de abril a la persecución de malhechores en las Jurisdicciones de Remedios, Sancti Spíritus y Morón, logrando erradicar en dos meses y medio a todas las partidas, volviendo a continuación al Regimiento de Milicias Disciplinadas de La Habana, al tiempo que desempeñaba el cargo de comandante militar y teniente gobernador de Morón. Al producirse en el mes de octubre el grito de Yara organizó una compañía de voluntarios en Morón y otra en Ciego de Ávila, siendo poco después reforzado con una compañía de infantería y veinticinco caballos.

El 4 de diciembre, al mando de una pequeña columna compuesta por unos ciento ochenta y seis individuos entre infantes voluntarios y caballería, salió en persecución de la partida de Chicho Valdés, que con quinientos hombres había invadido la Jurisdicción, a la que encontró protegida por varios atrincheramientos en el Potrero de la Ceja de Machado, consiguiendo, gracias a su pericia y conocimientos militares, que el enemigo abandonase sus atrincheramientos después de dos horas de fuego, tras haberles causado un gran número de bajas en sus filas. El teniente coronel Sánchez Lamela tuvo necesidad de batirse como un simple soldado, dando así ejemplo a su tropa, y por su decisión y arrojo causó en los insurgentes unos ochenta muertos, haciendo algunos prisioneros y apoderándose de 453 caballos, municiones, armas, banderas y pertrechos de guerra, quedando el enemigo completamente aniquilado y desmoralizado como consecuencia de esta importante victoria, teniendo la imperiosa necesidad de abandonar no sólo aquella Jurisdicción sino también las inmediatas, consiguiéndose así desbaratar la conspiración fraguada para entregar a los sublevados los puntos de Remedios, Sancti Spíritus, Morón y otros, valiéndole su heroico comportamiento en este hecho la concesión de la Cruz de San Fernando de 2.ª Clase, Laureada, por Orden de 5 de febrero de 1870.

En enero de 1869 desalojó a los insurrectos que se habían hecho fuertes en el Ingenio de la Caridad, al tiempo que les causaba muchas bajas, sorprendiendo al mes siguiente al cabecilla Silva en su campamento de las Mercedes, continuando en operaciones el resto del año y siendo recompensado su distinguido comportamiento con una Cruz roja al Mérito Militar.

Ascendido a coronel por méritos de guerra en julio de 1870, se le encargó restablecer la trocha militar del Norte a Sur de la Jurisdicción de Morón, trabajo que realizó con la mayor rapidez, haciéndose cargo a partir de marzo del año siguiente del mando de las dos líneas de puestos establecidas entre Morón y Júcaro. Tras haber concluido la construcción de diecisiete fuertes en la costa Norte y siete en la Sur, veintidós casas fuertes sin gasto para el Estado, un ramal telegráfico de cincuenta y seis kilómetros y un camino militar de veintiocho, causó baja en su destino y se hizo cargo de la Comandancia Militar de Cárdenas, en la que cesó en mayo de 1873 para pasar a la de Manzanillo. Los Ayuntamientos de Cárdenas y Morón le dieron un voto de gracias por su defensa de los intereses de estos territorios, dedicándole Morón una calle con el nombre de Lamela. En enero de 1874 se le concedió el regreso a la Península, pero interesado el Gobierno en contar con sus servicios en Cuba, consideró dicho viaje como si fuera realizado en comisión de servicio, para que así pudiese volver a la isla una vez concluidos los dos meses de licencia que le concedió.

Estuvo casado con Felicitas Rebollo Carpintero.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General Militar (Segovia), Secc. 1.ª, leg. S-1144.

A. de Ceballos-Escalera y Gila, J. L. Isabel Sánchez y L. Ceballos-Escalera y Gila, La Real y Militar Orden de San Fernando, Madrid, Palafox & Pezuela, 2003.

 

José Luis Isabel Sánchez

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